CAPÍTULO
XVIII
SECOND CHANCE TO LOVE
Hacer el amor.
Se
sentía tan extraño.
Como
una capacidad que le había sido arrebatada durante años y él no recordase con
claridad cómo utilizarla ahora que le ha sido devuelta.
La
sensación del toque del teriántropo lo ponía sensible y temeroso. Temeroso del
bienestar, del sabor a placer, del gusto en las entrañas y el calor en cada
poro de su piel. Temeroso de la necesidad de regresar lo que recibe, de ser él
quien acaricie, quien bese, rasguñe o muerda. Temeroso de su naturaleza, de su
necesidad de sangre caliente.
—
ChangMin, mírame. Te amo, ChangMin ah.
Temeroso
de esto. De las palabras honestas, de los besos profundos y la sensación de
fuego quemándole los labios. Incinerando
el rastro de los besos antiguos,
dejando su propia huella, su propio sabor, su propio matiz.
—
Hayami. — Suspirar su nombre y mirarle a los ojos. Incapaz de devolverle
exactamente las mismas palabras. — Yo… — Sellar los labios, sentir escozor en
los ojos. Y aferrarse a esas pupilas que le miraban con mucho cariño.
—
Sh, no digas nada. Yo sé, y entiendo. Solo, dime si debo parar, ¿bien? — Dice.
Y son gestos como esos los que consiguen otro trozo del corazón del vampiro.
Como
si esa fuese la única manera en que puede ganarse su corazón. Trozo a trozo,
como un rompecabezas con muchas de esas piezas sueltas por ahí.
—
Ngh~ Hayami~. — Jadea, estremeciéndose por cada roce que las manos del
teriántropo deja con suavidad por toda su piel.
Porque
incluso si va desnudándole entre besos y caricias, no deja de buscar su mirada,
como si indagara en sus ojos la respuesta que probablemente su voz no sería
capaz de decir. El vampiro morocho comprende entonces que no son sus miedos los
únicos flotando entre los dos. Se da cuenta de que ambos son iguales, de que el destino sí que puede
ser cruel a veces, y que los ha unido en la situación menos romántica u honesta
posible.
Porque
es innegable.
Kenryu
estuvo primero. Y estará siempre en su corazón.
Fueron
los oídos del híbrido los que escucharon esas palabras, y probablemente sea el
único que lo haga.
Porque
tal vez sea imposible decirle te amo
como ya ha escuchado.
Es
innegable.
Que
Hayami vino después. Pero también se ha ganado un espacio en su corazón.
Que
le devuelve las ganas de vivir por alguien más que sus hijos.
Las
ganas de enamorarse. De entregarse, aunque al principio las barreras caigan tal
vez con demasiada lentitud.
Que
tal vez, siempre quede un muro al final.
El
muro que separe su amor por Kenryu.
Su
cariño, agradecimiento y admiración por Hayami.
Tal
vez.
El
futuro sea diferente.
—
Ahh~, Hayami. — Suspirar para él. enredar las manos en su cuello y jalarle por
la nuca.
Besándole
apasionadamente mientras la diestra de Mokomichi continúa frotando su
entrepierna. Ahora directamente, sin nada de ropa que le proteja de sus claras intenciones. Sus lenguas son hábiles, se
buscan y se enredan casi con desesperación, con tintes de salvajismo y mucha
necesidad.
De
pertenecer.
De
ser.
—
¡Ngh~! — El vampiro gimotea tembloroso, rompiendo el beso y mirando hacia el
cielo.
Mokomichi
había rodeado con su mano la hombría del vampiro, presionado contra él su
propia virilidad, sujetando ambos miembros y bombeándolos juntos. En tanto,
tras haber sido abandonado por la boca del morocho, ha dejado caer sus labios
sobre su cuello, marcándole la clavícula con saliva y pasión.
Vampiro
y teriántropo jadean, gimen. Buscan de nuevo sus ojos y los anclan, se besan
sin parar al tiempo en que la siniestra del morocho acompaña la diestra del
teriántropo y se masturban. A veces lento, a veces más rápido. El ritmo es
variado, cuando sienten que la excitación podría desbordarse frenan, apenas se
tocan o acarician, deseando alargar el mayor tiempo posible este encuentro.
La
arena debajo de ellos es sutil, el oleaje del mar tranquilizador. La sensación
de estar haciendo esto, sin otro testigo que la naturaleza, les seduce.
Mokomichi
libera su agarre, el príncipe vampiro no. Sus besos se vuelven algo más
pausados, pero igualmente húmedos y candentes. Las manos del teriántropo han
encontrado camino por las piernas del morocho, se pierde cuesta arriba a sus
costados, le presiona la cadera.
—
ChangMin. — Le nombra.
Y
es mientras le mira fijamente que el vampiro morocho comprende su mirada.
Quiere
seguir. Y volverse uno con él.
El
vampiro morocho titubea nuevamente. No puede evitarlo. Si le permite llegar
hasta el final, entonces definitivamente se estará entregando por completo a
él. Y eso le asusta. Porque ningún otro hombre aparte de Kenryu le ha tocado
como lo hace, ni mucho menos, penetrado su cuerpo como si pretendiese alcanzar
su alma.
—
Yo… — Apenas murmura, cuando ha sellado nuevamente los labios.
Sus
miradas no se han soltado ni un momento. Sus manos se han detenido. El tiempo
mismo parece estar en pausa en ese preciso instante.
Mokomichi
se pregunta si debería retroceder. Abandonar el momento y rendirse por hoy.
El
príncipe vampiro siente ganas de llorar.
Llorar
el pasado y animarse a dar un paso hacia el futuro.
Porque
el presente es demasiado cruel.
—
Está bien, ChangMin. Tenemos tiempo. — Murmura, besándole la frente antes de
topar la propia con la suya. — Solo vamos a aliviarnos aquí, ¿bien?
El
vampiro morocho no encuentra palabras, pero sigue el ritmo de la diestra que ha
retomado las caricias. Estira el rostro y demanda uno más de esos besos
profundos que el teriántropo bien sabe dar. Tan apasionados y honestos,
calientes y agitados. Le gusta. El placer que deja con cada uno de ellos y la
estela de sentimientos sin retorno.
—
Ngh~ ugh~ Hayami~ Hayami~.
Mokomichi
le escucha, y se siente confiado solo por eso. Por su voz ahogada en placer, su
mano siguiéndole el ritmo. Sus ojos lacrimosos anclados a los suyos. Se siente
confiado, feliz. Porque entiende que es a él al único que está mirando en ese
momento. Que a pesar de lo mucho que siempre le atará al pasado, al primer
hombre de su vida, justo en ese instante es solo él con quien está.
Solo
él.
—
Ha~yami~.
Más.
La
palabra baila en su pensamiento, pero no se anima a decirla. Algo le detiene de convertirse en el
vampiro lascivo que naturalmente es. Sin embargo, Mokomichi parece advertir su
pensamiento. Pero a cambio de aumentar el ritmo, abandona la unión de sus
entrepiernas y se desliza hacia abajo.
—
¡Ng~! — Tragando la hombría del vampiro. Provocándole esos espasmos de placer
que el morocho no puede controlar y lo alteran de sobremanera.
Su
auténtica naturaleza nocturna revelándose en esplendor. Los ojos azul índigo,
los largos colmillos. La necesidad de sangre caliente. El lujurioso placer.
—
Ah~ — Su cuerpo tiembla, se estremece de pies a cabeza.
La
boca de Mokomichi es caliente y húmeda, succiona su falo con impresionante
habilidad. Un resquicio de su cerebro se funde en celos, preocupado por saber dónde pudo aprender a hacerlo así de bien. Ese
resquicio pronto es relegado a un punto donde no interrumpe su precioso
momento.
—
Hayami~ ¡ven! — Suplica con voz ahogada, llevando sus manos a la cabeza del
teriántropo tira con fuerza de sus cabellos, obligándole a soltarle. — Bésame~. — Gimotea con la mirada más vidriosa a ser
posible.
Mokomichi
ni siquiera titubea. Sube hasta sus labios devorándoselos sin reparo alguno.
Sus pelvis se encuentran de nuevo, se friccionan con salvaje vaivén. El éxtasis
está cerca, ambos lo saben. Que el vampiro llegará primero. Y justo ahí, cuando
el orgasmo lo abraza, sus colmillos se entierran en el cuello del teriántropo,
succionando su sangre.
Su
semilla disparó, ensuciando la pelvis de ambos. Su cuerpo tembló
desmesuradamente. Sus ojos, miraron lo que nunca hubiera esperado.
— Kenryu.
— Hayami.
Incluso si el vampiro
morocho esperaba que esto fuera una ilusión, una extraña jugarreta de su
cerebro. En ese preciso instante, Mokomichi y Ogazawara estaban frente a
frente. Mirándose con cautela. No. El vampiro se corrige a sí mismo. Se miran
con tranquilidad.
Aun así, ChangMin intenta
hablar. Pero la voz no le sale. Es más, ni siquiera puede moverse. Como si
fuese él el único que realmente no está ahí. En medio de ambos.
— ¿Esto
es una reminiscencia de tu sangre?
— Sí.
La última. Después de esto, ni ChangMin ni tú me verán de nuevo.
— ¿Por
qué estoy aquí? ¿No debería ser ChangMin en mi lugar?
Ogazawara sonrió.
— No.
A ChangMin le he dicho lo que necesitaba. A ti, en cambio. Te lo diré ahora. Es
el hombre de mi vida. Incluso muerto, todavía espero que podamos reunirnos de
nuevo en otra vida. ChangMin es mi todo. Lo amo, por encima de todo. Pero, mi
tiempo a su lado fue demasiado corto. Y de alguna forma parece que el destino
de ustedes era estar juntos. Claro, después de mí.
El teriántropo sostuvo la
mirada del híbrido. Comprende que hay un toque de recelo en su mirada, en su
tono de voz. Entiende, y acepta con reserva, la peculiar muestra de posesión. Algo
en el teriántropo se sacude violentamente por un instante, pero casi de
inmediato se calma.
Lo comprende. Lo entiende.
Kenryu ama a ChangMin.
Y su sangre se lo
recordaría por la eternidad, aunque el híbrido hubiese asegurado que no se
volverían a ver nunca más. El peso de la sangre que le corre en las venas
siempre, siempre estaría ahí.
— Lo
sé. Que fuiste y serás siempre el amor de su vida. No solo fuiste su primer
hombre de verdad. Le diste lo que nunca podré. Así que, ¿estás aquí para darme
permiso?
Ogazawara sonrió, casi
divertido. Casi, porque era extraño.
— Sí,
puesto de alguna forma. Es así. Quiero que ChangMin sea feliz. Y puedes hacerlo
feliz, así que cuídalo. No lo dejes nunca.
— No
pienso hacerlo. No en esta vida, Kenryu.
— Podría
amenazarte, pero he comprendido que tú, de entre todos los seres, eres el único
que no le hará daño nunca. Dejo su corazón en buenas manos, pero lo siento,
Hayami, su alma siempre será mía. No desesperes si no te dice las palabras que
esperas. Solo ámalo.
— Ya
lo hago. No solo porque tu sangre corra por mis venas. Amo a ChangMin porque
lentamente ha abierto las puertas de su corazón para mí. Pero, lo siento
Kenryu, todavía quiero perseguir también su alma. En esta vida, me gustaría ser
capaz de tocarla.
Ahí, presenciando aquel
particular intercambio de palabras y deseos, el vampiro morocho no está seguro
de cómo se siente. Abochornado, enojado, triste, feliz.
Esto, era demasiado para
él. Una parte de él, quería escapar.
Luego de pronto, de alguna
manera, ambos hombres volvieron la mirada hacia él.
Como si realmente lo
estuvieran viendo en ése momento.
— Kenryu.
Hayami. Lo siento.
Cuando
el vampiro morocho apartó sus colmillos, con los labios manchados de la sangre
del teriántropo, no recordaba nada. Pero había lágrimas en sus ojos. Lágrimas
de sentimientos encontrados.
—
¿ChangMin? — Mokomichi se apartó, preguntándose si lo había herido. Si tal vez
había presionado demasiado de nuevo.
Quiso
acariciarle el rostro, limpiar sus lágrimas y prometerle que todo estaba bien.
Pero
no pudo hacerlo.
Estaba
confundido.
Temeroso.
La
conversación que el vampiro morocho presenciara entre híbrido y teriántropo,
había sucedido. Pero como débil reminiscencia, ninguno de los dos la recordaba.
En cambio, solo han quedado las inconscientes emociones. El vampiro sufre, por
el amor perdido; pero se ilusiona, con la segunda oportunidad. El teriántropo
duda, no sabe cómo hacerlo feliz sin herirlo en el proceso. Desea ofrecerle
todo, sin quitarle nada. Nada de su pasado, de sus profundos sentimientos por
Kenryu. Pero también quiere que le mire, como instantes atrás. Que lo quiera.
Quizá que lo ame.
Y
entonces sus miradas se encuentran de nuevo. Honestamente fusionadas. Como
ventanas del alma. El vampiro le abraza, gimotea contra su hombro. Mokomichi
devuelve el abrazo con torpeza. Es extraño, están desnudos. Y ChangMin acababa
de tener un orgasmo. Él, ha perdido la excitación.
—
Lo siento. No son lágrimas de dolor, Hayami. Yo, estoy feliz de que seas tú. Te
lo juro, estas lágrimas no son de dolor.
—
ChangMin… — Le separa, buscando de nuevo su mirada. Como si ahí en verdad
pudiese leer lo que en palabras puede no tener peso.
Y
lo ve.
La
genuina sonrisa, el rastro húmedo en sus mejillas.
—
Te quiero, Hayami. Quiero ser uno
contigo. Por favor. — Murmura.
Y
su tono es cariñoso, su respiración tranquila. Su pulso, acelerado.
Mokomichi
sonríe en compensación.
—
¿Estás seguro, ChangMin?
—
Sí. Mi corazón no duda. — Dijo, llevando la mano del japonés a su pecho. Ahí,
donde su corazón late un poco más aprisa. Emocionado. — Está enamorado de ti,
Hayami.
—
Mi corazón también está enamorado de ti, ChangMin. Y mi alma, te ama como nunca
a nadie. Es por eso que, si me vuelvo uno contigo, yo solo estaré haciéndote el
amor, ¿entiendes?
El
vampiro asiente, y tras empujarle es él quien se sienta en el regazo de su
amante. Las olas del mar son un poco más ruidosas, juegan en la arena, la marea
sube, el crepúsculo cae. El vampiro sonríe con ojos lascivos, y son sus labios
los que inician uno de los tantos besos compartidos. Mientras la siniestra se
pierde entre sus cuerpos y le acaricia. Dedos delgados que serpentean desde la
punta fálica hasta la base, rozando el tronco con parsimoniosa sensualidad.
Algunas
ataduras solo pueden soltarse cuando se acepta el dolor que las mantiene.
El
teriántropo rompe el beso. Beso con sabor a sangre, a la suya, a la de él. No
sabe en qué momento, pero el beso fue un poco salvaje y lo mordió. De todas
formas, la herida ha sanado de inmediato, y el sabor cromado se le ha
impregnado en las paredes bucales, en la lengua, en la garganta.
—
¡Ng! ChangMin. — Mokomichi gime, le mira a los ojos y siente su corazón temblar
cuando la vidriosa mirada del vampiro brilla diferente.
Convencido
de entregársele.
—
Estás tan duro, Hayami. — Musitó con
voz áspera.
—
Porque estoy feliz de la oportunidad que me das, ChangMin. — Asegura, su voz
más grave que antes.
El
príncipe vampiro sonríe. Más y más ligero conforme el tiempo avanza y su cercanía
con el teriántropo se vuelve tan efímera que prácticamente desaparece. Dando paso
a la intimidad. La que va más allá de lo físico, la que conecta sentimientos,
emociones. Corazón. El alma.
—
Eres demasiado dulce, Hayami. Y yo
soy un vampiro. Sé un poco menos gentil.
—
No esta vez. Hoy, quiere que tú me muestres cómo te gusta, ChangMin.
El
vampiro torció una sonrisa. Relamió sus colmillos y luego retrocedió. Su boca
tragó el falo del teriántropo, succionando con ritmo lento, más concentrado en
dejarlo mojado con su saliva que en provocarle un orgasmo.
—
Entonces, te mostraré cuánto significa este momento para mí también, Hayami. —
Dijo, y tras sentarse nuevamente en el regazo del teriántropo, tomó la diestra
de éste chupándole los dedos.
Sensual.
Así
era el vampiro. Una sensualidad con tintes de rebeldía, de salvajismo, de absoluta
dominancia. Sus ojos oscuros cruzados por el azul índigo realzaban ese toque
seductor. Como el vampiro que es, innegablemente era imposible resistírsele.
Cuando
el vampiro soltó la mano del teriántropo, el sonido húmedo lo era todo, el hilo
de saliva y la forma en que se mantuvo sobre sus rodillas, aprovechando la apertura
de las piernas del japonés para mantener las propias en el eje adecuado. Mokomichi
supo de inmediato lo que seguía. Y llevó esos dedos mojados de saliva entre las
nalgas del príncipe vampiro, presionando la yema de uno de ellos en el orificio
anal.
—
Ng~. — El vampiro morocho gimió, temblando un poquito. Hacía años que aquella
parte de su anatomía no recibía este tipo de atención.
Un
pensamiento flotó en su pensamiento.
Kenryu.
—
Te amo, ChangMin. — Mokomichi dijo. Apartando de la mente del vampiro otros
pensamientos.
Ahí,
arrodillado sobre su regazo, de frente al teriántropo, con las piernas abiertas
y sus dedos masajeando entre sus nalgas. Los intensos ojos del japonés
perforando su conciencia, alcanzando su corazón.
—
Hazlo más aprisa, Hayami. Estoy hirviendo.
No.
No es necesario preguntar ni pensar más.
—
¡Anghh~! — El vampiro arquea la espalda, mira al cielo.
Dos
dígitos se mueven en su interior, abriéndolo
de nuevo.
Mokomichi
encuentra demasiado erótico y encantador el perfil que el vampiro le ofrece en
ese momento. El mentón hacia arriba, sus cabellos morochos desordenados, el
azul oscuro de la noche cubriendo la playa, el oleaje del mar, la brisa salada,
la tibia arena bajo sus cuerpos. Su inquieto palpitar. Ese que escucha claramente,
como si tuviera sus oídos pegados a su pecho, aunque no es así. Le fascina su
aroma, algo más fuerte, fresco como la menta o un té de canela.
—
ChangMin. — Le llama, casi por inercia. Inquieto, ansioso, desesperado.
Demasiado
estimulado.
Todos
sus sentidos lo perciben, desde su aroma a menta y canela, pasando por los
latidos de su corazón y el pulso en sus venas, hasta las vibraciones que emite
su anatomía excitada.
El
vampiro baja la mirada, le sonríe y besa una vez más. Sus lenguas se enredan,
otra vez. Se roban el aliento, se provocan la ya encendida lujuria. Los dedos
de Mokomichi empujan profundo, le tocan sin reparo, explorando los anillos
carnosos de su interior, masajeando hasta encontrar el punto que lo deshace en
placer, volviéndolo escandaloso y frenético.
—
Ya, Hayami. Hazlo, dentro, por favor. — Parlotea, apartando la mano del
teriántropo y perfilando la hombría de éste entre sus nalgas. — ¡Ngh~! —
Provocando la lenta penetración.
Profunda,
caliente. Tragándole hasta el fondo,
hasta que sus nalgas topan contra la pelvis del teriántropo.
—
¡Mgh! — Saboreando el ronco gemido que suena más a gruñido.
Como
un animal salvaje liberado en su interior.
—
Te siento llenándome, Hayami.
—
¿Te gusta, ChangMin?
—
Me hace sentir tan vivo~.
—
Te amo. Te amo, ChangMin. — Dijo, antes de que el vampiro comenzara a moverse.
Yendo
de arriba abajo, autopenetrándose a su antojo, inventando su propio ritmo y
siendo diligente. Lo disfrutaba, el placer de cada penetración, la forma en que
su cavidad anal se adapta a la virilidad de su amante.
Amante.
Un
golpe de conciencia azota su mente.
Lo
comprende del todo.
Está
teniendo sexo. No, haciendo el amor con Mokomichi Hayami.
No
es Kenryu quien lo toma. Porque no es posible ya.
Pero
él, comprende también, que es su segunda oportunidad.
Para
ser amado. Para amar.
—
Hayami~ por favor. Ámame~.
Mokomichi
le empuja hacia atrás, las piernas del vampiro se enredan en su cintura
mientras el teriántropo le eleva la cintura y toma el control.
—
Ya te amo, ChangMin.
Susurra
contra sus labios, besándole después tanto más apasionado que antes. Su pelvis
golpeando el trasero del vampiro, su falo penetrando profundo, tocando su punto
sensible una y otra vez. El miembro del morocho es alcanzado por la siniestra
del teriántropo, masturbándole a su ritmo.
El
oleaje se escucha más calmado, la noche más oscura, el cielo cubierto de
estrellas. La luna, grande, redonda y plateada.
Los
gemidos de ambos casi parecen capaces de hacer eco en la playa y llegar hasta
la isla. Callan algunos de ellos entre besos, sus miradas nunca se sueltan. Como
si así se aseguraran continuamente de que sí, es el otro con quien están. Con quien
hacen el amor.
Minutos
después el orgasmo se anuncia. El calor es insoportable, el ritmo insostenible,
el vaivén salvaje. Y ahí, en el momento en que ambos alcanzan el éxtasis al
unísono, una onda casi imperceptible de magia explota en la isla, llega hasta
la playa y los acaricia.
ChangMin
y Hayami no se enteran. Sus bocas están unidas en un beso, más profundo y
lento, los ojos cerrados. Sus corazones acompasados.
…
En
la Isla, todos están impacientes por el arribo de ChangMin y Hayami. Jaejoong
había comenzado a preocuparse por ellos, pero la pequeña Chiasa le había
asegurado que su mami y su papi estaban bien, que llegarían a la
medianoche.
—
¿Por qué estás tan segura, Chiasa?
—
Chiasa solo lo sabe. Chiasa puede sentir la alegría de mami. ¡Y Chiasa ya puede llamar a Moko-chan papi!
—
Chiasa, ¿viste algo? Tal vez, a través de los ojos de ChangMin, o de Hayami. — El
Adalid vampiro sugirió. La pequeña negó efusivamente, sonriendo de oreja a
oreja. — De acuerdo, si Chiasa está segura, vamos a confiar en ti.
—
Tío Jaejoong.
—
¿Sí?
—
Chiasa no pudo ver, porque ni mami ni
papi querían que los descubriera.
Chiasa sabe que mami y papi estaban siendo amorosos como tío Junsu y tío Yoochun hace un momento. — La pequeña dijo, todavía con una
radiante sonrisa en su infantil rostro.
El
vampiro buscó a la pareja de lobos, fulminándolos
con la mirada.
—
Pero Tenshi tampoco dejó que Chiasa viera a tío
Junsu y tío Yoochun. Tenshi me
llevó a ver árboles frutales~.
—
No nos mires así, Jaejoong ah. No hicimos nada. — El castaño dijo, levantando
las manos en señal de rendición.
—
No es lo que Chiasa dice, Junsu ah.
—
En verdad, no hicimos nada, yo quería pero Junsu.
—
¡Chun~!
—
No me dejó. Estoy frustrado ahora, ¿saben? Estoy en una paradisiaca isla, sin
poder tener sex…
—
¡Chun/Yoochun! — Exclamaron centinela y vampiro a la par.
—
Tío Jaejoong.
—
Oh, Chiasa, lo siento, ¿grité demasiado?
—
No. Tío Jaejoong, estás triste.
—
¿Eh?
—
Chiasa quiere darle un regalo a tío Jaejoong.
—
Oh, ¿en serio? ¿qué será, Chiasa? — El vampiro dijo, un poco siguiendo el diálogo
de su sobrina, esperando que quizá le diera alguna de las frutas que recogió
con su hermano Tenshi, o una flor silvestre tal vez.
La
pequeña posó su mano en el vientre del pelioscuro, sonrió radiante y exclamó de
pronto que ya lo había entregado. El vampiro miró confundido a su sobrina.
—
Chiasa concedió a tío Jaejoong el regalo que también le dio a ChulSoo, tío Reid y a Tenshi~.
—
¿Qué?
—
¡Chiasa también le dará un obsequio a tío
Junsu! — Exclamó, alejándose entusiasmada hacia el centinela. — ¡Chiasa
quiere primos y sobrinos para jugar! ¡Chiasa también quiere otro hermano~!
El
vampiro pelioscuro se quedó mirando a su sobrina, que iba y tocaba el vientre
del centinela mientras le daba un sonoro beso en la mejilla. Después buscó a su
hermano Tenshi, y lo arrastró hasta donde su hermano Kenji mimaba a ChulSoo. Parecía
tan feliz.
—
¿Jaejoong?
—
Yunho ah, creo que Chiasa acaba de regalarnos un hijo.
—
¿Qué?
—
Oh por los cielos, tu magia es más hermosa
que nunca, Enyd.
La
voz femenina alertó a todos. Los hermanos Ogazawara de inmediato protegiendo a
su hermanita.
Continuará.
P R O X I M A M E N T E
CAPÍTULO
XIX
THERION
Ajskdjdnsjs!! Ahh!! >0< !!! Perdón por mis gritos y mi ataque al teclado pero es que aksjdnakajdhd!! Ahhh! *o*
ResponderEliminarPrimero que nada Feli! Me recordaste porque adoró tus escritos! Tienes un don tremendo... La entrega de Changmin y Hayami fue tan hermosa, de nuevo lograste transmitirme las emociones y sentimientos de los personajes a la perfección, que te juro lloré con Changmin a la vez q entendía tanto a Hayami y rayos! Como me llené de alegría al final con esos dos, esa parte me dejó sin palabras y no por lo lujurioso o algo por el estilo, sino por la fuerte carga emocional que supuso ese momento.
*ahora inserte algún meme de gente emocionada aquí por favor* xD Aleluya!! Abemus bebé para Jae!! TuT Chiasa es vida, Chiasa es amor... Adoró a esa niña y sus regalos tan bonitos.
Sin duda en este cap hubo tantas emociones y risas xD porque ese Yoosu loquillos me sacó mi carcajada hahaha! Y también el imaginarme la cara de Yunho cuando Jae dijo lo del hijo xD
Ahh!! Esperó con ansias el siguiente capítulo a ver q sucede con esa repentina aparición al final... Muchas gracias Feli!
Mujer tienes un don tremendo para tus historias que simplemente te atrapan al momentos.
ResponderEliminarQue Dios te siga dando muchas bendiciones y fuerza para que puedas seguir con este hermoso don tuyo y tus historias.
Al fin!!! -tira confeti- Changmin se entrega a hayami!!! Al fin!!! -lanza voladores- ya merece Minnie ser feliz y que hayami sea el indicado Dx Minnie a sufrido desde la partida de kenryu ;; , pero kenryu dándole su autorización a hayami para que amara a min hahaha me encanto, gracias por este capítulo y ahora chiasa! Que tiene el don de darle bebé a sus tíos!!! O.O y sobre todo que se los dice con toda la inocencia de un niño de su edad , esa niña enamora ://3
Gracias por este capítulo ahora me intriga esa mujer es buena o les ara algo malo ;; gracias por el capo!
omg!!!!!...
ResponderEliminarno me lo puedo creer las cosas comenzaron a avanzar al siguiente paso con la decision de changmin de seguir adelante a pesar de todo... de no dejar que lo malo arruine por completo su vida... fueron tan lindos y el momento tan emotivo con kenryu... baubau lo extrañare mucho...
hay peque dando regalos para que todos sean felices pero que va ha pasar cuando tengan que pelear o defenderse???... ardera troya con lo sobreprotectores que se volveran los semes....
me reencanto el capi mil gracias... saludos besos y abrazos a la distancia...
matta ne... <3
Por fin de alguna manera CM puede empezar a ser feliz a lado de HY (dejando de lado los problemas), que sus sentimientos y mente estén tranquilos y pueda avanzar es lo mejor para él.
ResponderEliminarMe encanta el hecho de que el Yunjae y el hayamin puedan tener más bebés, ya quería leer q le concedían esa dicha luego de tanto tiempo.
Wow este capítulo fue él inicio de una nueva etapa en la vida de todos. Me alegra mucho que ChangMin se decidiera a continuar con su vida, que entendiera que no es que vaya a olvidar a KenRyu porque siempre lo verá en sus hijos, pero tampoco es justo que toda la vida se la pase solo porque él siempre lo quiso ver feliz. Esperemos que ya en la isla Nima revele otro secreto que nos aclare mas él panorama.
ResponderEliminarEn serio, en serio que con tus relatos de escenas de amor me llevan a disfrutarlas tanto que a veces pienso que soy yo jeje. Hermosa forma de entregarse Min y el mokito!!
ResponderEliminarPor otro lado, algo asi me imagine que iba a pasar, Junsu, Jae y Min no podian quedarse atras en cuanto a embarazos.
Quien es esa mujer!!!!
Wwooowww tengo una sensación agridulce con este capitulo en lo referente a Changmin y Hayami, por un lado estoy feliz en que su relación por fin haya avanzado y de que manera, pero tambien no voy a negar que se me salieron las lágrimas en algunas partes y sobre todo en la conversión de Kenryu y Hayami, porque la verdad es clara y los dos aman a Minnie con todo su ser incluso cuando uno de ellos esta muerto, y al igual que Kenryu espero que Changmin vuelva a ser feliz *0*
ResponderEliminarSabía que el Yunjae, el Yoosu y el Hayamin no se podian quedar sin sus bebés!!! Y eso que todavia faltan algunas parejitas que también espero tengan la dicha de ser padres,...
Quien habló?!?!? Será que con esa muestra de poder de Chiasa los teriántropos han decidido mostraese o es la otra bruja??
Gracias por el capi!!!!
OMG!!! este cap estuvo intenso primero por Hayami y Changmin,al fin ellos pudieron entregarse el uno al otro,Changmin al fin comprendio que merecia una 2da oportunidad y es con Hayami sin sentir que estaba traicionando a Kenryu y dejar libre sus sentimientos y Hayami hace todo lo posible para que el lo ame aunque sabe que Chamgmin no olvidara a Kenryu y lo conprende y es una de sus grandes cualidades.
ResponderEliminarChiasa sabe que ellos estan felices y acaba de darles un hijo a Jae y Junsu que estaban triste y melancolicos por no poder tener otro bebe.
Ya aparecio Fayre,ella sabe que Chiasa tiene los poderes de Enyd que les dira???
omg fue consumado, ahora bueno lo dicho por Kenryu fue egoista se entiende pero le dice que jamás Changmin lo amara para mi fue cruel Changmin tiene todo el derecho de amar otra vez de entregarse en cuerpo y alma de amar mas o igual yyyy ahora Chiasa les dio un regalito >o< kyyaaa más bebés ^^ que hermosho... Ahora secretos seran revelados me inquieta me emociona esperare los próximos capos
ResponderEliminarGracias