sábado, 27 de julio de 2019

Bonus 2


BONUS
CLAN PARK-KIM

De mano de la restauración, el Clan Park-Kim también se mudó a una residencia en la zona más central de la ciudad, SooYun y Chung-Hee les siguieron los pasos, manteniéndose bajo el cobijo de sus progenitores. Sin embargo, y de forma natural, ChulSoo con Kenji y sus hijos se mudaron al todavía popular barrio de Itaewon.

Desde las merecidas vacaciones que la familia se había tomado días pasados y la noticia que cayó como bomba para el alfa de la manada al término de éstas, el ambiente en casa era un poco tenso. La relación de SooYun con Kanesaki ha tomado en sorpresa a Yoochun, y por qué no decirlo, le hacía sentir un tanto ridículo después de cómo se dieron antes las cosas. Sin embargo, tras la consecuente charla con Junsu, él no tenía más argumentos para negarse, claro, como padre los celos y la preocupación por la vida de pareja de su hija eran el principal motivo, pero no suficiente.


Kanesaki incluso se presentó ante él para pedir formalmente salir con su princesa. Había soportado estoicamente un duelo de alfas (no podía evitarlo, Park tendía a resolver diferencias de poder mediante la pelea física), y demostrado que era digno de cuidar y proteger a su hija en el futuro. Además tenía un trabajo que se adaptaba bien a su apariencia, fiscal de distrito. Y no extrañaba la rápidez y facilidad con que había logrado tal cargo, después de todo era un teriántropo inteligente con experiencia suficiente para moverse en el mundo de los mortales. De momento tenía su propio piso en una zona residencial, haciendo planes con SooYun sobre ir lo suficientemente lento para que se conocieran antes de pensar siquiera en vivir juntos.

Pero aún con todo eso, el alfa Park no se sentía cómodo en casa. Porque de pronto se sentía algo solitaria, no había rastros de cachorros en ella, sus tres hijos son perfectamente adultos. Incluso sus nietos lo eran ya, o casi estaban ahí, todavía se comportaban como cachorros de vez en cuando. Ajustarse a este nuevo tipo de vida le estaba costando más de lo que podía explicar. SooYun incluso ha entrado a la universidad, siguiendo los pasos de sus hermanos y primos, hasta sus sobrinos (reales y políticos) han pasado los exámenes para ingresar; comenzando una vida normal.

Junsu pasaba gran parte del día en la organización, que finalmente ha sido nombrada como TINDÓMË (el crepúsculo estrellado en el que las criaturas de la noche siempre encontrarán refugio). como consejero en el diseño de los programas de entrenamiento, estaba más inmiscuido en la parte administrativa que en la práctica, sus horarios eran tan cerrados que, a menos que lo planearan, en el trabajo no se veían. Y en casa, llegaban con tiempo para charlar con sus hijos, preparar los alimentos del día siguiente, tontear un poco en la ducha, otro poco en la cama, dormir y volver a empezar.

Para Yoochun esa rutina era un fastidio, no solo no se acostumbraba a la madurez de sus hijos, sino que además su vida sexual estaba limitada. A nada de explotar. En el más lascivo sentido de la palabra.

— ¡Carajo! — Park rugió, tan distraído que incluso el latigazo de un rifle francotirador le sacudió e hizo fallar su tiro.

Sus pupilos miraron en silencio, Park era conocido por perder fácilmente el temperamento cuando claramente estaba de mal humor, por lo que era mejor no provocarlo.

— Por ahora practiquen solos, asegúrense de no perder la concentración, recuerden que errar al blanco es equivalente a poner en riesgo una, diez, cien o miles de vidas.

— ¡Sí, señor!

Park salió del campo de tiro, llamó a Jung para ver si podían escapar del trabajo e ir por una copa. A Kim ni siquiera le marcaba en momentos como aquel porque su amante le había prohibido tajantemente distraerle en horas de trabajo por razones como aquella.
Y Jung, bueno, básicamente decide lo que hace y deja de hacer con su tiempo. No era como si no pudiera tomarse un descanso para tomar una copa con su amigo, de todas formas también sentía ganas.

— No es propio de ti, Yoochun.

— ¿Tomar de tarde?

— Contenerte.

Park gruñó. Jung bebió su copa de vino. Aunque con sangre de su amante sabría mejor al gusto.

— ¿Tú y Jaejoong tienen una buena vida sexual?

— Perfecta. ¿Qué tiene que ver mi vida con la tuya?

— Junsu luce cansado todos los días. Me estaba preguntando si Jaejoong y tú no le han dejado demasiada tarea cada día.

— Nuestras tareas son diferentes, lo sabes, así que no trates de echarnos la culpa. De todas formas, Jaejoong también ha estado muy ocupado como Adalid del nuevo Concilio de Sangre. Y sabes también que Junsu está apoyando en la instauración del Canon de lycans, ya que tú terminas peleando con cada alfa en otros clanes antes de poder establecer una conversación racional.

— Tienes un punto irrefutable ahí.

— Ya sé que eres temperamental, Yoochun pero, de casualidad ¿tu falta de sexo es causa de tu excesivo mal humor?

Park gruñó, bebió otro trago y tras meditarlo un segundo, su silencio fue tomado como afirmación. El Diurno no supo si reír o tenerle compasión a su amigo, pero al final se inclinó por el compañerismo.

— Le daremos a Junsu un par de días libres, hablen y tengan los acuerdos que necesiten para que todo marche bien. No te aparezcas por aquí hasta que puedas controlar tu temperamento pulcramente, Yoochun.


Casi reñido por Jung como un padre a su hijo, Park volvió a casa a la hora de siempre, esperó por sus hijos y les pidió cuidar de la residencia los siguientes días.

— ¿Vas a tener alguna especie de luna de miel con omma? — SooYun preguntó con una sonrisita.

— Sí, algo así.

— ¿Es necesario que se vayan? ¿No pueden tener sexo en casa? — Chung-Hee, que todavía no ha captado del todo cómo medir sus palabras, preguntó aquello con soltura.

— Los cachorros como ustedes no deben tener tal ejemplo ahora.

La gemela y el menor miraron inquisitivamente a su padre. Luego la muchacha entendió la razón.

— Papá, después de todas las ocasiones en que ChulSoo y yo les escuchamos en ello, es un poco tarde que quieras evitarlo solo porque estoy saliendo con Nima, y Chung-Hee con Kentaro. Además, no es como si hubiera algo qué salvar ahora.

— Ya sé que con ese bastardo tuviste tu primera vez, pero fue por el celo ¿no?

Una silenciosa pausa.
La venita en la sien de Park palpitando.
El lobo menor mirándoles de hito en hito.

— Sí, papá~.

— ¡Con un demonio! ¡¿Estás teniendo sexo con Nima?!

— No te exaltes papá.

— ¿Qué no me exalte? El muy maldito juró que irían lento.

— Pero nunca dijimos nada sobre no tener intimidad. Además, nos estamos cuidando, por las dudas.

La venita de Park estaba palpitando con un poco más de furia.

— ¿Está mal tener sexo con la persona que nos gusta? — El menor preguntó, mirando específicamente a su progenitor.

Justo en ese momento el castaño iba entrando en casa, al ver la escena parpadeó varias veces. ¿Por qué estaban los tres de pie en la sala? ¿Y por qué la respiración de su amante estaba alterada? ¿Mientras el pulso de sus hijos estaba sereno?

— ¿Estás teniendo una charla indecente con los chicos, Chun? — Kim se animó a preguntar.

— ¿Yo? Para nada, Junsu ah. ¿Qué traes ahí? ¿Cena?

— ¿Esto? — Mostró un bolso de papel, que lucía considerablemente abultado. — Es un regalo de Jaejoong.

— Oh.

— Sí, al parecer está preocupado por mi vida íntima.

— ¿En serio? — Park aclaró la garganta, ligeramente nervioso por lo que, presiente, será un arranque de enojo de su amante.

— Muy en serio, parece ser que cierto lobo pervertido fue y le contó a cierto vampiro sin pelos en la lengua que habló con su amante buscando consejo sobre cómo apoyar a sus amigos. Y bueno, Jaejoong tan bondadoso como siempre, me regaló y recomendó estos juguetes, asegurándome que debería aprovechar esas noches reservadas en una villa para consolidar mi lazo con mi solitario lobo.

— Junsu ah, te lo voy a explicar detalladamente, pero no quieres que lo haga delante de los chicos, ¿verdad?

El castaño lo fulminó con la mirada. Luego suavizó su expresión e invitó a sus hijos a ayudarle a prepara la mesa para la cena.

Presiento que no me va a dejar tocarle ni un pelo. — Suspiró, siguiendo a su familia a la mesa.

— Pero, no recibí mi respuesta. — Dijo de pronto el menor.

Park se atragantó con su bebida, la muchacha se preguntó si tendría que hablar nuevamente con su hermano y enseñarle sobre la prudencia. Kim miró de hito en hito a su hijo y amante.

— Chun.

El azabache aclaró la garganta antes de hablar. Su amante le estaba inquiriendo con la mirada. El menor estaba expectante.

— Solo por información, Chung-Hee, ¿has tenido sexo con Kentaro?

— No. Pero él quiere, y yo me he estado preguntando si está bien hacerlo. Desde que acepté salir con él cuando nos besamos se siente mucho mejor que antes, y tocarnos mutuamente ya no me satisface.

Park rompió la copa de cristal inconscientemente.
Kim parpadeó lindamente. No es como si no supiera que su hijo y el joven Jung-Ogazawara estaban explorando su sexualidad. Pero que lo dijera así sin más, si le sorprendía. Antes se medía bastante sobre lo que decía, particularmente con su padre, pero desde que todo pareció estabilizarse entre ellos tras la guerra, su crío era honestidad pura.

— Exactamente qué le habías preguntado a tu padre, cariño.

— Si era malo tener sexo con la persona que nos gusta.

— Oh. Yoochun, ¿qué crees?

— Eso. No es que sea malo, Chung-Hee, siempre que tengas claro que no es solo tener sexo y ya, la intimidad es una forma de comunicación muy profunda con la persona que te gusta, que amas. Es dar un paso muy serio en su relación. Además, ya eres lo suficientemente adulto para asumir cualquier responsabilidad que conlleve, pero me da grima pensar que tendrás sexo con ese cachorro.

— ¿Aunque tenemos la misma edad? Ya sabes, papá, como inmortales 18 años es nada, pero ambos crecimos bastante en la isla, y esta pelea contra Luken, creo que nos hizo madurar más también. Pero, a veces la forma en que omma y tú se comportan me confunde.

— ¿Te confundimos, cariño? — El castaño preguntó, contrariado a decir verdad.

— Siempre pareces renuente a la intimidad con papá desde que nos mudamos, pero cuando nos reunimos tras abandonar la isla, ustedes lo hicieron bastante, sin pudor alguno. SooYun me explicó un poco de eso entonces.

La mirada de los mayores fue de inmediato sobre la muchacha.

— No me miren así, no dije mentira alguna. Ustedes nunca han sido particularmente pudorosos para hacerlo en casa. ChulSoo y yo sabemos bien sobre eso. Omma, siempre te avergonzabas después, pero es verdad que últimamente estás muy pasivo con las insinuaciones de papá.

— Yo no estoy pasivo.

— Lo estás. — Dijeron. Sí, dijeron, porque han sido los tres quienes han dicho eso.

Kim sintió que se ruborizaba involuntariamente.

— Entonces, ¿papá ya no te gusta como antes, omma?

— ¿Qué? ¡Claro que me gusta! — El castaño suspiró, se talló las sienes y luego volvió a mirar a su familia. — Yoochun ah, hablemos en privado, ¿sí?

— Bien, Junsu ah.

El castaño se puso de pie, pero antes de retirarse volvió la atención sobre sus hijos.

— Amo a su padre, es algo que quiero que siempre tengan claro, SooYun, Chung-Hee. Sin importar qué, amo a Park Yoochun, por la eternidad. Así como los amo a ustedes.

Sus hijos asintieron en afirmación. Sonrieron afablemente cuando vieron el rostro de su progenitor cubierto de rubor. Luego la pareja de lobos subió a sus habitaciones.

— Yoochun ah, ¿también tenías esa duda? Sobre mis sentimientos por ti.

— No a ese grado, Junsu. Solo estaba preguntándome si estabas estresado y por eso no hemos tenido sexo.

— Pero sí hemos tenido sexo, Chun.

— ¿Te refieres al jugueteo que tenemos en la ducha y en la cama antes de dormir? Junsu ah, me conoces, extraño el sexo frenético, arrebatado y salvaje.

El castaño suspiró, sonrió con cierta ironía y luego empujó a su amante en la cama, sentándose a horcajadas en su regazo.

— Chun, tú siempre dejas atrás las consecuencias de cada batalla con más facilidad que yo. Para mí, ha sido prioridad estar al pendiente de la restauración, esta vez las afectaciones fueron mayores, incluso se perdieron vidas de personas inocentes que solo tenían necesidad de dinero o un lugar importante en la labia de Luken. Yoochun ah, tal vez ya lo has dejado en lo más profundo de tus pensamientos, pero conoces mi historia, sabes bien quién fui antes de saber que eras tú quien me había salvado, antes de que comenzáramos a salir. Sé bien cómo es la vida de un mortal cuando eres tocado de cualquier forma por la sombra de una criatura nocturna.

El azabache apoyó el rostro en el pecho de su amante, apretando su cintura.

— Lo siento, Junsu ah.

El castaño sonrió, agachándose para besar la coronilla de su amante y revolverle el cabello.

— Yoochunnie, amo quien eres. Incluso si dejas el pasado rápidamente ahora, porque antes de que me amaras, era el pasado el que te mantenía atado e impedía tu propia evolución. Así que no te disculpes. Además, te amo siendo un pervertido que se preocupa tontamente por la falta de sexo salvaje.

El azabache gruñó, un poco, solo un poco avergonzado. Particularmente porque a pesar de entenderlo mejor ahora, él todavía le echaba de menos.

— Yoochun ah.

— Qué, Junsu.

— Vamos a esa villa.

— ¡Qué!

— No me mires como si no supieras que lo iba a hacer~. Anda, vamos a despedirnos de los chicos y pasar esas noches haciendo el amor en cada lugar de la villa.

— ¿En serio?

— ¿Suelo bromear con este tipo de cosas?

Park se puso de pie, con su amante en brazos, le besó apasionadamente y luego ambos se despidieron de sus hijos, el castaño con un tierno rubor en las mejillas. Cuando los progenitores se marcharon, el menor Park se percató del bolso olvidado por su madre en la estancia. Curioso, decidió echar una mirada dentro.

— ¿En serio se usan todas estas cosas durante el sexo? — El menor Park meditó, tras haber vaciado todo en la cama de su habitación.

Esposas, cintas de seda, vibradores, lubricantes, látigos y hasta un traje de cuero que el muchacho ni siquiera imaginaba cómo podría entrar en el cuerpo de su madre, estaban ahí. Movido por su curiosidad, y porque la clase de educación sexual en la isla siempre se limitó a lo normal, el muchacho decidió investigar por su cuenta en la web.

— ¿Esto es excitante? — Dijo para sí, mirando un video pornográfico que era totalmente gráfico con algunas prácticas BDSM. — No creo que me guste hacer algo como esto con Kentaro.


Obviamente no, porque incluso si Junsu y Yoochun gustaban del sexo desenfrenado, usaban esposas, cintas y otros juguetes sexuales, siempre era el contacto emocional que alcanzaban durante sus encuentros los que provocaban la lujuria, la libido y el placer en su máximo expresión.

Sentir la piel desnuda del otro contra la propia, el calor y el olor de sus sudores, de sus sexos y aromas propios del ambiente donde se encontrasen. Por ello, en cuanto llegaron a la villa, ambos dejaron que sus instintos y emociones comandaran, incluso habían comenzado a desnudarse dentro del auto, a comerse a besos y reconocer la febril temperatura del otro con caricias. Los jadeos y suspiros, los gemidos y gruñidos, todo mezclándose con el deseo mutuo.

— Ng~ — A Kim le gustaba la forma en que Park le lamía y mordisqueaba, la forma en que por momentos se perdía en su deseo y refregaba vigorosamente su pelvis contra la suya. — Chun~.

— Quiero meterla ya, Junsu. — Y a Park le fascina poder ser honesto una vez están en ello.

Le encanta la forma en que su amante se entrega, en que casi parece ofrecerse como tributo preciado voluntariamente, rasguñándole y besándole sin prisas, acomodando sus piernas y caderas, perfilándose a sí mismo contra la prominente erección golpeando contra el orificio oculto entre sus nalgas.

— Vamos a salir del auto al menos, Chun.

— No es como si eso fuera importante, ¿o sí?

Por la intensa mirada en sus ónix, Kim comprendió que no era realmente una pregunta. Ni siquiera sabe cómo es que siempre consiguen apretujarse en el asiento y montárselo cuando ni siquiera pasan a la parte trasera.

— ¡Mg~! — Pero era excitante sentir entrar, duro y caliente, profundo y directo. — Tan grande, Chun.

— Todavía vas a sentirme más, Junsu. — Aseguró, empujando la pelvis, retrocediendo.

Seduciéndose mutuamente con ese caliente vaivén que ambos se conocen, que tanto les gusta y les enciende. Después de todo, ellos apenas estaban comenzando, tienen un par de noches más por delante, y ni siquiera han salido del auto.


Durante la guerra contra Luken, Kenji había tenido un enfrentamiento especial en el primer punto en su misión. Aquella vez, el aroma de su padre provenía de uno de los clones del loco científico con demasiada franqueza. Pero cuando lo enfrentó, se dio cuenta de que no tenía ninguna de las habilidades sobrenaturales características del primer híbrido de todos. En aquel momento ChulSoo ni siquiera tuvo que intervenir, su amante venció al clon por cuenta propia, no precisamente fácil pero tampoco fue algo que le exigiera mayor poder. Ambos se quedaron entonces con la duda de lo que había pasado, o por qué solo ese clon había tenido el aroma de Kenryu Ogazawara.

— ¿Todavía te persigue esa duda, Kenji?

— ChulSoo, no te escuché llegar.

— Debe ser porque estás metido en tus pensamientos. Y sé bien lo que los ocupa, así que no me pongo celoso. — Dijo, sonriendo con aire comprensivo, abriendo una lata de cerveza y tomando sitio junto a él en el balcón del piso en que viven con sus hijos. — Supe que algunas compañeras tuyas siguen sin creer que seas un hombre de familia.

— A ojos de todos mis compañeros parezco un chico en sus treintas, así que nadie cree que tengo hijos, y ya que no uso anillo de bodas tampoco creen que estoy comprometido y feliz con mi amado. — Tirándole cerca al pasar un brazo por su cintura, el híbrido le besó los labios como saludo. — Es un poco difícil explicar que a mi edad tenga hijos de 18 años.

— Sí, tampoco me lo creen cuando lo digo, así que he optado por no tratar de explicarlo. De todas formas, no cambies el tema, ¿siguen intentando seducirte?

— ¿Estás celoso? — Dijo, sonriendo divertido.

— Bueno, quién sabe, puede ser que después de que tuve a nuestros tres hijos ya no me encuentres tan atractivo, o tal vez te aburras de la vida en familia.

— Estás de broma, ¿verdad ChulSoo?

— Solo un poco. Te lo estoy preguntando en serio, Kenji. ¿Te gusta nuestra vida actual?

— ¿Por qué no iba a gustarme?

— El otro día estuve hablando con Tenshi, Hyun Ki estaba actuando raro con él y se siente inseguro de su vida familiar con él. Y bueno, estamos en la misma situación, así que solo me pregunté si estamos bien.

El trillizo entonces miró a su amante con seriedad, dejaron las latas de cerveza a un lado en la baranda y lo abrazó más cerca, pegándole a su cuerpo con recelo.

— Park ChulSoo, no me enfrenté a la ira de tu padre para que dudes ahora de si estoy feliz contigo. No pasé angustia lejos de ti mientras estabas esperando a nuestros hijos, y definitivamente no me siento todavía con un vacío imposible de llenar al recordar que no estuve ahí para ustedes durante esos 18 años que pasaste en la isla junto a ellos. Así que sí, soy inmensamente feliz con mi vida actual, lo único que me estresa ocasionalmente es justamente el acoso del que me siento víctima en el trabajo, las mujeres y hasta hombres que me encuentran atractivo son insolentes y muy molestos, piensan que si siguen empujando sus intereses voy a ceder. Así que cuando vuelvo a casa y estoy contigo, con nuestros hijos, yo encuentro paz y recuerdo por qué vale la pena esa tortura laboral.

Dijo de largo, esperando convencer a su amante de que ama lo que tiene con él. El cuerpo entre sus brazos se relajó de inmediato, y la mirada en los ojos brunos de su amante brilló con esa intensidad que, lo acepta solo en ése instante, no se había percatado de su ausencia.

— Te amo, Kenji.

— También te amo, ChulSoo.

Besarse húmeda y fogosamente viene bien y de forma natural. El híbrido le carga en vilo y avanza hacia el interior de la casa, tiene intención de hacerle el amor en ése preciso momento.

— ¡Omma, appa! ¡Llegamos~!

O tenía pensado. Cuando la voz de EunMi hizo eco en la entrada, ChulSoo bajó y acomodó sus ropas, se limpió los labios y sonrió avergonzado cuando se dio cuenta de que sus hijos los miraban con suspicacia. Kenji aclaró la garganta, esperando que la excitación entre sus piernas no fuera del todo visible.

— Creo que llegamos en mal momento. Si quieren podemos salir a cenar y darles tiempo a solas. — Takeshi dijo, más bien anunciaba, porque ya estaba retrocediendo con sus dos hermanos de vuelto a la entrada.

— ¡No tienen que hacer eso~!

— Chicos.

— ¡Vuelvan aquí~!

— ¡Chicos!

Los progenitores fueron ignorados, y dejados ahí entre avergonzados y divertidos. De todas formas, ya que les estaban dando oportunidad.

— Los criaste tan bien, ChulSoo.

— Cállate, eso no es un halago en este momento. Ng~.

Hacer el amor era adecuado. Pero en la habitación mejor, por si sus hijos regresaban demasiado pronto. Así que por lo mismo, se aseguraron de llegar ahí con ropas, aunque desaparecieran en un santiamén en cuanto entraron en ella. Besos, caricias, más besos y más calor. Sus manos buscaron la hombría del otro comenzando a masturbarse, y al caer sobre el lecho, el gemelo Park soltó un gritito de sorpresa cuando sus piernas fueron elevadas por los tobillos, la cadera siguió el curso y fue elevada, luego descansó en los muslos del trillizo, cuyo rostro se ha enterrado entre sus piernas, lamiendo su falo a lo largo, mordisqueando sus testículos, salivando en su cavidad anal.

— Ng~ Kenji.

— Afloja las piernas, ChulSoo. — Dijo, y es que el lobo en medio de sus estremecimientos de placer por las caricias, había cerrado las piernas, prensando con sus muslos el rostro de su amante.

— No me provoques tanto, tenemos poco tiempo.

— Sí, sí. Cómo quieres hacerlo.

El lobo sonrió pícaro, se relamió los labios con lascivia y luego se puso a cuatro sobre el lecho, usó la diestra para separar el glúteo derecho y mostrar su orificio a su amante. La saliva del híbrido todavía brillaba ahí, pero el ano no estaba precisamente dilatado.

— Va a dolerte al principio.

— Lo sé, pero mi naturaleza se encargará de eso. Además, me gusta cuando duele un poco.

— Eres tan. — El híbrido colocó la punta de su pene en la cavidad apretada, luego comenzó a empujar la pelvis penetrando el orificio de su amante.

La resistencia de las paredes internas fue evidente, el cuerpo del lobo tembló en expectación y dolor, su respiración se agitó y el pulso se le aceleró. Cuando le sintió llenarle hasta el fondo, el lobo relajó la espalda, inclinándose y descansando el rostro sobre una almohada. Las rugosas manos de su amante acariciaron entonces su espina dorsal, y sus labios le dejaron besos y lamidas por todas partes, mordisqueándole los hombros y la nuca mientras se movía suave y lentamente al principio.

Minutos después, cuando el vaivén fue más intenso, el lobo se irguió, manteniéndose entonces de rodillas, continuó recibiendo las estocadas profundas de su amante y gimió más fuerte mientras la siniestra del híbrido le masturbaba al frente.


En la casa de los Park solo Chung-Hee estaba ahí esa tarde, su hermana estaba de cita con Nima, y sus padres regresarían hasta el día siguiente. El menor Park estaba, a falta de otra palabra, aburrido. Recordó entonces los juguetes sexuales que sus progenitores dejaron ahí, y tuvo el atrevimiento de llamar a su novio.

Kentaro llegó alrededor de una hora más tarde, bañado, perfumado y listo para ponerse en plan mimoso con su novio. Pero no se imaginó, ni en sus sueños húmedos, que le recibiría de esa manera. Invitándole a su habitación no era lo extraño, sí todo lo que tenía sobre su cama.

— Chung-Hee, ¿estás insinuándote?

— No te emociones, no quiero que usemos nada de esto. Todavía. Pero, ¿habías visto de estos?

— Mis papás no hacen este tipo de juegos, no en casa al menos y no hay manera de que se delaten si lo practican. Pero creo que a mis abuelos sí les gusta. ¿De dónde los sacaste?

— Son de mis padres. Ah, ahora que lo mencionas, fue regalo de tu abuelo Jaejoong.

— Como sea, ¿solo querías mostrarme para preguntar si los había visto?

— Pues sí. Ya te dije, no es que piense usarlos.

El joven Jung-Ogazawara sonrió, luego ambos se quedaron un rato ahí de pie frente a la cama, en silencio, como si estuvieran analizando todos los juguetes.

— Será mejor que no estés imaginando usar nada de eso conmigo, Kentaro.

El nombrado encogió los hombros.

— Entonces, ya los vimos ¿ahora qué?

— ¿Quieres comer? SooYun cocina delicioso.

— Seguro.

Comer estuvo bien, delicioso y demás. Pero una vez que terminaron de dejar la cocina limpia y se sentaron en la sala, el silencio se apoderó de ellos otra vez.

— ¿Quieres hacerlo, Kentaro?

— ¿Qué? ¿Hacer qué?

— Sexo.

— Dijiste que no, Chung-Hee.

— ¿Desde cuándo escuchas lo que digo?

— Siempre.

— Cierto. Pero, desde cuándo mi palabra es la última.

— Siempre.

— Ng, cierto. En fin, ¿quieres o no?

— Yo quiero, pero no en casa de tus padres, tío Yoochun me descuartizaría si se entera.

— ¿Vamos a un hotel?

— Chung-Hee, ¿por qué quieres tener sexo conmigo?

— ¿Eh?

— Me refiero a que habías estado negándote tan rotundamente desde que te lo propuse tras la guerra, que ahora parece un poco forzado. — Su novio elevó una ceja. — Bien, forzado no es la palabra adecuado, lo que quiero decir es que pareciera que solo tienes curiosidad porque viste esos juguetes sexuales, y puedo deducir que incluso investigaste sus usos y todo eso.

— Sí, es verdad. Tengo más curiosidad desde que investigué sobre ello, pero no es como si yo no quiera hacerlo porque tú me gustas.

— Mierda, me acabo de enamorar más de ti, Chung-Hee.

— Demonios, por qué.

— Porque dijiste que te gusto. — Dijo, con ojos brillantes y todo emocionado.

— Claro que me gustas, por eso acepté salir contigo. Pero, no voy a decirte nada más, ¿de acuerdo? Y no presiones. Y en tal caso tendremos sexo, nada de hacer el amor, ¿entiendes?

— Sí, sí. Diablos, careces de romanticismo. Y mira que tus padres son súper amorosos entre sí, eh.

— Omma es cariñoso, appa es pervertido.

— Sí, bueno. Como sea, ¿nos vamos?

Para cuando los Park regresaron a casa, el sensible olfato del azabache detectó de inmediato el olor impregnado en su cachorro. Gruñó, lo miró de arriba abajo y luego contó hasta mil. Kim suspiró, llamó a su hijo y supo que era momento de la charla. La charla sobre cómo cuidarse ahora que tenía vida sexual activa.

— Chung-Hee.

— Sí, padre.

— ¿Se lo hiciste o te lo hizo?

— Yoochun.

— Quiero saber, Junsu.

— Se lo hice.

El azabache sonrió, casi con orgullo. Su amante revoleó los ojos.

— Y luego él me lo hizo a mí, ¿por qué?

Esa noche, el aullido de un lobo hizo eco en la ciudad.


...

...

¡Segundo bonus~! 

Ya casi llegamos al final, final, final del fic ;D 

Gracias por leer.

Ya Ne! 

4 comentarios:

  1. WOW!! Genial!! El clan Park Kim es lo mejor!!! Pobre Yoochun sus crías siempre lastimado su orgullo seme!! Quedó muy bueno, gracias Felina, ya falta menos HayaMin, aquí espero!!

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  2. Hahahaha le van a sacar canas averdes un dia de estos xD

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  3. Jajajajajajajajaja dime Feli de adónde salió la personalidad de Chung-Hee?!?! Es taaaan él!! Jajajajajajajajaja es que a los otros dos se les sale de vez en cuando algo de la personalidad de sus padres pero es que Chjng-Hee están directo algo tsundere aveces tan diferente jajajajajajajajaja que este si le va a sacar canas verdes a Yoochun jajajajajajajajaja

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  4. OMG!!!
    que tiernos son los bebes que dejan el nido... y que divertidas las reacciones de los padres... jajajaja de chun en modo celoso y frustrado.... rei rn toda mi lectura....
    amo esta familia es mi favorita... los padres, hijos, nietos, yernos.... jajajja lo ame!!!
    matta ne... <3

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