martes, 16 de enero de 2018

Capítulo 18.



CAPÍTULO XVIII
SECOND CHANCE TO LOVE

Hacer el amor.
Se sentía tan extraño.
Como una capacidad que le había sido arrebatada durante años y él no recordase con claridad cómo utilizarla ahora que le ha sido devuelta.

La sensación del toque del teriántropo lo ponía sensible y temeroso. Temeroso del bienestar, del sabor a placer, del gusto en las entrañas y el calor en cada poro de su piel. Temeroso de la necesidad de regresar lo que recibe, de ser él quien acaricie, quien bese, rasguñe o muerda. Temeroso de su naturaleza, de su necesidad de sangre caliente.

— ChangMin, mírame. Te amo, ChangMin ah.


Temeroso de esto. De las palabras honestas, de los besos profundos y la sensación de fuego quemándole los labios. Incinerando el rastro de los besos antiguos, dejando su propia huella, su propio sabor, su propio matiz.

— Hayami. — Suspirar su nombre y mirarle a los ojos. Incapaz de devolverle exactamente las mismas palabras. — Yo… — Sellar los labios, sentir escozor en los ojos. Y aferrarse a esas pupilas que le miraban con mucho cariño.

— Sh, no digas nada. Yo sé, y entiendo. Solo, dime si debo parar, ¿bien? — Dice. Y son gestos como esos los que consiguen otro trozo del corazón del vampiro.

Como si esa fuese la única manera en que puede ganarse su corazón. Trozo a trozo, como un rompecabezas con muchas de esas piezas sueltas por ahí.

— Ngh~ Hayami~. — Jadea, estremeciéndose por cada roce que las manos del teriántropo deja con suavidad por toda su piel.

Porque incluso si va desnudándole entre besos y caricias, no deja de buscar su mirada, como si indagara en sus ojos la respuesta que probablemente su voz no sería capaz de decir. El vampiro morocho comprende entonces que no son sus miedos los únicos flotando entre los dos. Se da cuenta de que ambos son iguales, de que el destino sí que puede ser cruel a veces, y que los ha unido en la situación menos romántica u honesta posible.

Porque es innegable.
Kenryu estuvo primero. Y estará siempre en su corazón.
Fueron los oídos del híbrido los que escucharon esas palabras, y probablemente sea el único que lo haga.
Porque tal vez sea imposible decirle te amo como ya ha escuchado.

Es innegable.
Que Hayami vino después. Pero también se ha ganado un espacio en su corazón.
Que le devuelve las ganas de vivir por alguien más que sus hijos.
Las ganas de enamorarse. De entregarse, aunque al principio las barreras caigan tal vez con demasiada lentitud.
Que tal vez, siempre quede un muro al final.
El muro que separe su amor por Kenryu.
Su cariño, agradecimiento y admiración por Hayami.

Tal vez.
El futuro sea diferente.

— Ahh~, Hayami. — Suspirar para él. enredar las manos en su cuello y jalarle por la nuca.

Besándole apasionadamente mientras la diestra de Mokomichi continúa frotando su entrepierna. Ahora directamente, sin nada de ropa que le proteja de sus claras intenciones. Sus lenguas son hábiles, se buscan y se enredan casi con desesperación, con tintes de salvajismo y mucha necesidad.

De pertenecer.
De ser.

— ¡Ngh~! — El vampiro gimotea tembloroso, rompiendo el beso y mirando hacia el cielo.

Mokomichi había rodeado con su mano la hombría del vampiro, presionado contra él su propia virilidad, sujetando ambos miembros y bombeándolos juntos. En tanto, tras haber sido abandonado por la boca del morocho, ha dejado caer sus labios sobre su cuello, marcándole la clavícula con saliva y pasión.

Vampiro y teriántropo jadean, gimen. Buscan de nuevo sus ojos y los anclan, se besan sin parar al tiempo en que la siniestra del morocho acompaña la diestra del teriántropo y se masturban. A veces lento, a veces más rápido. El ritmo es variado, cuando sienten que la excitación podría desbordarse frenan, apenas se tocan o acarician, deseando alargar el mayor tiempo posible este encuentro.

La arena debajo de ellos es sutil, el oleaje del mar tranquilizador. La sensación de estar haciendo esto, sin otro testigo que la naturaleza, les seduce.

Mokomichi libera su agarre, el príncipe vampiro no. Sus besos se vuelven algo más pausados, pero igualmente húmedos y candentes. Las manos del teriántropo han encontrado camino por las piernas del morocho, se pierde cuesta arriba a sus costados, le presiona la cadera.

— ChangMin. — Le nombra.

Y es mientras le mira fijamente que el vampiro morocho comprende su mirada.
Quiere seguir. Y volverse uno con él.

El vampiro morocho titubea nuevamente. No puede evitarlo. Si le permite llegar hasta el final, entonces definitivamente se estará entregando por completo a él. Y eso le asusta. Porque ningún otro hombre aparte de Kenryu le ha tocado como lo hace, ni mucho menos, penetrado su cuerpo como si pretendiese alcanzar su alma.

— Yo… — Apenas murmura, cuando ha sellado nuevamente los labios.

Sus miradas no se han soltado ni un momento. Sus manos se han detenido. El tiempo mismo parece estar en pausa en ese preciso instante.

Mokomichi se pregunta si debería retroceder. Abandonar el momento y rendirse por hoy.
El príncipe vampiro siente ganas de llorar.
Llorar el pasado y animarse a dar un paso hacia el futuro.
Porque el presente es demasiado cruel.

— Está bien, ChangMin. Tenemos tiempo. — Murmura, besándole la frente antes de topar la propia con la suya. — Solo vamos a aliviarnos aquí, ¿bien?

El vampiro morocho no encuentra palabras, pero sigue el ritmo de la diestra que ha retomado las caricias. Estira el rostro y demanda uno más de esos besos profundos que el teriántropo bien sabe dar. Tan apasionados y honestos, calientes y agitados. Le gusta. El placer que deja con cada uno de ellos y la estela de sentimientos sin retorno.

— Ngh~ ugh~ Hayami~ Hayami~.

Mokomichi le escucha, y se siente confiado solo por eso. Por su voz ahogada en placer, su mano siguiéndole el ritmo. Sus ojos lacrimosos anclados a los suyos. Se siente confiado, feliz. Porque entiende que es a él al único que está mirando en ese momento. Que a pesar de lo mucho que siempre le atará al pasado, al primer hombre de su vida, justo en ese instante es solo él con quien está.

Solo él.

— Ha~yami~.

Más.
La palabra baila en su pensamiento, pero no se anima a decirla. Algo le detiene de convertirse en el vampiro lascivo que naturalmente es. Sin embargo, Mokomichi parece advertir su pensamiento. Pero a cambio de aumentar el ritmo, abandona la unión de sus entrepiernas y se desliza hacia abajo.

— ¡Ng~! — Tragando la hombría del vampiro. Provocándole esos espasmos de placer que el morocho no puede controlar y lo alteran de sobremanera.

Su auténtica naturaleza nocturna revelándose en esplendor. Los ojos azul índigo, los largos colmillos. La necesidad de sangre caliente. El lujurioso placer.

— Ah~ — Su cuerpo tiembla, se estremece de pies a cabeza.

La boca de Mokomichi es caliente y húmeda, succiona su falo con impresionante habilidad. Un resquicio de su cerebro se funde en celos, preocupado por saber dónde pudo aprender a hacerlo así de bien. Ese resquicio pronto es relegado a un punto donde no interrumpe su precioso momento.

— Hayami~ ¡ven! — Suplica con voz ahogada, llevando sus manos a la cabeza del teriántropo tira con fuerza de sus cabellos, obligándole a soltarle. — Bésame~. — Gimotea con la mirada más vidriosa a ser posible.

Mokomichi ni siquiera titubea. Sube hasta sus labios devorándoselos sin reparo alguno. Sus pelvis se encuentran de nuevo, se friccionan con salvaje vaivén. El éxtasis está cerca, ambos lo saben. Que el vampiro llegará primero. Y justo ahí, cuando el orgasmo lo abraza, sus colmillos se entierran en el cuello del teriántropo, succionando su sangre.

Su semilla disparó, ensuciando la pelvis de ambos. Su cuerpo tembló desmesuradamente. Sus ojos, miraron lo que nunca hubiera esperado.

Kenryu.

Hayami.

Incluso si el vampiro morocho esperaba que esto fuera una ilusión, una extraña jugarreta de su cerebro. En ese preciso instante, Mokomichi y Ogazawara estaban frente a frente. Mirándose con cautela. No. El vampiro se corrige a sí mismo. Se miran con tranquilidad.

Aun así, ChangMin intenta hablar. Pero la voz no le sale. Es más, ni siquiera puede moverse. Como si fuese él el único que realmente no está ahí. En medio de ambos.

¿Esto es una reminiscencia de tu sangre?

Sí. La última. Después de esto, ni ChangMin ni tú me verán de nuevo.

¿Por qué estoy aquí? ¿No debería ser ChangMin en mi lugar?

Ogazawara sonrió.

No. A ChangMin le he dicho lo que necesitaba. A ti, en cambio. Te lo diré ahora. Es el hombre de mi vida. Incluso muerto, todavía espero que podamos reunirnos de nuevo en otra vida. ChangMin es mi todo. Lo amo, por encima de todo. Pero, mi tiempo a su lado fue demasiado corto. Y de alguna forma parece que el destino de ustedes era estar juntos. Claro, después de mí.

El teriántropo sostuvo la mirada del híbrido. Comprende que hay un toque de recelo en su mirada, en su tono de voz. Entiende, y acepta con reserva, la peculiar muestra de posesión. Algo en el teriántropo se sacude violentamente por un instante, pero casi de inmediato se calma.

Lo comprende. Lo entiende.
Kenryu ama a ChangMin.
Y su sangre se lo recordaría por la eternidad, aunque el híbrido hubiese asegurado que no se volverían a ver nunca más. El peso de la sangre que le corre en las venas siempre, siempre estaría ahí.

Lo sé. Que fuiste y serás siempre el amor de su vida. No solo fuiste su primer hombre de verdad. Le diste lo que nunca podré. Así que, ¿estás aquí para darme permiso?

Ogazawara sonrió, casi divertido. Casi, porque era extraño.

Sí, puesto de alguna forma. Es así. Quiero que ChangMin sea feliz. Y puedes hacerlo feliz, así que cuídalo. No lo dejes nunca.

No pienso hacerlo. No en esta vida, Kenryu.

Podría amenazarte, pero he comprendido que tú, de entre todos los seres, eres el único que no le hará daño nunca. Dejo su corazón en buenas manos, pero lo siento, Hayami, su alma siempre será mía. No desesperes si no te dice las palabras que esperas. Solo ámalo.

Ya lo hago. No solo porque tu sangre corra por mis venas. Amo a ChangMin porque lentamente ha abierto las puertas de su corazón para mí. Pero, lo siento Kenryu, todavía quiero perseguir también su alma. En esta vida, me gustaría ser capaz de tocarla.

Ahí, presenciando aquel particular intercambio de palabras y deseos, el vampiro morocho no está seguro de cómo se siente. Abochornado, enojado, triste, feliz.
Esto, era demasiado para él. Una parte de él, quería escapar.

Luego de pronto, de alguna manera, ambos hombres volvieron la mirada hacia él.
Como si realmente lo estuvieran viendo en ése momento.

Kenryu. Hayami. Lo siento.

Cuando el vampiro morocho apartó sus colmillos, con los labios manchados de la sangre del teriántropo, no recordaba nada. Pero había lágrimas en sus ojos. Lágrimas de sentimientos encontrados.

— ¿ChangMin? — Mokomichi se apartó, preguntándose si lo había herido. Si tal vez había presionado demasiado de nuevo.

Quiso acariciarle el rostro, limpiar sus lágrimas y prometerle que todo estaba bien.
Pero no pudo hacerlo.
Estaba confundido.
Temeroso.

La conversación que el vampiro morocho presenciara entre híbrido y teriántropo, había sucedido. Pero como débil reminiscencia, ninguno de los dos la recordaba. En cambio, solo han quedado las inconscientes emociones. El vampiro sufre, por el amor perdido; pero se ilusiona, con la segunda oportunidad. El teriántropo duda, no sabe cómo hacerlo feliz sin herirlo en el proceso. Desea ofrecerle todo, sin quitarle nada. Nada de su pasado, de sus profundos sentimientos por Kenryu. Pero también quiere que le mire, como instantes atrás. Que lo quiera. Quizá que lo ame.

Y entonces sus miradas se encuentran de nuevo. Honestamente fusionadas. Como ventanas del alma. El vampiro le abraza, gimotea contra su hombro. Mokomichi devuelve el abrazo con torpeza. Es extraño, están desnudos. Y ChangMin acababa de tener un orgasmo. Él, ha perdido la excitación.

— Lo siento. No son lágrimas de dolor, Hayami. Yo, estoy feliz de que seas tú. Te lo juro, estas lágrimas no son de dolor.

— ChangMin… — Le separa, buscando de nuevo su mirada. Como si ahí en verdad pudiese leer lo que en palabras puede no tener peso.

Y lo ve.
La genuina sonrisa, el rastro húmedo en sus mejillas.

— Te quiero, Hayami. Quiero ser uno contigo. Por favor. — Murmura.

Y su tono es cariñoso, su respiración tranquila. Su pulso, acelerado.
Mokomichi sonríe en compensación.

— ¿Estás seguro, ChangMin?

— Sí. Mi corazón no duda. — Dijo, llevando la mano del japonés a su pecho. Ahí, donde su corazón late un poco más aprisa. Emocionado. — Está enamorado de ti, Hayami.

— Mi corazón también está enamorado de ti, ChangMin. Y mi alma, te ama como nunca a nadie. Es por eso que, si me vuelvo uno contigo, yo solo estaré haciéndote el amor, ¿entiendes?

El vampiro asiente, y tras empujarle es él quien se sienta en el regazo de su amante. Las olas del mar son un poco más ruidosas, juegan en la arena, la marea sube, el crepúsculo cae. El vampiro sonríe con ojos lascivos, y son sus labios los que inician uno de los tantos besos compartidos. Mientras la siniestra se pierde entre sus cuerpos y le acaricia. Dedos delgados que serpentean desde la punta fálica hasta la base, rozando el tronco con parsimoniosa sensualidad.

Algunas ataduras solo pueden soltarse cuando se acepta el dolor que las mantiene.

El teriántropo rompe el beso. Beso con sabor a sangre, a la suya, a la de él. No sabe en qué momento, pero el beso fue un poco salvaje y lo mordió. De todas formas, la herida ha sanado de inmediato, y el sabor cromado se le ha impregnado en las paredes bucales, en la lengua, en la garganta.

— ¡Ng! ChangMin. — Mokomichi gime, le mira a los ojos y siente su corazón temblar cuando la vidriosa mirada del vampiro brilla diferente.

Convencido de entregársele.

— Estás tan duro, Hayami. — Musitó con voz áspera.

— Porque estoy feliz de la oportunidad que me das, ChangMin. — Asegura, su voz más grave que antes.

El príncipe vampiro sonríe. Más y más ligero conforme el tiempo avanza y su cercanía con el teriántropo se vuelve tan efímera que prácticamente desaparece. Dando paso a la intimidad. La que va más allá de lo físico, la que conecta sentimientos, emociones. Corazón. El alma.

— Eres demasiado dulce, Hayami. Y yo soy un vampiro. Sé un poco menos gentil.

— No esta vez. Hoy, quiere que tú me muestres cómo te gusta, ChangMin.

El vampiro torció una sonrisa. Relamió sus colmillos y luego retrocedió. Su boca tragó el falo del teriántropo, succionando con ritmo lento, más concentrado en dejarlo mojado con su saliva que en provocarle un orgasmo.

— Entonces, te mostraré cuánto significa este momento para mí también, Hayami. — Dijo, y tras sentarse nuevamente en el regazo del teriántropo, tomó la diestra de éste chupándole los dedos.

Sensual.
Así era el vampiro. Una sensualidad con tintes de rebeldía, de salvajismo, de absoluta dominancia. Sus ojos oscuros cruzados por el azul índigo realzaban ese toque seductor. Como el vampiro que es, innegablemente era imposible resistírsele.

Cuando el vampiro soltó la mano del teriántropo, el sonido húmedo lo era todo, el hilo de saliva y la forma en que se mantuvo sobre sus rodillas, aprovechando la apertura de las piernas del japonés para mantener las propias en el eje adecuado. Mokomichi supo de inmediato lo que seguía. Y llevó esos dedos mojados de saliva entre las nalgas del príncipe vampiro, presionando la yema de uno de ellos en el orificio anal.

— Ng~. — El vampiro morocho gimió, temblando un poquito. Hacía años que aquella parte de su anatomía no recibía este tipo de atención.

Un pensamiento flotó en su pensamiento.
Kenryu.

— Te amo, ChangMin. — Mokomichi dijo. Apartando de la mente del vampiro otros pensamientos.

Ahí, arrodillado sobre su regazo, de frente al teriántropo, con las piernas abiertas y sus dedos masajeando entre sus nalgas. Los intensos ojos del japonés perforando su conciencia, alcanzando su corazón.

— Hazlo más aprisa, Hayami. Estoy hirviendo.

No. No es necesario preguntar ni pensar más.

— ¡Anghh~! — El vampiro arquea la espalda, mira al cielo.

Dos dígitos se mueven en su interior, abriéndolo de nuevo.

Mokomichi encuentra demasiado erótico y encantador el perfil que el vampiro le ofrece en ese momento. El mentón hacia arriba, sus cabellos morochos desordenados, el azul oscuro de la noche cubriendo la playa, el oleaje del mar, la brisa salada, la tibia arena bajo sus cuerpos. Su inquieto palpitar. Ese que escucha claramente, como si tuviera sus oídos pegados a su pecho, aunque no es así. Le fascina su aroma, algo más fuerte, fresco como la menta o un té de canela.

— ChangMin. — Le llama, casi por inercia. Inquieto, ansioso, desesperado.

Demasiado estimulado.
Todos sus sentidos lo perciben, desde su aroma a menta y canela, pasando por los latidos de su corazón y el pulso en sus venas, hasta las vibraciones que emite su anatomía excitada.

El vampiro baja la mirada, le sonríe y besa una vez más. Sus lenguas se enredan, otra vez. Se roban el aliento, se provocan la ya encendida lujuria. Los dedos de Mokomichi empujan profundo, le tocan sin reparo, explorando los anillos carnosos de su interior, masajeando hasta encontrar el punto que lo deshace en placer, volviéndolo escandaloso y frenético.

— Ya, Hayami. Hazlo, dentro, por favor. — Parlotea, apartando la mano del teriántropo y perfilando la hombría de éste entre sus nalgas. — ¡Ngh~! — Provocando la lenta penetración.

Profunda, caliente. Tragándole hasta el fondo, hasta que sus nalgas topan contra la pelvis del teriántropo.

— ¡Mgh! — Saboreando el ronco gemido que suena más a gruñido.

Como un animal salvaje liberado en su interior.

— Te siento llenándome, Hayami.

— ¿Te gusta, ChangMin?

— Me hace sentir tan vivo~.

— Te amo. Te amo, ChangMin. — Dijo, antes de que el vampiro comenzara a moverse.

Yendo de arriba abajo, autopenetrándose a su antojo, inventando su propio ritmo y siendo diligente. Lo disfrutaba, el placer de cada penetración, la forma en que su cavidad anal se adapta a la virilidad de su amante.

Amante.
Un golpe de conciencia azota su mente.
Lo comprende del todo.
Está teniendo sexo. No, haciendo el amor con Mokomichi Hayami.
No es Kenryu quien lo toma. Porque no es posible ya.

Pero él, comprende también, que es su segunda oportunidad.
Para ser amado. Para amar.

— Hayami~ por favor. Ámame~.

Mokomichi le empuja hacia atrás, las piernas del vampiro se enredan en su cintura mientras el teriántropo le eleva la cintura y toma el control.

— Ya te amo, ChangMin. 

Susurra contra sus labios, besándole después tanto más apasionado que antes. Su pelvis golpeando el trasero del vampiro, su falo penetrando profundo, tocando su punto sensible una y otra vez. El miembro del morocho es alcanzado por la siniestra del teriántropo, masturbándole a su ritmo.

El oleaje se escucha más calmado, la noche más oscura, el cielo cubierto de estrellas. La luna, grande, redonda y plateada.

Los gemidos de ambos casi parecen capaces de hacer eco en la playa y llegar hasta la isla. Callan algunos de ellos entre besos, sus miradas nunca se sueltan. Como si así se aseguraran continuamente de que sí, es el otro con quien están. Con quien hacen el amor.

Minutos después el orgasmo se anuncia. El calor es insoportable, el ritmo insostenible, el vaivén salvaje. Y ahí, en el momento en que ambos alcanzan el éxtasis al unísono, una onda casi imperceptible de magia explota en la isla, llega hasta la playa y los acaricia.

ChangMin y Hayami no se enteran. Sus bocas están unidas en un beso, más profundo y lento, los ojos cerrados. Sus corazones acompasados.


En la Isla, todos están impacientes por el arribo de ChangMin y Hayami. Jaejoong había comenzado a preocuparse por ellos, pero la pequeña Chiasa le había asegurado que su mami y su papi estaban bien, que llegarían a la medianoche.

— ¿Por qué estás tan segura, Chiasa?

— Chiasa solo lo sabe. Chiasa puede sentir la alegría de mami. ¡Y Chiasa ya puede llamar a Moko-chan papi!

— Chiasa, ¿viste algo? Tal vez, a través de los ojos de ChangMin, o de Hayami. — El Adalid vampiro sugirió. La pequeña negó efusivamente, sonriendo de oreja a oreja. — De acuerdo, si Chiasa está segura, vamos a confiar en ti.

— Tío Jaejoong.

— ¿Sí?

— Chiasa no pudo ver, porque ni mami ni papi querían que los descubriera. Chiasa sabe que mami y papi estaban siendo amorosos como tío Junsu y tío Yoochun hace un momento. — La pequeña dijo, todavía con una radiante sonrisa en su infantil rostro.

El vampiro buscó a la pareja de lobos, fulminándolos con la mirada.

— Pero Tenshi tampoco dejó que Chiasa viera a tío Junsu y tío Yoochun. Tenshi me llevó a ver árboles frutales~.

— No nos mires así, Jaejoong ah. No hicimos nada. — El castaño dijo, levantando las manos en señal de rendición.

— No es lo que Chiasa dice, Junsu ah.

— En verdad, no hicimos nada, yo quería pero Junsu.

— ¡Chun~!

— No me dejó. Estoy frustrado ahora, ¿saben? Estoy en una paradisiaca isla, sin poder tener sex…

— ¡Chun/Yoochun! — Exclamaron centinela y vampiro a la par.

— Tío Jaejoong.

— Oh, Chiasa, lo siento, ¿grité demasiado?

— No. Tío Jaejoong, estás triste.

— ¿Eh?

— Chiasa quiere darle un regalo a tío Jaejoong.

— Oh, ¿en serio? ¿qué será, Chiasa? — El vampiro dijo, un poco siguiendo el diálogo de su sobrina, esperando que quizá le diera alguna de las frutas que recogió con su hermano Tenshi, o una flor silvestre tal vez.

La pequeña posó su mano en el vientre del pelioscuro, sonrió radiante y exclamó de pronto que ya lo había entregado. El vampiro miró confundido a su sobrina.

— Chiasa concedió a tío Jaejoong el regalo que también le dio a ChulSoo, tío Reid y a Tenshi~.

— ¿Qué?

— ¡Chiasa también le dará un obsequio a tío Junsu! — Exclamó, alejándose entusiasmada hacia el centinela. — ¡Chiasa quiere primos y sobrinos para jugar! ¡Chiasa también quiere otro hermano~!

El vampiro pelioscuro se quedó mirando a su sobrina, que iba y tocaba el vientre del centinela mientras le daba un sonoro beso en la mejilla. Después buscó a su hermano Tenshi, y lo arrastró hasta donde su hermano Kenji mimaba a ChulSoo. Parecía tan feliz.

— ¿Jaejoong?

— Yunho ah, creo que Chiasa acaba de regalarnos un hijo.

— ¿Qué?

Oh por los cielos, tu magia es más hermosa que nunca, Enyd.

La voz femenina alertó a todos. Los hermanos Ogazawara de inmediato protegiendo a su hermanita.

Continuará.


P R O X I M A M E N T E
CAPÍTULO XIX
THERION

9 comentarios:

  1. Ajskdjdnsjs!! Ahh!! >0< !!! Perdón por mis gritos y mi ataque al teclado pero es que aksjdnakajdhd!! Ahhh! *o*

    Primero que nada Feli! Me recordaste porque adoró tus escritos! Tienes un don tremendo... La entrega de Changmin y Hayami fue tan hermosa, de nuevo lograste transmitirme las emociones y sentimientos de los personajes a la perfección, que te juro lloré con Changmin a la vez q entendía tanto a Hayami y rayos! Como me llené de alegría al final con esos dos, esa parte me dejó sin palabras y no por lo lujurioso o algo por el estilo, sino por la fuerte carga emocional que supuso ese momento.
    *ahora inserte algún meme de gente emocionada aquí por favor* xD Aleluya!! Abemus bebé para Jae!! TuT Chiasa es vida, Chiasa es amor... Adoró a esa niña y sus regalos tan bonitos.
    Sin duda en este cap hubo tantas emociones y risas xD porque ese Yoosu loquillos me sacó mi carcajada hahaha! Y también el imaginarme la cara de Yunho cuando Jae dijo lo del hijo xD
    Ahh!! Esperó con ansias el siguiente capítulo a ver q sucede con esa repentina aparición al final... Muchas gracias Feli!

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  2. Mujer tienes un don tremendo para tus historias que simplemente te atrapan al momentos.
    Que Dios te siga dando muchas bendiciones y fuerza para que puedas seguir con este hermoso don tuyo y tus historias.


    Al fin!!! -tira confeti- Changmin se entrega a hayami!!! Al fin!!! -lanza voladores- ya merece Minnie ser feliz y que hayami sea el indicado Dx Minnie a sufrido desde la partida de kenryu ;; , pero kenryu dándole su autorización a hayami para que amara a min hahaha me encanto, gracias por este capítulo y ahora chiasa! Que tiene el don de darle bebé a sus tíos!!! O.O y sobre todo que se los dice con toda la inocencia de un niño de su edad , esa niña enamora ://3

    Gracias por este capítulo ahora me intriga esa mujer es buena o les ara algo malo ;; gracias por el capo!

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  3. omg!!!!!...
    no me lo puedo creer las cosas comenzaron a avanzar al siguiente paso con la decision de changmin de seguir adelante a pesar de todo... de no dejar que lo malo arruine por completo su vida... fueron tan lindos y el momento tan emotivo con kenryu... baubau lo extrañare mucho...
    hay peque dando regalos para que todos sean felices pero que va ha pasar cuando tengan que pelear o defenderse???... ardera troya con lo sobreprotectores que se volveran los semes....
    me reencanto el capi mil gracias... saludos besos y abrazos a la distancia...
    matta ne... <3

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  4. Por fin de alguna manera CM puede empezar a ser feliz a lado de HY (dejando de lado los problemas), que sus sentimientos y mente estén tranquilos y pueda avanzar es lo mejor para él.

    Me encanta el hecho de que el Yunjae y el hayamin puedan tener más bebés, ya quería leer q le concedían esa dicha luego de tanto tiempo.

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  5. Wow este capítulo fue él inicio de una nueva etapa en la vida de todos. Me alegra mucho que ChangMin se decidiera a continuar con su vida, que entendiera que no es que vaya a olvidar a KenRyu porque siempre lo verá en sus hijos, pero tampoco es justo que toda la vida se la pase solo porque él siempre lo quiso ver feliz. Esperemos que ya en la isla Nima revele otro secreto que nos aclare mas él panorama.

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  6. En serio, en serio que con tus relatos de escenas de amor me llevan a disfrutarlas tanto que a veces pienso que soy yo jeje. Hermosa forma de entregarse Min y el mokito!!

    Por otro lado, algo asi me imagine que iba a pasar, Junsu, Jae y Min no podian quedarse atras en cuanto a embarazos.

    Quien es esa mujer!!!!

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  7. Wwooowww tengo una sensación agridulce con este capitulo en lo referente a Changmin y Hayami, por un lado estoy feliz en que su relación por fin haya avanzado y de que manera, pero tambien no voy a negar que se me salieron las lágrimas en algunas partes y sobre todo en la conversión de Kenryu y Hayami, porque la verdad es clara y los dos aman a Minnie con todo su ser incluso cuando uno de ellos esta muerto, y al igual que Kenryu espero que Changmin vuelva a ser feliz *0*
    Sabía que el Yunjae, el Yoosu y el Hayamin no se podian quedar sin sus bebés!!! Y eso que todavia faltan algunas parejitas que también espero tengan la dicha de ser padres,...
    Quien habló?!?!? Será que con esa muestra de poder de Chiasa los teriántropos han decidido mostraese o es la otra bruja??
    Gracias por el capi!!!!

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  8. OMG!!! este cap estuvo intenso primero por Hayami y Changmin,al fin ellos pudieron entregarse el uno al otro,Changmin al fin comprendio que merecia una 2da oportunidad y es con Hayami sin sentir que estaba traicionando a Kenryu y dejar libre sus sentimientos y Hayami hace todo lo posible para que el lo ame aunque sabe que Chamgmin no olvidara a Kenryu y lo conprende y es una de sus grandes cualidades.
    Chiasa sabe que ellos estan felices y acaba de darles un hijo a Jae y Junsu que estaban triste y melancolicos por no poder tener otro bebe.
    Ya aparecio Fayre,ella sabe que Chiasa tiene los poderes de Enyd que les dira???

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  9. omg fue consumado, ahora bueno lo dicho por Kenryu fue egoista se entiende pero le dice que jamás Changmin lo amara para mi fue cruel Changmin tiene todo el derecho de amar otra vez de entregarse en cuerpo y alma de amar mas o igual yyyy ahora Chiasa les dio un regalito >o< kyyaaa más bebés ^^ que hermosho... Ahora secretos seran revelados me inquieta me emociona esperare los próximos capos
    Gracias

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