Capítulo 12.

CAPÍTULO XII. REVEALED TRUTHS

Contrariado por lo que parecían ser sus memorias, el teriántropo comenzó a sentirse nauseabundo, casi odiando esos recuerdos pues detestaba la idea de haberlo manipulado todo para llegar al vampiro morocho. En el mar de burbujas de tiempo se mostraba cuándo había sido su primer encuentro con el vampiro. Muy casualmente al mismo tiempo en que el vampiro conoció al híbrido Ogazawara, cuando su sangre híbrida todavía no despertaba y casi se consideraba un simple mortal, un paramédico de 24 años que acabara de toparse con ChangMin en un antro popular en Tokio.

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Cuando el vampiro morocho le arrastró fuera del antro hasta un callejón para advertirle que no era seguro que saliera de noche, el paramédico todavía se había mofado de la actitud, aparentemente, sobreprotectora del morocho.

Pero cuando fue obligado a marcharse una vez que tres siluetas emergieron de entre las sombras, Ogazawara ni siquiera pudo negarse, porque el sujeto lo tomó del brazo con fuerza, tanta que casi sentía que se le cortaba la circulación, y lo llevó casi a rastras fuera del callejón, corriendo por la calle, otras sombras, de menor estatura que las anteriores, pero igual peligrosas para el pelicastaño aparecieron frente al vampiro morocho.

— Príncipe ChangMin, está usted lejos de su territorio vampiro… — Un hombre corpulento con largas uñas en los dedos de sus manos y los ojos cubiertos por completo de negro, sonreía amenazante hacia el morocho.

— Hasta donde yo sé, tampoco es territorio lycan, así que puedo ir y venir por donde quiera por todo Tokio… — Mostrándose seguro y confiando en su propia destreza, ChangMin no se dejó amedrentar.

— Tienes razón. Por ahora, pero vale más que se cuide, Príncipe ChangMin, porque cuando el gran Zhang Yiang ruja ni la casta Kim sobrevivirá a su poder.

Entonces ese hombre y los otros tres que le acompañaban se transformaron en bestias de imponente presencia, con una altura superior a los dos metros, pelaje oscuro, hocico canino con filosos colmillos, rugiendo con una fuerza estridente que surcó las calles alrededor; un frío viento sopló de pronto y en lo alto podía verse una hermosa luna plateada que podría coronar una bella escena romántica y no ser testigo de una próxima batalla entre licántropos y vampiros.

Justo allí, en la azotea de uno de los edificios que cercan este callejón, una silueta se mantenía agazapada en el filo de la azotea, mirando hacia abajo. Sus ojos marrones estaban alerta a los movimientos de las bestias, listo para lanzarse al vacío y atacar. Pero una fuerza superior a él susurraba en su oído que se contuviera, que todavía no era su momento, que aparecer ahora sería contraproducente.

— Aguarda, Moko-chan, tu sendero todavía no puede cruzarse con el del Príncipe ChangMin. — El susurro venía de una voz joven y femenina. De una voz que, de alguna manera, resultaba familiar para este hombre.

Abajo, ChangMin y sus dos guardias también gimieron con ese peculiar sonido que nace en sus gargantas cuando su naturaleza vampiresa gobierna sus voluntades; y les crecieron un poco más las uñas de las manos, y sus armas estaban apuntando directamente a sus oponentes.

— La tregua aún es vigente… — Se escuchó una voz femenina, una bella mujer pelirroja, de ojos verdes y tez clara emergió de entre las penumbras detrás de los licántropos… — Pero no aplica a provocaciones.

— Nadie está provocando nada, Lady Lorna. —

El hombre en la azotea afiló la mirada, porque la pelirroja que acababa de unirse le era familiar. Vaya que sí, habían tenido un encuentro semanas atrás, un duelo en el que la loba había perdido por mucho. Pese a haberse enfrentado a un lobo promedio, mientras que ella había tomado esa figura bestial que identificaba a los de su casta lycan.

— Ella es un problema, Moko-chan. Me gustaría que te aseguraras de que ésta será la primera y última vez que el Príncipe ChangMin se encuentre con ella.

Y tras el susurro de aquella voz que casi sonaba como el viento, el hombre en la azotea la siguió, junto a los otros licántropos y los eliminó.

Mientras tanto, el vampiro morocho corría en busca de Ogazawara y sus destinos se enlazaban todavía más.

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Mokomichi todavía era incapaz de salir del estupor. Si estos eran fragmentos de su pasado, no quería tenerlos de vuelta. Seguía sintiéndose nauseabundo, culpable en variadas formas.

Sin embargo, su confusión fue en aumento cuando, tras prestar atención a otras burbujas de tiempo, su primer encuentro con el vampiro morocho parecía suceder de otra manera.

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Xinjiang, China

Linderos de las montañas Tian Shan

En aquellas tierras se encontraban Ogazawara y el príncipe ChangMin, ocultándose, como desde hace algún tiempo, de todo y de todos, moviéndose de ciudad en ciudad, y de país en país, sin permanecer por demasiados días en un solo lugar.

Ajenos a la mirada de un cazador que, furtivo, los miraba a la distancia. Tanto sus ojos como sus orejas han “mutado” por los de animales específicos; mientras que los primeros eran dorados como los de un búho y podía ver a la perfección a los “visitantes” en la montaña sin perderse cada uno de sus movimientos; las segundas en ese momento eran las de un felino, podía escuchar a detalle la conversación entre aquellos.

El cazador trepó hábil y silenciosamente en las copas de uno de los árboles en la montaña, aguzando todavía más sus sentidos, adoptó sigilosamente la apariencia de una pantera, se relamió el hocico y estuvo dispuesto a atacar. Este era, de momento, su territorio y no quería recibir la atención de los clanes de vampiros o licántropos.

— Aunque uno de ellos huele a vampiro, no puedo reconocer el aroma del otro. — Pensó el hombre transformado en pantera, sus orejas moviéndose diligentemente para continuar escuchando a los intrusos.

— ¿Tu padre no te buscará?

— No, tal vez pueda haber notado que no estoy, pero no le preocupará en absoluto mi ausencia.

— Cuando tenga hijos, les diré a diario cuánto los amo y cuán importantes son para mí… — El híbrido dijo de pronto. Y por alguna razón, el morocho se sintió extraño, casi ofendido o herido.

— Pues que tengas suerte. — Soltó con tono algo más agrio de lo que pudo pensar.

— No te molestes, ChangMin ah… — El pelicastaño trató de abrazarle, pero el morocho se le corrió.

— No importa… — Dijo mientras daba unos pasos más y se alejaba del otro. En realidad, sí que le importaba, porque si Kenryu quería hijos, él seguro no iba a poder dárselos, no biológicamente.

— Sí importa, porque esos hijos quiero tenerlos contigo.

— Si tienes claro que soy hombre, ¿verdad?

— Por supuesto.

La conversación se había extendido, pero algo en ella había sacudido el pensamiento del cazador. La pantera entonces se transformó en búho y el ave nocturna aleteó sigilosamente siguiendo los pasos de los intrusos. Sin embargo, pronto el viento susurró en sus oídos con una fineza súper-natural.

— Todavía no, Moko-chan. Si te acercas más que esto y ellos saben de tu existencia, todo será afectado significativamente.

La voz femenina le resultaba familiar, aunque no lograba relacionarla con nadie a quien conociera. Aún así, el búho aleteó entonces en sentido contrario, pero el olor del vampiro ya se le había quedado impregnado en el olfato. Y probablemente todo de él en cada uno de sus sentidos.

Y en adelante, sin importar qué forma animal tomase, instintivamente buscaba el aroma del vampiro. Más que eso, había comenzado a investigar sobre su identidad. Descubriendo en poco tiempo que se trataba de uno de los Príncipes del Clan Kim. Y, de alguna forma, terminó involucrándose desde las sombras en la travesía que llevó al Clan Kim a una serie de batallas contra otros clanes de vampiros y licántropos, contra Zhang Yiang y la misma Génesis, conocida como la madre de las criaturas de la noche.

Sin embargo, por cada vez que el hombre cambia-formas intentó involucrarse directamente, la misma voz femenina susurraba en su oído que no era su tiempo, que se alejara, que tomara distancia. Que su destino todavía no podía cruzarse con el del Príncipe ChangMin.

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— ¿Qué significa todo esto?

Mirando alternadamente en distintas burbujas de tiempo, Mokomichi se percató de que había al menos una decena de formas diferentes en las que él conocía al vampiro morocho antes de lo que consideraba su primer encuentro algunos meses atrás. Incluso había conocido al híbrido Ogazawara también, y no poco más de dos años antes, como creía que había sucedido.

No.

Se corrige mentalmente.

Nada de aquello tenía sentido ahora.

¿Cuáles eran sus verdaderas memorias? ¿En qué momento había conocido realmente al vampiro morocho?

Las dudas no paraban ahí pues, aunque al menos diez formas diferentes le mostraban cómo pudo conocer al Príncipe morocho, entre ellas más de la mitad, revelaban que no había escuchado los susurros súper-naturales, y que se había atrevido a manipular ciertos sucesos para aliarse con el Clan Kim, seducir al morocho y arrebatarle la vida que tiene hoy en día.

Es decir, había escenas en aquellas burbujas de tiempo, donde él se interponía en el romance entre el híbrido Ogazawara y el vampiro. La perturbación estaba por enloquecerle. Porque no conseguía entender qué demonios pasaba.

— ¡Maldición! — Gimió con el cuerpo tenso. El cerebro comenzaba a punzarle dolorosamente, y sus sentidos a embotarse entre tanta confusión.

De pronto escuchó unos pasos a sus espaldas, volvió la mirada de inmediato y se encontró con ella. De nuevo.

— ¿Chiasa?

— Hola, papi.

— ¿Qué haces aquí?

— Evitar que malinterpretes lo que ves. No tenía planeado que vinieras aquí antes de encontrarte de nuevo con tu clan, Moko-chan.

— Explícame, Chiasa. La voz que escuchaba en esas memorias, ¿era la tuya?

La joven bruja suspiró. Alargó la siniestra y tomó una de las burbujas de tiempo que flotaban alrededor del longevo roble. En esa burbuja en particular, se proyectaba la memoria exacta que el teriántropo consideraba verdadera. Encontrarse con el híbrido Ogazawara hace más de dos años. Con el vampiro morocho, unos cuantos meses antes.

— Te lo dije antes, Moko-chan. He visto suficientes futuros para saber que hay uno solo en el que todos estamos bien. Las memorias que ves aquí son las formas en que estabas destinado a conocer a mis padres. Pero si permitía el flujo natural de cualquiera de ellas, el final era devastador. En algunos de ellos yo no conseguía nacer, ni ninguno de mis hermanos. En otros, solo nacían los trillizos. Hubo uno en el que Tenshi se convirtió en lo que Katoh quería, y el caos que el Dragón Negro desencadenaba era terrible. Pero este universo es el mejor. Solo olvida que viste todo lo demás, Moko-chan.

— ¿Olvidarlo? Ya los he visto, Chiasa. ¿Cómo podré mirar a los ojos a ChangMin ahora? Estoy mintiéndole. Ni siquiera me permites decirle que te he visto así, como una adulta. Y creo que se le ha revelado tu niñez por accidente.

— Es verdad, no estaba previsto que mi madre te mordiera y fuera capaz de acceder a las memorias de tu sangre. Las había bloqueado muy bien, o eso pensé.

— Chiasa, qué estás haciendo.

— Protejo el futuro de este mundo.

— ¿A qué precio? Tu padre murió, Chiasa.

— Lo sé. — Los grandes ojos cobrizos brillaron con un sentimiento que el teriántropo no pudo descifrar… — Intenté salvarle muchas veces. Pero el final para papá Kenryu era el mismo. ¿Crees que no me duele su pérdida?

— No lo sé, Chiasa. Y ChangMin tampoco. Tu yo actual le ha permitido encontrarse con tu padre, ¿cuánto dolor crees que eso les ocasiona? ¿Y cuál es mi rol en todo esto? ¿Quién soy yo, Chiasa? — El teriántropo dijo, mirando a una de las burbujas de tiempo flotando cerca de la muchacha.

— Lo sabes bien, Moko-chan. Eres el primero, incluso llegaste antes que Génesis a este mundo. Mantuviste el anonimato porque los tuyos se sienten más cómodos así. Los teriántropos no se reproducen con facilidad, nacen de la Tierra misma, y poseen talentos que ninguna otra criatura de la noche o sobrenatural tiene. De la misma forma en que Nima está dispuesto a todo por mantener al Clan lejos de cualquier atención innecesaria, tú has hecho hasta lo imposible por ellos. La única razón por la que Nima preside el Clan, es porque tú mismo se lo pediste. Y la única razón por la que te elegí como mi padre tras la muerte de papá Kenryu, es porque eres el único sobre la Tierra que puede cambiarlo todo. Eras el único en quien la sangre de mi verdadero padre podía mezclarse.

— Has manipulado el tiempo a tu manera, Chiasa. ¿Eso es correcto?

— Te lo dije, papi, estoy dispuesta a todo por mi familia, mi Clan, la Tierra. Soy una bruja, el destino de la tierra está en mis manos. He vivido muchos futuros, pero el que sigue esta línea de tiempo es el mejor. Porque, aunque pierdo a mi padre Kenryu, conservo a mi familia y al Clan, además evito que Luken obtenga el poder y transforme al mundo en un ciclo continuo de caos y destrucción. Que conocieras a mi madre no fue casualidad, yo hice que sus caminos se cruzaran para que tú pudieras llegar a mí. Si no me dabas la sangre de la bruja de Jade no solo perecía esa noche, sino que la sangre terminaba en manos de Luken. No debes sentirte culpable, papi. Lo que has hecho, lo que haces y lo que harás, es por un futuro correcto.

— ¿Qué hay de los deseos de tu madre?

— También los he enfrentado. He vivido su enojo y su ira, sus reclamos. He vivido su rencor, su exigencia. Lo escuché muchas veces suplicarme cambiar el curso del tiempo para conservar la existencia de papá Kenryu. He enfrentado su dolor, su llanto, su depresión e incluso su muerte. Pero una vez más, eres el único que puede salvarlo. Eres mi papi, Moko-chan. — La joven bruja sonrió con un dejo de tristeza.

Ella sabe bien que de muchas formas no es correcto lo que hace. Pero está todavía más convencida de que debe hacerse así.

— Cuando salga de aquí, no quiero recordar todo lo que he visto y escuchado, Chiasa. Solo necesito una memoria, borra todo lo demás. Para siempre.

— Si hago eso, en verdad no vas a recordar más tu pasado. Quién eres, de dónde vienes, no podrás recordar tu entrañable amistad con Nima, o el primer amor que tuviste antes de mi madre.

— Es mejor así, Chiasa. Quiero recordar una sola vida. Y si es esta la que voy a vivir, entonces que siga su curso natural. No interfieras más. O estoy seguro que tarde o temprano algún futuro te dañará también. Ni siquiera tú, siendo probablemente la Bruja más poderosa de todas, podrás engañar al Tiempo.

La jovencita asintió. Y murmuró una disculpa cuando llevó las manos a la altura de su pecho y una brillante luz nació de él. Lentamente la luz se fue haciendo más y más brillante hasta que, como antes, cegó la vista del teriántropo. Luego la intensa luz explotó en miles de pequeñas lucecillas. Lucecillas que reventaron cada una de las burbujas de tiempo que flotaban alrededor del longevo roble.

Cuando Mokomichi abrió nuevamente los ojos, apenas recordaba por qué había venido a este lugar, admiró la imponente altura del roble y sonrió. Una sola memoria flotaba en su pensamiento. Y no recordaba su reciente encuentro con la joven Chiasa.

El destino, era mejor así.

…

Virginia, Estados Unidos

El actual líder del Clan Kim se tomó unos instantes a solas en una de las salas de comunicación del Complejo Moore. Después de mucho, mucho tiempo, se contactaba de nuevo con su padre.

— Querido hijo mío, sabes que comunicarnos es riesgoso para ti.

— Pero tenía que hacerlo, padre. ¿Cómo has estado?

— Todavía soy un vampiro recio. ¿Cómo están ustedes?

— Estamos bien. Nos estamos cuidando.

— Todos los clanes están hablando de lo escurridizos que se han vuelto. Y hay una orden oficial para ignorar el poder que alguna vez tuvieron el grupo Sentinella, VAKT y otras organizaciones menores. Todo aquel que se ve involucrado con ustedes está pasando a una lista negra, Jaejoong.

— Lo sabemos, papá. Estamos tratando de involucrar a nuestros amigos lo menos posible. Nos iremos de aquí pronto.

— No me digas más.

— ¿No acabas de decir que eres un vampiro recio? Vamos, papá, ¿cuántas veces escapaste de Katoh? Él pudo matar a los otros 6 grandes en el Concilio de Sangre, pero nunca pudo llegar a ti. Sé que estarás a salvo.

— ¿Cómo está ChangMin? ¿Cómo están los chicos?

— Ha sido difícil. Min Jee y Mi Young lo han sobrellevado mejor. Incluso Tenshi. Kenji y ChangMin son otra historia. Pero también lo están haciendo bien. Todos lo estamos haciendo, la muerte de Kenryu nos afectó a todos.

— Lo sé, Jaejoong. Pero la muerte de un ser amado, como tu hermano amó a Kenryu, es un dolor que nada ni nadie puede entender hasta que lo vive en carne propia.

— ¿Así como sufriste la muerte de mamá?

— Sí, Jaejoong. Aunque en su tiempo yo cometí demasiados errores por ello. Me alegra mucho que ChangMin cuente contigo y los demás. Así él no perderá la cordura como lo hice yo. Ni le hará daño a ninguno de sus hijos, de la misma forma en que hice.

Por un momento padre e hijo se quedaron en silencio, solo mirándose a través de un monitor. Por supuesto, había recuerdos dolorosos del pasado que era mejor mantener ahí.

— Padre, ¿alguna vez escuchaste el nombre de Mokomichi Hayami?

— No me es familiar. Por qué.

— No es muy importante. Te quiero papá, cuídate.

— No te preocupes por mí, asegúrate de que nuestro Clan no caiga, Jaejoong.

— Es una promesa eterna, padre. Aunque el Palacio del Este haya caído, el Clan jamás lo hará.

— Un palacio puede construirse de nuevo, pero cuando un Clan se extingue, no hay manera de revivirlo. Entiendes, ¿verdad?

— Por supuesto, soy hijo del Gran Won Dae, uno de los 7 grandes entre los vampiros.

…

Después de que ChulSoo y SooYun se negaran a acompañarlos en otro aburrido paseo en familia, castaño y azabache han terminado entrenando a solas en uno de los salones del complejo; en tanto sus gemelos optan por actividades diferentes. ChulSoo duerme con Kenji (literalmente, hace un par de días que el embarazo le tiene hiper-somnoliento, pero no preocupa pues Reid le ha asegurado que se debe a los cambios esperados en su anatomía después de que su cuerpo cambiara para tener la capacidad de concebir), y SooYun con Mi Young han salido a reconocer algunos puntos en la ciudad para reforzar la seguridad.

— ¿Y, qué ha sido de Nima?

— ¿Qué?

— No soy ciega, SooYun. Obviamente había química entre ustedes, nos siguió hasta aquí, y aunque no se queda en el complejo como todos nosotros, él siempre está alrededor de ti.

— ¿En serio? No me había percatado.

— Puedes intentar engañar a cualquier otra persona con eso, pero no a mí. Y estoy segura de que si le dijeras eso a tío Yoochun, él montaría en cólera. No parece un mal tipo, así que no veo el problema con que te guste.

— Nima no me gusta.

— Te traiciona la mirada. Y probablemente el instinto, ¿no?

— El amor no es cuestión de instinto, Mi Young.

— Oh, yo no mencioné nada sobre amor antes, SooYun.

— Ng.

— Te ha traicionado el inconsciente~.

— No me molestes.

La trilliza sin embargo se rió de buena gana. Incluso si todavía todo era tensión para el Clan, era grato saber que a pesar de todo, cosas como “enamorarse” o sentir atracción por alguien sucediera en el clan. Está feliz por la atracción de su hermana por Lotus, y lo está también por SooYun hacia Nima.

— También me gustaría enamorarme.

— ¿Eh? — La gemela Park elevó una ceja, mirando inquisitiva a su amiga.

— ¿Qué? ¿No puedo? ¿No debo?

— No es como si estuviéramos en una época para pensar en eso, Mi Young.

— ¿Por qué? ¿Por Luken? No me importaría. Por el contrario, estoy segura de que el amor, o la atracción instintiva, es parte de lo que impulsa y motiva al Clan para mantenerse en pie.

…

Un par de días después, Mokomichi regresó a la ciudad. Y visitó el Complejo Moore para ver a la familia Ogazawara. Chiasa le ha recibido con algarabía, enredando sus infantiles manos en su cuello.

— ¡Tardaste mucho en volver, Moko-chan!

— Lo siento, tenía que visitar un par de lugares antes de regresar, Chiasa.

— ¿A dónde fuiste?

— A Europa.

— ¿Fue divertido? ¿Hubo algo que fuera más interesante que estar aquí? ¿Más importante que mami?

El teriántropo aclaró la garganta. Y es que la inocente pregunta de la pequeña no solo era un poquito indiscreta, sino que había llegado justo cuando el vampiro morocho llegaba al recibidor del complejo, escuchando perfectamente a su hija. Los ojos de ambos hombres se encontraron, y las prietas mejillas del vampiro se colorearon sutilmente.

— Chiasa, no debes ser insistente con Hayami.

— ¡Mami~! ¡Chiasa no preguntará más si no es correcto! — Soltándose del abrazo con el teriántropo, la pequeña corrió entonces a brazos de su progenitor, mirándole con tierna seriedad.

— Buena niña, Chiasa no debe hacer esas preguntas a Hayami, es de mala educación.

— Chiasa será buena niña entonces. — Dijo, convencida de sus palabras, sellando los labios y haciendo una promesa de meñique con su progenitor. — Chiasa irá a jugar con Tenshi ahora~. Tenshi dijo que había comprado libros nuevos para Chiasa~. — Dijo, y en un parpadeo el pequeño torbellino lleno de energía cruzó un pasillo, siguió por un par de puertas transparentes hasta que torció a la derecha, hacia la biblioteca donde seguro encontraría a su hermano.

— Bienvenido, Hayami. — El vampiro morocho finalmente dijo.

— Estoy de vuelta, ChangMin. — Mokomichi sonrió flojito.

Aunque estaba feliz con este recibimiento, algo en su pecho se sentía incómodo.

— Supe que estuviste fuera del país.

— ¿Lo supiste?

— No subestimes la capacidad de Yunho para saber dónde estamos todos. — Dijo, sonriendo con un dejo de burla.

Mokomichi le devolvió la sonrisa.

— Francia resultó interesante.

— ¿También Inglaterra? Parece que te reuniste con Nima ahí.

— Teníamos algunas cosas de las qué hablar.

— ¿Visitaste tu clan? ¿Recordaste algo?

— Visité mi Clan. Pero no recordé nada en particular. Aunque fui bien recibido.

De pronto el silencio se instaló entre los dos. Mokomichi no quería decir más. El vampiro no se animaba a preguntarle tampoco. Sin embargo, tenía una petición que hacerle.

— Hayami.

— ¿Sí?

…

— Yunho~ no puedes seguir enojado conmigo~.

— No estoy enojado, Jaejoong.

— Pero no quieres tener sexo conmigo.

— Te estoy castigando.

— ¡Porque estás enojado~!

— En realidad no. Pero un castigo es un castigo. Me estoy conteniendo hasta el límite, Jaejoong. Así que mejor prepara tu cuerpo, porque cuando te levante el castigo voy a hacerte el amor hasta que supliques por descanso.

El vampiro pelioscuro sonrió ampliamente, con sus ojos negros brillando con entusiasmo. Y caminó seductoramente hacia su moreno amante.

— Yunho ah, cuánto falta para que llegues a tu límite, ¿mh?

— Joder, Jaejoong. — Levantarle en vilo y empujarle contra el escritorio de trabajo, morderle los labios y rasgarle la ropa.

Ciertamente, su límite ha sido rebasado desde hace un rato.

…

— Vámonos de antro, Junsu ah.

— ¿Eh? ¿Por qué de pronto? ¿Tenemos algún objetivo que seguir, Chun?

— Bueno, sí, también es eso.

— ¿Eh?

— La verdad es que tengo ganas de hacértelo en un antro.

— ¡Chun!

…

HyunShik rodó sobre el lecho, respirando agitadamente mientras su novio se levantaba en busca de sus pantalones pues su móvil hace tiempo había estado vibrando, pero él se había dignado a ignorarlo pues no se trataba de una emergencia (lo había configurado estratégicamente para no ser interrumpido en su sesión de placer con el gemelo Jung).

— ¿Es papá?

— No. Son unos compañeros del grupo al que pertenecía.

— Oh, otro ninja. ¿Qué necesita de ti?

— No es importante.

El ninja dijo, lanzando su móvil al mueble a lado de la cama, trepando al lecho luego, yendo directamente por la boca de su joven novio. El gemelo Jung se dejó hacer sin poner ni una poquita de resistencia, y mientras se besaban larga y fogosamente, invirtió posiciones, dejándole debajo, él moliendo su trasero contra la pelvis del mayor, provocándole de nuevo. Todo para, tras asegurarse de tenerle excitado, saltar veloz y atrapar el móvil de su novio, desbloquearlo con habilidad y revisar los textos recibidos.

— ¿Recuerdas a esta escultural modelo? ¡La encontramos el otro día y nos pidió tu número! Si ella te llama, atiéndela. No creo que tengas diversión trabajando para el Diurno ahora.

Adjunta al texto, la imagen de una escultural mujer de facciones europeas hizo que el gemelo Jung enarcara finamente una ceja.

— Deja eso ahí, HyunShik.

— ¿Quién es la tipa?

— No es nadie.

— Tu antiguo compañero no piensa que sea nadie, debida la naturaleza de sus palabras y las insinuaciones implícitas. Además, se está metiendo con mi padre, y me está faltando al respeto.

— No te exaltes, no es como si tu relación conmigo fuera de dominio público, HyunShik.

— Me aseguré de besarte muchas veces en la calle, ¿sabes? No es posible que un ninja como tú no sepa de nuestra relación.

— A él solo le gusta fastidiar. Seguramente me envió ese texto esperando que tú lo vieras.

— Pero conoces a esa mujer, ¿no?

— Sí, en realidad es ninja también.

— ¿Te gustaba?

— No. Ya te dije, no es nadie importante.

El gemelo achicó la mirada. Por supuesto, está celoso y no se fía.

— ¿Qué? ¿No te lo he demostrado, HyunShik? ¿Me arriesgaría a morir en manos de Jung Yunho, por una aventura con su hijo?

— No.

— Exacto. Así que deja de hacerte ideas tontas y vuelve a la cama, me dejaste duro como piedra y no ha bajado ni de broma.

El gemelo sonrió, ciertamente tuvo un pequeño desliz por celos, pero estaba dispuesto a dejar que su novio le demostrase mucho más, cuánto le amaba. A él, y a nadie más que a él.

…

Derek levantó a Reid en brazos, el inteligente vampiro se había quedado dormido sobre los libros que estaba consultando desde hace días, sin pegar ojo en ningún momento. Así que era normal que su cuerpo, todavía sin acostumbrarse a una vida como vampiro, cediera al cansancio.

Tenshi y Hyun Ki le han despedido en silencio, y mientras él salía de la biblioteca con su amante aferrado a su cuello, la pequeña Chiasa entraba sonriendo radiante hasta abalanzarse sobre su hermano.

— ¿Por qué tan contenta, Chiasa?

— Moko-chan regresó~.

— Oh.

— ¡Y mami estaba feliz de verlo también!

Continuará.

P R O X I M A M E N T E

CAPÍTULO XIII

A NEW BEGINNING