Capítulo 13.

CAPÍTULO XIII

A NEW BEGINNING

Para el vampiro morocho decir aquello era difícil. Honestamente lo era. Pero quería comenzar de nuevo, y hacer las cosas bien para sus hijos, para su Clan, para el mundo. Para él mismo. Sabe también que es difícil porque parece que toma ventaja de todo. De las circunstancias, del pasado, del dolor, del deseo de seguir adelante.

Mokomichi le mira fijamente. Quiere grabarse en la memoria esa expresión serena que no le ha visto mucho. Probablemente nunca, y era esa la primera.

— Esto sonará un poco, incómodo, pero ¿podría alimentarme de ti a partir de ahora?

— ¿Estás seguro? — Respondió de inmediato. — Quiero decir, lo que pasó antes podría suceder de nuevo, no sé si hay memorias en mi sangre que puedan ser desagradables para ti.

— Lo sé. Pero ¿podemos intentarlo? Si, si más recuerdos aparecen y no puedo manejarlo, me disculparé honestamente por orillarte a esto.

— No es que me niegue, pero tengo curiosidad, ¿por qué decides pedirme esto, ChangMin?

— Porque no quiero pedirle esto a ninguno de mis hijos. Y mi hermano con Yunho se alimentan mutuamente, no quiero abusar de la hermandad. — Respondió, evadiendo finalmente la mirada.

Puesto en palabras, sonaba a meras excusas.

Y ambos lo saben.

Que quizá lo que el vampiro morocho busque sean solo respuestas. Trozos de memoria que hasta él haya olvidado.

Vestigios que le permitan entenderlo todo, un poco mejor.

— De acuerdo. — Mokomichi dijo. — ¿Quieres tener algún ritmo particular?

— ¿Eh?

— Como horarios, o algo parecido. Para venir o buscarte.

— ¿Venir o buscarme? Vives aquí, como todos, Hayami.

— Pensé en mudarme. Con Nima.

Los ojos del vampiro morocho centellaron con algo parecido al enojo. Mokomichi se negó a pensar que fueran celos.

— ¿Mudarte con Nima? ¿Por qué? ¿El complejo no te agrada? Pensé, que estábamos comenzando a llevarnos realmente bien.

— No es porque no me lleve bien contigo o los demás.

— ¿Entonces? — El vampiro se arrepintió casi de inmediato de haber preguntado. Ya que antes Mokomichi ha dicho de varias formas que siente algo por él.

— Es porque durante mi visita a Inglaterra al conocer a mi Clan, comprendí un poco más el lazo que me une a Nima. Si estoy con él, también recuperaré mis habilidades sobrenaturales. Será como un entrenamiento.

— ¿No pueden entrenar aquí? A Derek no le molestará.

— El entrenamiento de un teriántropo no es igual a lo que hacen ustedes en tu Clan. Aunque respeto profundamente lo que Yunho hace como líder de las fuerzas especiales, igual que Derek.

— Así que te irás. ¿Incluso si te pido que te quedes?

Mokomichi sostuvo la mirada del vampiro. Sus intensas pupilas hacían flaquear su voluntad.

— ¿Quieres que me quede? ¿Solo por alimentarte, ChangMin?

Fue entonces cuando el menor de los vampiros Kim titubeó. Y su corazón dejó escapar otro latido. Como días atrás, cuando bebió de su sangre.

— No es solo por alimentarme. A Chiasa le gusta cuando estás cerca.

— ¿Entonces, por Chiasa? — Mokomichi lo sabe. Que una vez más está presionando. Pero esa vez a diferencia de antes, piensa que lo merece. Que está en su derecho a saber la verdad. A entender cuál es la razón de peso por la que el vampiro le quiere ahí.

— No. No es solo por alimentarme o por Chiasa. Tampoco es solo porque quiera sentirme más seguro si estás cerca y otro ataque de Luken llega repentinamente como antes en el Palacio. Hayami, yo quiero que te quedes. Pero no estoy seguro del por qué. Solo, quiero que te quedes cerca de mí. — Aclara la garganta y trata de apartar esas sensaciones extrañas de su cuerpo.

Sobre todo, ese dejo de culpa y remordimiento que le atiza el corazón.

Mokomichi sonrió internamente. No puede evitarlo. Se siente maravilloso. Se siente vivo. Especial. Se siente único.

Le importa a ChangMin.

— Me quedaré, ChangMin.

— Bien. Nh, entonces, tengo algunas cosas qué hacer con Reid. — Dijo. Escapando rápidamente de los intensos ojos marrones del japonés.

…

Por otro lado, cierto par de vampiros estaban teniendo un encuentro muy, muy apasionado.

Y todo porque, bueno, castigo es castigo, y cuando el Diurno se decidía a castigar a su amante por su caprichoso comportamiento, ni el Adalid del actual clan Kim tenía espacio para pedir una tregua. Lo que dejaba a Jaejoong, Adalid del Clan Kim, sin ningún soporte o apoyo alguno. Pero, realmente, no es que se queje. Si era esto lo que, de hecho, estaba buscando.

— ¡Ngh~! ¡Yunho! — Gime áspero.

Y arquea la espalda cuando un latigazo de excitación recorre su espina dorsal. El tintineo de cadenas hace eco en la habitación, y maldice entre gemidos cuando se da cuenta de que no puede liberarse. De que está a merced de la voluntad de su amante.

El moreno da un paso atrás, ha cumplido su objetivo. La correa de cuero con tres anillos recorre la extensión del miembro erecto del pelioscuro, y le da ese tortuoso placer pues cuanto más se excita, más se cierne alrededor de su carne; además, en la base tenía un anillo doble, mismo que además de comprimir su erección estimulaba sus testículos al vibrar alrededor de ellos.

No conforme con eso, Jung le ha privado de la vista, cubriéndole los ojos con una mascada color carmín, le tiene desnudo, con las muñecas encadenadas a la pared y poca libertad de movimiento, pues sus tobillos han corrido la misma suerte. De manera tal que brazos y piernas están extendidos, expuestos a la voluntad del Diurno, en cuya diestra porta un dilatador uretral de metal. Y, cual guinda en el pastel, la cavidad anal del Príncipe Kim estaba ocupada ya por cinco bolas chinas que vibraban entre sí en respuesta a sus desesperados movimientos.

— ¡Yunho~ mgh~! ¡Eres tan cruel!

— Si tú lo dices, Jaejoong. — Dice, torciendo una risa lasciva, relamiéndose los labios y recreándose la pupila.

— Vamos, quítame todo esto, sabes que quiero sentirte a ti, Yunho. — Gimotea, luchando inconscientemente por liberarse.

— Jaejoong, ambos sabemos que si revelaras tu naturaleza nocturna te librarías fácilmente de las cadenas. Lo estás disfrutando, ¿no es así? La sensación de sumisión te calienta demasiado, Jaejoong.

— Ngh~ a veces detesto que me conozcas tanto, Yunho. — Jadea, sonriendo lascivo mientras se lame los rojos labios y contrae su interior, saboreando las vibraciones de las bolas chinas. — Pero sabes, lo que tengo dentro no se compara para nada contigo, Yunho. Vamos, jódeme. — Añadió, con un tono sumamente coqueto y seductor.

— Todavía no, Jaejoong. ¿Dónde quedaría la intención del castigo si te doy lo que quieres?

— Ya podrías olvidarte de lo que pasó~.

— Me comparaste con Derek. No puedo dejarlo pasar así nada más.

— ¡Solo estaba jugando!

— Bueno, actualmente yo solo estoy jugando también. Antes de darte lo que realmente te gusta tanto. — Dijo, y fue justo en ese momento cuando comenzó a deslizar el dilatador uretral, al que le ha untado lubricante suficiente para que entre fácil.

— ¡Mgh~! — La intromisión no es dolorosa por sí misma. De hecho, lo que le ha provocado un espasmo es la sensación de invasión y la reacción de su cuerpo, expectante y sensible.

— Será mejor que te contengas muy bien, Jaejoong. No vas a poder correrte pronto. — Susurra en su oído, de pie detrás de su amante, el moreno mordisquea su lóbulo y lame dentro de él.

— Yunho~ no seas tan rencoroso~.

— O, claro que lo soy.

El Diurno paseó sus dedos por los costados del pelioscuro, notando sus estremecimientos, sus temblores. El dilatador uretral ha ido penetrando en el orificio de su pene por cuenta propia y ha llegado casi al final de su longitud. Jung asegura el anillo metálico alrededor de la cabeza fálica.

— ¡Yunho! — Y el pelioscuro gimotea un poquito desesperado.

— Te lo dije, es un castigo, Jaejoong.

— Ng.

— Ahora, pórtate bien.

El pelioscuro escuchó los pasos de su amante alejándose. Luego el tintineo de hielos sobre un vaso y un líquido ser vaciado. Adivina apropiadamente que su amante se ha servido una copa de vino. Y que disfruta solo mirándole temblar de placer y dolor. Jaejoong comienza a sentirse desesperado. No quiere solo ser observado. Quiere sentir, sus caricias, sus besos, sus lametones.

— ¿Vas a hacerlo, Jaejoong? — Cuestiona con una sonrisa bailando en sus labios.

El vampiro Adalid entiende lo que quiere decir.

— Es un castigo, ¿cierto? Si me opongo, no me darás lo que quiero.

— Correcto. — El moreno bebió de un trago su vino. Y mantuvo un cubo de hielo en su boca.

Cubo que deslizó por la piel desnuda y febril de su amante. El pelioscuro jadeó áspero, se estremeció y mordió su labio inferior. No iba a suplicar por más. Iba a seguirle el juego al moreno, pero a su manera.

— Abre la boca, Jaejoong. — Demandó con voz grave.

El pelioscuro obedeció, y aunque pensó que el cubo de hielo probablemente iría a parar a su boca. Lo que sintió fue un chorro de vino caer en ella y deslizarse por su garganta. Luego la lengua de su amante explorando a su antojo dentro, impregnándole las paredes bucales del sabor a licor, besándole efusivamente hasta que sus labios fueron mordisqueados haciéndole sangrar. Y la lengua ajena lamerle para sanarle, y beber de su sangre.

— Oh, me gusta la cara que estás poniendo ahora, Jaejoong.

El pelioscuro frunce el ceño de inmediato. Sabe de qué expresión está su amante hablando. De esa desesperación matizada en sus facciones. Y lo detesta un poquito.  Pero al mismo tiempo le pone.

— Es momento de torturarte un poco, mi sexy vampiro.

— ¡Mgh~! — Gime y arquea la espalda.

El Diurno ha sujetado el cordel de las bolas chinas y tirado de él lentamente, la primera bola sale expulsada de su cavidad anal, pero su anatomía le traiciona un poco, e inconscientemente contrae su interior tratando de evitar que le abandonen. La segunda bola sale con un poco más de resistencia. Pero las últimas tres lo hacen con más facilidad. La cavidad anal del pelioscuro se expande y se contrae repetidamente. Jadea y nota la tensión al frente, su pene rebosando de excitación duele y se sacude de placer a partes iguales. El vibrador uretral le impide correrse, al igual que los anillos alrededor de su extensión, y el que está alrededor de su base no para de estimularle los testículos por lo que su excitación le tiene al límite.

— Yunho, por favor~.

— ¿Qué, Jaejoong?

— Fóllame~, quiero tu pene delicioso pene dentro de mí.

— Si tan delicioso te parece, por qué no lo saboreas un poco antes, Jaejoong.

El pelioscuro siente la mano de su amante en la nuca y cómo le empuja hacia abajo. Por supuesto, sabe lo que sigue. El tintineo de las cadenas es fuerte, pero rápidamente han sido liberadas y sus manos se apostan en la cadera del moreno mientras su boca traga el erecto falo y su espalda queda en el ángulo apropiado para que los dedos del Diurno alcancen su intimidad y le profane con tres de ellos fácilmente.

— Ngh, ¿por qué liberaste tu naturaleza, Jaejoong?

El vampiro sonríe en pensamientos. Sus ojos cruzados de azul índigo ocultos bajo los párpados, su lengua enredándose afanosamente en el caliente tronco, sus colmillos rasguñando la sensible piel mientras su boca sube y baja masturbándole.

El chapoteo húmedo de ambas acciones inunda la habitación. Jung libera su naturaleza nocturna también, sus ojos que nunca han perdido el tono café a pesar de su naturaleza vampira, brillan con intensidad, sus colmillos desean el preciado néctar carmín de su amante.

— Ven aquí, Jaejoong. — Gime ronco, le insta a incorporarse y tras liberar las cadenas de sus tobillos, le levanta en vilo, perfilando su hombría en la dilatada, húmeda y caliente cavidad, empujando de una hasta el fondo.

— ¡Yunho~!

— Era esto lo que querías, ¿no?

— ¡Sí~! Muévete, hazlo fuerte y rápido, Yunho~.

Jung le empujó de nuevo contra el muro, y mientras las piernas de su amante le rodeaban la cintura, su pelvis arremetió contra su trasero salvajemente, penetrando profundamente con cada estocada.

— ¡Ngh~ angh~!

— ¡Mgh!

— ¡Yunho! — Gimotea temblando de pies a cabeza, de pronto Jung no solo ha golpeado su próstata, sino que ha ido hasta el fondo de su interior con fuerza bruta y se ha quedado ahí, apostado en su interior mientras le muerde el hombro y bebe de su sangre. — Ngh~.

La excitación y el dolor comienzan a ser insuperables. Kim necesita liberarse, pero los anillos y el dilatador uretral no le permiten llegar a su orgasmo.

— Yunho~ por favor, quítalos~. — Gimotea hablándole dulce, lamiéndole los labios, aunque de paso pruebe su propia sangre, moviendo su cadera suavemente en círculos, provocándole más placer también. Aunque él también sintiera lo mismo y su necesidad de liberarse creciera, tanto como su pene.

— Eres imposible, Jaejoong.

Sabiendo que ha perdido, Jung retiró primero el vibrador uretral, tirando del anillo que lo mantuvo fijo alrededor de la cabeza fálica. Pero aquello no era suficiente, aunque una gota de semen asomaba ya en la punta. Lo siguiente fue retirar los anillos de cuero alrededor del tronco. Cuando lo quitó, la carne no solo estaba caliente, sino que exudaba y las venas inyectadas de sangre se le antojaban poderosamente. Pero antes de retirar el anillo alrededor de la base, Jung finalmente llevó a su amante al lecho, empujándole en el le siguió, trepando en la cama serpenteó sobre su cuerpo, los tobillos de Kim se apostaron en sus hombros, sus manos alrededor de su cuello, gimiendo ronco unos minutos más mientras el moreno volvía a embestirle salvajemente hasta arrancarle una súplica aguda para que quitase el anillo de la base.

Cuando el último anillo fue retirado, el falo del vampiro pelioscuro dejó escapar una poderosa oleada de semen. La sustancia pegajosa, caliente y blanquecina chorreó hacia el frente, ensuciando el moreno vientre del Diurno, ensuciándose un poco también. Pero las embestidas de Jung no se detuvieron ni un poco, por el contrario aumentó el ritmo hasta que su semilla llenó, por primera vez, la cavidad de su amante.

…

Mientras la experimentada pareja de vampiros tenía una entrega apasionada y salvaje, uno de sus gemelos buscaba un momento completamente diferente junto a su novio.

Hyun Ki había insistido en hacer aquello, porque no conseguía sacarse la espinita de decepción al saber que el cumpleaños 18 de Tenshi había pasado desapercibido por todos. Así que, aunque ya hacía más de un mes, y unas semanas atrás habían pasado la tarde en tiendas departamentales buscando un presente adecuado, ya que Tenshi se había conformado con una modesta pulsera de pareja, el gemelo Jung había decidido hacerle una fiesta privada. Y celebrarle como se merece.

Por lo que, además de pedir a Reid permiso para usar las cocinas en el complejo, le ha pedido a su madre ayuda para preparar un pastel. Le ha tomado más tiempo del que imaginó, que le saliera delicioso y bien hecho, desde la base del pan, hasta las cremas para decorarlo.

A Jaejoong le había resultado demasiado tierno el comportamiento de su hijo. En cierta forma, era más humano y sensible de lo que él fue a su edad.

Finalmente, el gemelo Jung ha preparado todo en uno de los salones en el complejo, Reid le ha asegurado que ahí, nadie los molestará. Ha preparado platillos para comer, el pastel y hasta compró una botella de vino. Sería la primera vez que tomaría licor. Juntos.

— Vaya, realmente te esmeraste en prepararlo todo, Hyun Ki ah.

— ¿Tenshi? ¿Por qué estás aquí?

— ¿Eh? ¿No debería?

— No. Quiero decir, sí. Ng, me refiero a que se suponía que iría a buscarte. — Chasqueando la lengua, el gemelo Jung se siente un poquito frustrado porque parte de su sorpresa ha sido cambiada.

El híbrido sonrió, disculpándose quedito por la falta.

— Vi a tío Jaejoong hace rato y me dijo que me estarías esperando a esta hora.

— Ah, omma puede ser un poquito travieso.

— El pastel se ve delicioso.

— Yo lo hice. — Se apresuró a decir, inflando pecho con orgullo. Su novio se rio bajito. Y él aclaró la garganta porque, pensándolo bien, que un vampiro hornee pasteles. — ¡Joder! — Maldijo por lo bajo. — Eso fue tan poco varonil.

— ¿Puedo arruinarlo un poco? — Pregunta con mirada juguetona.

— Seguro.

El gemelo Jung sonríe honestamente cuando un poco de betún es untado traviesamente en su nariz. El menor Ogazawara se ríe de buena gana, y él toma revancha embarrándole también, aunque un poco más, en la nariz y los labios. El híbrido se relame, y luego pasea su lengua por la nariz de su novio. Sus bocas se encuentran decididamente después.

— ¿Podemos saltarnos la comida y pasar directo al postre?

— Bueno, ya que es como si fuera tu cumpleaños, tú mandas, Tenshi.

— En ese caso, definitivamente quiero comer este pastel primero, Hyun Ki ah.

La traviesa mirada del híbrido era transparente. Y la forma en que le empujó en una de las sillas dispuestas en la sencilla mesa para dos en el salón dejó entrever sus intenciones. Tomó un trozo de pastel con las manos y luego se sentó a horcajadas sobre su novio, el gemelo Jung no le soltó la mirada en ningún instante, enamorándose de cada uno de sus movimientos, de su mirada algo más viva, como si la llama que casi se extinguió tras la muerte de Kenryu, cobrara fuerzas de nuevo.

— Podrías desnudarte para mí, por favor~. — Solicitó con voz acaramelada.

E incluso si el gemelo Jung pensó que el pastel sería para embarrar alguna parte de su anatomía, mientras su novio permaneció sentado en su regazo y él se deshizo de su chaqueta de piel para luego desabotonar lentamente su camiseta verde esmeralda, pronto observó cómo el híbrido lamía y comía su pedazo de pastel, ensuciándose los labios y el mentón, dejando caer migajas sobre sus ropas.

Cuando el pecho del vampiro estuvo descubierto, finalmente otro trozo de pastel fue embarrado en él, como de hecho imaginó que sería por principio de cuentas. El híbrido sonrió divertido al verle cubierto de pan y betún. Pero la lengua limpiándole no llegó. Y una vez más comprendió que esa tarde, su novio no haría nada de lo que él esperaba. Al menos no en el orden en que lo imaginaba.

— Feliz cumpleaños, Tenshi.

— Gracias, Hyun Ki ah.

Pero aún así, lo que no perdía lugar, ni fuerza. Y crecía por el contrario, súbitamente, era el amor que se tenían. Y experimentaban las mil y una formas existentes para demostrárselo mutuamente. Incluso si esa tarde, mientras se volvían uno, Tenshi suplicaba por más, por un trato un poco más duro y menos tierno.

…

— ¿Es normal que no sepamos nada de Luken?

— ChulSoo, no te preocupes por Luken ahora. Si tío Yunho o tu padre no mencionan nada, es porque lo tienen vigilado.

— Bueno, no es que no confíe en mi padre y los otros. Pero, teniendo en cuenta que el ataque al Palacio del Este fue repentino y…

— Lo sé, ChulSoo, pero en verdad, prefiero que no te preocupes por eso.

— No puedo evitarlo, es nuestra realidad. Pero tranquilo, me estoy asegurando de no estresarme más de lo debido. Nuestro bebé está bien.

El híbrido suspiró para luego sonreírle y sentarse a su lado en el sofá mientras le ofrece una de las píldoras que Reid recomendó para el licántropo. “Es como el ácido fólico para las mujeres mortales”, había dicho el inteligente vampiro, así que ellos no dudan en tomarla. El ruido del televisor indicaba que estaban dando un show cómico, pero ellos realmente no estaban prestando atención a la programación.

— ¿Te has sentido bien?

— Sí. Todo marcha muy bien. Tengo náuseas matutinas pero mejora conforme transcurre el día. El único asunto que me preocupa es la libido.

— ChulSoo…

— No, de verdad, me preocupa no tener apetito sexual.

El híbrido soltó una risita mientras le pasaba un brazo por los hombros.

— ¿No debería ser yo el más resentido por eso, ChulSoo?

— ¿Qué? Da lo mismo. Y no te olvides de los genes que tengo. Soy un Park-Kim, recuerda. Mi libido debería andar por las nubes.

— Volverá, solo disfruta el embarazo.

— Pero me siento incompleto~. Es muy raro no sentir deseo. Es decir, si quiero sexo, pero cuando estamos en ello, ¡puf! Nada. ¡Me volveré impotente~! — Gimoteó, francamente desesperado.

— Ya, ya. Tranquilo, no va a pasar nada de eso. Te lo digo, solo relájate y disfruta. Seguro así como perdiste el apetito sexual, te vuelve. Solo hay que tener paciencia. Además, me encanta besarte, ChulSoo.

— ¿Sí, Kenji?

— Por supuesto. — Dijo, dejando un pico sobre los labios del gemelo Park.

— ¿Mucho?

— Muchísimo. — Aseguró, dándole muchos besitos.

— ¿Tanto como tener sexo?

— Exacto. Quién sabe, tal vez más. — Sonrió, dándole un beso un poco más largo y húmedo.

— Entonces, más. Bésame mucho más, Kenji. — Suspiró. De pronto más mimoso que nunca, demasiado sensible y vulnerable entre sus brazos.

Suspirando y jadeando incontables veces por cada uno de los diversos besos que le entrega. Haciéndole el amor de boca a boca.

…

Reid enredó una toalla alrededor de su desnuda figura, tratando de entender cómo es que, después de que despertara, ya estaba desnudo siendo acariciado y besado por todas partes por su amante.

— Eres más pervertido de lo que pensé, Derek. Me atacaste mientras dormía.

— ¿Estás quejándote, prettybboy? — Preguntó con una sonrisilla pícara, saliendo de la tina de baño sin preocuparse por cubrir su desnudez.

— Bueno, solo digo que eso no es justo. — Murmuró. Entre avergonzado y… No, solo avergonzado. Aunque el sexo había sido increíble. De eso no se queja para nada.

— Has estado metido en libros todos estos días. Y yo demasiado ocupado con la seguridad, misiones e interrogatorios. Por supuesto, iba a tomar mi merecido descanso haciéndote el amor, Reid.

— Pero al menos me hubieras despertado~.

— Eso hacía.

— ¡Desnudándome~!

— Pero funcionó, ¿no?

— Todavía pienso que es descortés, Derek.

— No esperes mucha cortesía de un vampiro como yo, prettyboy. Todavía tengo demasiados modales de Gladiador arraigados en mí.

— Mentiroso. Te he visto ser sumamente cortés. Particularmente cuando inocentes quedan atrapados en una batalla. Así que no me vengas con esos pretextos, eres un pervertido y punto. Como un íncubo.

— Un vampiro-íncubo, qué interesante, Reid. Creo que has leído demasiado.

— Cierto, sobre mis lecturas. ¿Qué estás haciendo?

— Escuchándote.

— ¿Mientras me besas? Derek, necesitamos hablar~.

— Como dije, te estoy escuchando. Soy un vampiro muy atento, prettyboy.

— Ngh, no~ no puedo concentrarme si me estás, provocando~.

— Entonces la charla tendrá que esperar.

Dijo, y tras levantarle en vilo, le llevó a la habitación, tumbándole en el lecho mientras lanza la toalla al piso y se acomoda entre sus piernas, perfilando su virilidad en la todavía húmeda y dilatada intimidad.

— ¡Nhh~!

— Mi semen todavía se siente espeso y caliente, prettyboy.

— Ahh~ Derek~. — Incapaz de decir nada coherente, el inteligente vampiro no tuvo más escapatoria que dejarse hacer.

Y esperar a que la libido de su gladiador amante disminuyera. Lo que no iba a suceder en las próximas horas.

…

A Nima no le extrañó el cambio en la decisión de su amigo teriántropo. Sabe que para Mokomichi tomar distancia de la familia Ogazawara, de ChangMin en particular, será un acto imposible de lograr a partir de ese momento.

— Aunque todavía no recupera sus memorias antes de involucrarse con el híbrido. De alguna forma, Hayami es ahora más un híbrido que un teriántropo. Todo lo que hay en su cabeza es el príncipe vampiro y su estirpe.

— Está bien, Nima. El camino de la transición es el adecuado.

— Dígame, Soleil, ¿estaba usted consciente de que esto pasaría? Y no se atreva a mentirme, por favor.

La elegante mujer de origen francés que se encontrara días atrás con Mokomichi, estaba en esos momentos en el departamento que Kanesaki había conseguido, a prudente distancia del complejo Moore.

— ¿Esto, Nima? ¿Te refieres al hecho de que Kenryu Ogazawara entregara su sangre a Hayami?

— Eso, y todo lo que ha pasado después de su encuentro.

— ¿Cómo podría yo saberlo a ciencia cierta, Nima? Mis dones mágicos no son tan poderosos. En tal caso, Enyd era extraordinaria. En esa magia, y cualquier otra. Su poder era inimaginable.

— ¿Por eso convenció a Hayami de que buscara la sangre de la Bruja de Jade y se la diera a la hija menor del vampiro?

— Yo no lo convencí, Nima. — La mujer dijo, mirándole de frente. Dejando la tasa de té sobre la mesa. — Pese a que puedes creer que todo lo mágico que sucede alrededor de Hayami, no he sido yo ni una sola vez. Sino el poder de mi hermana.

— Enyd murió hace décadas, y la pequeña apenas tiene dos años, no puede usar magia.

— No subestimes el poder de una bruja. Particularmente si su magia es la misma que la antigua Bruja de Jade.

— ¿Está diciendo que la niña ha manipulado a Hayami?

Soleil suspiró.

— Es una pena que todos, mortales e inmortales, asuman que una bruja por el simple hecho de poder usar magia, manipula todo a su alrededor. Enyd y yo, y cualquier otra bruja o brujo, no manipulamos nada, hacemos lo que la Tierra necesita para su propia subsistencia. Y Nima, deberías entenderlo mejor que ninguna otra criatura, ya que los tuyos nacieron directamente de la Tierra. Son las únicas criaturas sobre el planeta incapaces de reproducirse, Nima. Y hasta ahora, eran los únicos incapaces de experimentar sentimientos tales como el amor. Aunque al verte y observar a Hayami, me pregunto si ustedes están evolucionando.

…

Aunque el centinela había escapado de las impúdicas intenciones de su amante un par de días antes, esa noche había caído redondito en sus garras. Engañado para ir de misión se han presentado en uno de los antros en la ciudad donde uno de los clanes de vampiros usa el negocio nocturno como pantalla para alimentarse y encontrar posibles reclutas que transformar.

Originalmente la misión iba a ser tomada por Jung, e iba a llevar consigo a Lotus –para probarla–, pero Park le había pedido sutilmente –nótese cierto sarcasmo– tomar su lugar.

— Eres un pervertido total, Yoochun. — Gimió ahogado mientras la mirada negruzca de su amante le hacía saber que, esa noche, probablemente no le importaría montárselo delante de otras miradas justo en medio de aquel escenario en la pista de baile.

…

Mokomichi ladeó el cuello, aclaró la garganta y respiró profundo. Sería la primera vez que el vampiro morocho se alimentaría de su sangre desde que le pidió quedarse en el complejo Moore.

— No dolerá, lo prometo.

— Lo sé, hazlo, ChangMin.

La sensación de los colmillos enterrándose en su piel, rasgando piel y músculo, y las consecutivas succiones, provocaron un espasmo de extraño placer en el teriántropo.

Mientras ChangMin succionaba y sus ojos azul índigo oscurecían un poco más, beber la sangre lo hacía sentir más revitalizado. Esa vez, mientras succionaba la sangre de Mokomichi y una parte de él esperaba que otras memorias bombardearan su mente, lo único que sintió fue una fuerza fluir en su torrente sanguíneo y una sensación de tranquilidad que le hacía sentir seguro junto a él.

— Gracias, Hayami.

— Sí, cuando quieras, ChangMin.

Sus miradas se anclaron, y mientras sus cuerpos permanecían cerca, el calor que emanaba de ambos flotaba en el aire con el desconcierto que les latía en el corazón.

— ¿Viste algo? Yo no vi nada. — Mokomichi dijo, mientras inconscientemente sus dedos limpiaban el rastro de sangre en los labios del vampiro morocho.

— Nada. — Respondió. Mientras otro latido se escapaba de su corazón y sus ojos pedían algo que, tal vez, no era momento para recibir.

Mokomichi miró de hito en hito los labios y ojos del vampiro. Ambos pasaron saliva mientras nerviosamente sus cuerpos se acercaban todavía más y sus rostros quedaban a un palmo de distancia. Respirando el mismo aire.

— Hayami~.

— ChangMin.

Ambos podrían haber dicho muchas cosas. Pero ninguna de ellas brotó de sus bocas. No cuando ambas estuvieron ocupadas. Encontrándose por vez primera. Besándose.

…

— Ngh~ ¡Chun! — El centinela gimió, mareado en placer, sudoroso.

Mientras un montón de personas danzan en la pista de baile, y muchas de ellas están tan perdidos por sustancias ilegales y otras que vampiros usan para engancharles, el azabache no se ha conformado esa vez con colar sus manos entre los ajustados pantalones del centinela, profanar su intimidad con sus dedos o masturbarle al mismo tiempo.

No, esa vez Park ha ido a otro nivel, le ha rasgado el pantalón por la parte trasera, haciendo un orificio justo entre sus nalgas, y colado entre ellas un vibrador, que le provoca temblores de placer mientras el pene del azabache le penetra también.

— Sabes que esos gemiditos tuyos hacen que me den ganas de provocarte, baby.

— Chun, basta. No más, aquí no~.

Continuará.

P R O X I M A M E N T E

CAPÍTULO XIV

THE CALM BEFORE THE STORM