Capítulo 17.

CAPÍTULO XVII

LIKE THE MAGNETO ATTRACTED THE SHADOWS

Tanto Yunho con Jaejoong, como Yoochun con Junsu, intercambiaron miradas. Nima no era aun el sujeto más confiable para ellos. Pero tampoco era el verdadero enemigo. Derek sin embargo le tenía más confianza, era prudente pero conocía el tipo de comportamiento del teriántropo mejor que los otros cuatro. Quizá porque en su vida como gladiador vampiro él no había tenido más opción que andar con suma cautela, hacerlo todo en solitario y hacerse de lado de quien fuera conveniente.

— ¿Es largo el camino? — El gladiador preguntó. Antes siquiera de que los otros dijeran nada.

— Viajaremos un par de noches, tomaremos una ruta desconocida para ustedes, y será la segunda vez que yo la recorra también.

— ¿Segunda?

— No solemos tomar el mismo sendero a nuestro Clan, siempre creamos otros. Además, somos pocos los teriántropos que nos alejamos del Clan, por lo que no existen muchas rutas exploradas o explorables.

— Entonces, ¿por qué iremos por una que ya recorriste?

— Porque es confiable. Y hay una cosa que quiero que vean en el camino. Al anochecer de mañana lo verán.

— ¿Por qué deberíamos confiar en ti, Nima?

— ¿Por qué no hacerlo, Yunho?

El Diurno sostuvo la mirada del teriántropo durante instantes. La mano de Jaejoong se deslizó por el brazo de su amante, entrelazando sus dedos mientras tiene su atención y se miran a los ojos. No son necesarias las palabras, el Diurno comprende que el Adalid está dispuesto a confiar en Kanesaki y asumir el riesgo. No tienen muchas opciones después de todo.

— Bien, te seguiremos. Pero si intentas cualquier estupidez, ni tú creo que puedas salvar el pellejo.

Kanesaki sonrió.

— Descuida, Yunho. Tenemos el mismo interés, deshacernos de Luken. Puedes no considerarme tu amigo, pero definitivamente debemos ser aliados.

— Mientras te mantengas lejos de mi hija. — Park dijo de pronto. Interrumpiendo incluso el pensamiento del Diurno o del Adalid. El centinela suspiró, resignándose a los celos indiscriminados de su amante.

SooYun se crispó, esperaba de hecho que ni siquiera le pusieran atención. Maldijo entre dientes y se dijo a sí misma que sería la primera en mantener distancia del teriántropo.

— Entonces, vamos a avanzar por acá. Vamos. — Sin poner cuidado a la advertencia del lycan, el teriántropo dirigió a la comitiva por un escarpado sendero hacia el Norte.

…

Aunque continuaba diciendo “no” y “basta”, ni el teriántropo ni el vampiro estaban renunciando a los besos. Uno tras otro más y más húmedos, derrochando una pasión que a ambos se les escapaba del cuerpo. Se han desordenado por completo el cabello, y curiosas sus manos también han buscado camino bajo las ropas. Mokomichi comenzó a encontrar sumamente molesto el atuendo de cuero que entallado a su anatomía, tocaba todo aquello que él no podía. El vampiro morocho, por su parte, ha encontrado interesante la sensación de la piel bajo sus dedos, encontrando fácil acceso a ella pues las ropas del teriántropo eran sueltas y estaban rasgadas también aquí y allá.

— Ng, Hayami~.

— ChangMin, no podré contenerme mucho más.

El teriántropo gimió en su oído, mordisqueando su cuello. Con la sangre caliente en las venas y la entrepierna palpitando un deseo inconmutable. Casi se desconocía a sí mismo, como un animal en celo que no es capaz de mediar entre el instinto y la reserva. Como si lo único que fuese importante en esos instantes fuera marcarlo, llenarle de él, impregnar su aroma en cada recoveco de su anatomía.

— Hayami~.

El vampiro jadeó perdiendo su propio autocontrol. Cuando Mokomichi gruñó en su oído y sus anatomías se tocaron a la altura de la pelvis, hubo suficiente consciencia en el vampiro para comprender lo que estaban por hacer. Y ese pequeño fragmento de razón que quedaba en su mente, se encargó de empujar al teriántropo y mantenerlo lejos con la distancia que proveía su mano, funcionando como puente entre ambos. Aunque, tener la palma de su mano en el pecho del teriántropo también le permitía sentir los presurosos latidos de su corazón.

Al levantar la mirada, el vampiro vio en los ojos del teriántropo un brillo que golpeó su pensamiento con la certidumbre de provocarle la libido. Jadeó involuntariamente al descubrir que su propia libido, dormida desde que Kenryu desapareció de su vida, despertaba con furia en su entrepierna. Inspirándole culpa. Inevitablemente, culpa.

— No puedo. No puedo hacerlo, Hayami. — Musitó.

Y fue entonces su mirada la que rompió con la atmósfera. Los ojos del vampiro estaban colmados de miedo. Un miedo que al teriántropo también le aguijoneaba el corazón.

— Entiendo, ChangMin. Lo siento, fui yo quien perdió el control y te empujó. — Dijo, aclarando la garganta y apartándose. — Vamos, tenemos que buscar a los demás.

— Hayami…

— Si es sobre lo que pasó, no digas nada. Si es sobre el paradero de los otros, te escucho.

El vampiro morocho titubeó.

Su pensamiento lo estaba volviendo loco. Pensaba, pensaba demasiado. Siempre razonando sus sentimientos desde que Hayami le provocó el primer latido cuando su corazón no podía más que sufrir la pérdida de su amante.

El teriántropo aguardó pacientemente por el vampiro. Ya que no se ha movido de su sitio. ahí donde él le había acorralado. Donde le había besado como si en verdad fuera suyo, como si fuera su amante.

— Solo, todavía no puedo. Pero quiero, Hayami. Solo, dame un poco más de tiempo. — Dijo, tras dar un paso y alargar su mano sujetando una del teriántropo, sosteniendo su mirada. — Me gustas, te quiero. Pero, es pronto para algo más que, besos.

— ChangMin…

— ¡Te lo aseguro! Me gustas mucho, quiero hacer el amor contigo, pero no hoy. — Gimoteó, azorado de las mejillas y francamente necesitado de ese cariño que el teriántropo le ofrecía.

— Está bien, ChangMin. Está bien, te esperaré hasta que estés listo. — Abrazándole, el teriántropo le acarició la espalda y sonrió. — Te amo, ChangMin.

Te amo, ChangMin.

La última vez que escuchó esas palabras, fue Kenryu quien se las dijo. Tras despedirse en una conmovedora y triste escena. En aquel entonces, pensó que nunca más las escucharía. Que sea Hayami quien se las diga ahora.

— Gracias, Hayami. — Gimoteó con lágrimas corriendo por sus mejillas. Lágrimas de alivio, de esperanza, de futuro.

Mokomichi le sujetó el mentón y lentamente se inclinó bebiendo las cristalinas gotas saladas. Fusionando sus labios una vez más, con mucha más parsimonia, como si fuera un rito de amor. Lento, lento, como un baile romántico en una velada de ensueño. De esas que las criaturas de la noche no tienen por montones ni a manos llenas. De esas que ni siquiera son propias de su condición o de sus anhelos. Puesto que como criaturas de la noche, los sentimientos no les son propios.

— Hay que irnos, ChangMin. — Dijo tras separarse, su frente apoyada en la del vampiro morocho. Sus manos entrelazadas.

— Sí. — Suspiró. Sin muchas ganas de abandonar ese momento de calma.

…

Mientras seguían a Nima, la comitiva se había distribuido de manera que ChulSoo, Tenshi con Chiasa en sus brazos y Reid iban en medio. Las trillizas, la gemela Park y la egipcia iban junto a ellos, mayormente en silencio, atentas a los sonidos alrededor, por si alguien los seguía o los miraba. Adelante, Nima junto con Yunho y Jaejoong. Atrás, Yoochun, Junsu y Derek cerraban el grupo. Todos ellos con sus armas listas para usarse. El Louxsna y el Fata intentaron usar sus transformaciones para aventajar camino y explorar, pero ya que Nima no decía por dónde ir hasta que ya estaban sobre el sendero, no tenía mucho caso.

— ¿No es ilógico hacer esto? De todas formas estamos recorriendo el camino y podremos recordarlo si queremos, ¿no?

— No en realidad, Min Jee. Si miras hacia atrás, te darás cuenta de que no hay sendero. Creo que hay alguna especie de defensa mágica aquí. — Reid dijo con tranquilidad.

Nima iba varios metros más adelante, andando sin emitir demasiadas palabras. Probablemente así de acostumbrado a viajar solo. Pero cuando llegaron a lo alto de una montaña y el acantilado lucía particularmente profundo en caída.

— Vamos a seguir por aquí.

— ¿Vamos a bajar?

— No. A saltar.

— ¿Qué?

— Descuiden, la caída no es tan larga como parece. Es efecto de la oscuridad.

El vampiro gladiador fue el primero en acercarse a la orilla y mirar hacia abajo. Luego volvió la mirada a su amante y titubeó. En su estado, una mala caída sería problemático.

— ¿Qué haces, Derek?

— Vamos a bajar.

— Pero no necesitas cargarme en brazos.

— No estás acostumbrado a tus dones vampíricos, no podrás calcular la altura ni la caída. Así que te llevaré. Sin peros, Reid. — Añadió con voz seria, interrumpiendo así cualquier queja que pudiera salir de labios de su amante.

— Esto es tan vergonzoso, Derek. — Gimoteó, ocultándose contra su cuello.

— ¿Vergüenza? ¿Delante de la familia, Reid?

— ¡Familia! — Exclamó la pequeña Chiasa. Despertando finalmente. — Chiasa tiene hambre, Tenshi~.

— Está bien, tengo algo para ti en mi mochila, Chiasa.

— Chiasa no quiere bajar~. — Gimoteó infantilmente, aferrándose al cuello de su hermano.

— ¿Eh? Pero tengo que darte comida, Chiasa.

— Pero Chiasa no quiere bajar. Chiasa no quiere que Tenshi se vaya como mami.

— Chiasa, no voy a irme. Estamos yendo todos juntos, mira.

— ¡Chiasa no quiere bajar!

— De acuerdo, de acuerdo. Hyun Ki ah… — Mirar a su novio fue suficiente para que el gemelo Jung entendiera su dilema.

— Te consienten más que a mí, pequeña bribona. — Hyun Ki le acarició el cabello, buscando en la mochila de su novio algo para alimentar a la niña. — Aquí, es un rico emparedado preparado por tu mami.

— Chiasa está agradecida con Hyun Ki~.

— Que linda, ¿no quieres que te cargue yo, Chiasa?

— ¡No~! Chiasa solo quiere estar con su hermano Tenshi~.

— No quiero ser impertinente, pero debemos continuar, chicos. — Nima dijo, preguntándose cómo es que un Clan tan descuidado ha conseguido escapar siempre del lunático científico. — Honestamente, cuando dirigen a grandes grupos son buenos, pero son un desastre cuando se mueven en familia. Y la pequeña Chiasa obliga al grupo a ir lento o consentir sus caprichos. ¿Es así como debe de ser? No puedo recordar cuándo fue la última vez que consentí el capricho de un niño.

— Ya vamos, Nima. Chiasa, vamos a saltar ahí abajo, ¿bien? Agárrate fuerte y cuando hayamos llegado, podrás seguir comiendo.

— Chiasa hará lo que Tenshi dice. Chiasa es una buena niña.

— Claro que lo eres.

Mientras Tenshi mimaba a su hermana pequeña, Kanesaki les indicaba hacia dónde moverse una vez llegaran todos acantilado abajo.

…

— Jaejoong hyung dijo que irían con Nima. Que tú sabrías el camino, Hayami.

— Así que Nima. Me pareció extraño que no se apareciera cuando estaba enfrentando a Luken.

— ¿Extraño?

— Podía sentirlo. Merodeaba alrededor pero se mantenía al margen. Creo que Nima no se involucrará a menos que no haya más opción.

— Pero confías en él, ¿no es así? Te enseñó sobre tus dones cambia-formas y te mostró el Clan al que pertenecías.

— Pertenezco, ChangMin. — Dijo. Con un tono más hosco de lo que pretendía. El vampiro morocho selló los labios un segundo.

— Claro. Tu clan, Hayami.

— No me malentiendas, no significa que no quiera ser parte de tu Clan, es solo que. — Sellar los labios y respirar profundo. Casi sin encontrar las palabras para terminar su oración.

— ¿Que qué, Hayami?

— ChangMin, ¿alguna vez te has sentido fragmentado?

— ¿Qué?

— Fragmentado. Como si fueras un montón de piezas sin encajar, como si no tuvieras identidad. ¿Alguna vez te has sentido así?

— Sí. Hace mucho tiempo.

— Entonces, debes entender cómo me siento. Sé que me llamo Mokomichi Hayami, que soy un teriántropo y que llevo en mis venas la sangre híbrida de Kenryu Ogazawara. Sé que te amo, que estoy dispuesto a todo por ti y tu familia. Sé que quiero matar a Luken. Pero, a pesar de todo esto que sé, todavía no sé quién es Mokomichi Hayami, qué significa ser teriántropo o por qué tenía que ser yo quien llevara la sangre de Kenryu. Y es complicado, ChangMin. Y en todo esto, lo único que logré sentir más integrado a mí, fue el Clan. Mi Clan, ChangMin.

El vampiro morocho sostuvo la mirada del teriántropo. Se sumergió en ellos con la intención de entenderlo realmente. Porque sí, hubo una vez en que él se sintió fragmentado, sin identidad, sin un sitio al que llamar hogar. Porque Won Dae le odiaba pues era fruto de una infidelidad. Él supo de eso, de no pertenecer a ningún lado, de resentimiento y odio. Supo de amarguras y sinsabores. Pero luego, Kenryu había llegado a su vida a cambiarlo todo. Y le dio un hogar, un Clan. Una familia.

— Lo entiendo, Hayami. — Dijo con sinceridad.

Pero algo en él pareció diferente a ojos de Mokomichi.

Algo, que lo alejaba de nuevo de él.

Porque desde entonces, y durante los siguientes dos días con sus noches, el vampiro mantuvo cierta distancia. Charlaba con él, lo seguía y confiaba en sus pasos, pero al mismo tiempo estaba esa brecha ahí. Física y emocional.

— Cuando hayamos cruzado esta montaña, el océano estará del otro lado, y más allá una isla. Ahí es a donde vamos, ChangMin.

— De acuerdo.

— ChangMin.

— ¿Sí?

— Mírame.

El vampiro morocho estuvo tentado de decir “para qué”, pero se arrepintió y en cambio detuvo sus pasos y giró el cuerpo, encarando al teriántropo.

— ¿Qué de lo que dije te lastimó?

— Nada, Hayami.

— Hace dos noches dijiste que esperabas hacer el amor conmigo cuando estuvieras listo. Pero después de hablar sobre el Clan, te percibo diferente.

— Estoy cansado. Y preocupado por mis hijos.

— ChangMin, no necesitas esconder tus emociones de mí.

— No estoy escondiéndolas.

— Has estado pensando en Kenryu estos días, ¿no es así?

— ¿No puedo hacerlo?

— Puedes. Puedes, ChangMin. Él te dio lo que yo nunca podré. Te dio un lugar al que pertenecer, una familia. Yo no tengo nada de eso para ti. Aunque dije que el Clan me hizo sentir integrado, no se siente como mi hogar. Pero cuando estuve ahí descubrí algo muy importante. Nosotros, los teriántropos, somos incapaces de reproducirnos.

El vampiro morocho abrió los ojos de par en par.

— Yo, no es como si esperara tener hijo contigo, Hayami. — Dijo con serenidad. Intentando diluir la tensión. Pero obtuvo el efecto contrario.

Mokomichi tragó hondo. Y evadió la mirada.

— Claro, tú ya tienes a tu familia. Sigamos por ahí.

— ¡Espera! No quise decir…

— Estamos dando vueltas sin sentido, ChangMin. Lo intento, pero no puedo evitar tener expectativas pensando en nuestra relación. Pero cuando tú recuerdas a Kenryu, cuando recuerdas todo lo que te dio, puedo ver que cierras de nuevo tu corazón. Y yo no sé cómo llegar a ti cuando haces eso.

— Yo, cuando dije lo de tener hijos contigo, es porque no tengo certeza de poder. Cada uno de mis hijos, han sido como milagros. Incluso cuando Jaejoong y Junsu tuvieron a sus hijos, nunca más he visto en sus análisis la posibilidad de procrear. Que Tenshi, ChulSoo y Reid estén preñados, tampoco puedo explicar eso. Así que, incluso si quisiera tener más hijos, tenerlos contigo, yo no sé si podría, Hayami.

— ¿Pero quieres?

— Yo. Presionas demasiado, Hayami.

— Lo hago, estoy desesperado, ChangMin.

— No tienes por qué estarlo. Te lo dije, me gustas.

— Sí. Y pensé que era suficiente. Pero ver cuánto te afecta tu pasado, me pregunto si podré seguir así por la eternidad. Siempre teniendo la expectativa de tener todo de ti.

El vampiro morocho bajó la mirada.

No podía hacer mucho para contradecir esas palabras.

Kenryu siempre, siempre sería su primer amor.

Tal vez el único.

— Como dije, sigamos por aquí.

…

Hacía unas horas que el grupo había llegado al dichoso Clan de Kanesaki. Sin embargo, lejos de un recibimiento por lo menos precavido, nadie se veía en la isla.

— No están acostumbrados a los extraños, así que se esconden. — Kanesaki explicó.

Los mayores miraron alrededor.

— Eh, Nima, esta isla parece deshabitada. No hay casas de ningún tipo.

— Los teriántropos no necesitamos casas, la naturaleza nos da todo, Junsu.

— ¿Viven transformados en algún animal?

— Es usted observador, Reid.

— Yo solo digo, no hemos visto personas, pero he visto algunos animales observar desde los árboles o entre la vegetación.

— El Clan es pequeño. Debemos mantenernos en anonimato y cuidarnos continuamente. Particularmente si hay extraños en nuestro territorio.

— Mami todavía no llega. Ni Moko-chan. Chiasa está preocupada por mami y Moko-chan.

— Está bien, Chiasa. Omma y Hayami-san no deben tardar en llegar.

Mientras Tenshi calmaba a su hermana, el grupo se mantenía ahí, en un pequeño espacio despejado de la isla.

— El Clan de Nima es extraño. — Dijo Mi Young por lo bajo. Su hermana sonrió. Lotus miraba atentamente todo. Aunque de tanto en tanto su atención la ganaba Min Jee. Hacía días que no hablaban de nada. Y parecía que la trilliza estaba enojada con ella desde la salida con Byung Hyun.

SooYun sentía que varias miradas estaban sobre ella. Pero incluso si buscaba de dónde podían venir esas miradas, nadie estaba alrededor.

— Este podría ser parte de tu territorio, sabes SooYun.

— No empieces a fastidiarme, Mi Young.

— Chicas, respeto para el Clan de Nima, por favor.

— Si, omma/tío Junsu.

El centinela se sentó junto a su amante, en un tronco marchito que descansaba sobre la tierra. Apenas si había sonidos y el aroma a mar estaba por todas partes.

— Debo admitir que no es lo que imaginaba.

— Es un Clan, rústico, Junsu ah.

— Alguna vez habías estado en un lugar así, Chun.

— Nunca.

— Me crispa los nervios no saber quién está mirando. Y aunque intento saber de dónde o de quién provienen las miradas, no hay nada más que sensación. Me sorprendió que Reid dijera que vio animales al llegar.

— Reid está perceptivo por lo de su embarazo. Eras igualito cuando estabas preñado de los gemelos, Junsu baby.

— ¿Lo era?

— Lo eras.

— Chun, ¿te hubiera gustado que tuviéramos más hijos?

— Me hubiera gustado, sí. Pero, no los tuvimos por alguna razón, Junsu. ¿Estás nostálgico? Vamos a ser abuelos, sabes.

— Sí, pero…

— No es lo mismo un nieto que un hijo, ¿verdad?

— Así es, Yoochun ah. Aunque podría mimar a nuestro nieto, después de tantos años y pese a que fui feliz viendo crecer a nuestros hijos, envidio un poco el embarazo de nuestro hijo. Y lo estaré el día en que SooYun sea mamá también.

— Espero que pasen décadas hasta que ese día.

— Eres tan celoso, Chun~. — Riendo por el recelo de su amante, el centinela se recargó en su hombro. — Sabes, aunque es un poco extraño que no haya nadie pero sentir miradas sobre nosotros, todavía me siento tranquilo aquí.

— Sí, tienes razón, Junsu.

Más allá, Reid y Derek todavía estaban charlando con Nima.

— Entonces, ¿esta isla es segura?

— Mucho. Es imposible acceder a ella, imposible de verse con la tecnología humana.

— ¿Ni Luken sabe?

— Nadie.

— ¿De dónde viene tal protección?

— Los teriántropos somos bastante antiguos. Probablemente vinimos al mundo antes que las criaturas de la noche. Pero tal vez simultáneos a la magia. Hace mucho tiempo, unas brujas llamadas Fayre y Enyd, hechizaron esta isla para permitirnos vivir en anonimato por la eternidad. Nadie, ni siquiera otra bruja o brujo, puede deshacer el hechizo. Excepto las mismas brujas. Chiasa, tiene la sangre de una de ellas. La bruja de Jade, Enyd.

— ¿Por qué no se lo has dicho a ChangMin, Nima?

— Hay secretos que solo pueden ser revelados en la isla. No fuera de ella. Cuando él venga, así como a Hayami le revelé algunos secretos, lo haré. Ahora, si me disculpan, tengo que hablar con los míos.

Cuando Kanesaki dio media vuelta, internándose en la vegetación, Derek acompañó a Reid a descansar. Lo que significó recostarse en sus piernas mientras el gladiador comenzaba a relatar cómo se imaginaba su futura casa familiar. En tanto, Diurno y Adalid se percataron de que ahí, nada tecnológico funcionaba.

— Jaejoong.

— Qué.

— También deberías descansar un momento. Han sido días agitados.

— Lo ha sido para todos, Yunho.

— Es por eso que, mientras descansas, lo haré contigo. Vamos a imitar a Derek y Reid. Incluso Junsu y Yoochun están cariñosos por allá. — Dijo, señalando a la pareja de lobos. Luego chasqueó la lengua. — Olvídalo, ellos solo están siendo descarados como siempre. — Añadió. Todo porque el centinela estaba tranquilamente sentado en el regazo del lycan, dejándose besar a diestra y siniestra.

— Se siente demasiado tranquilo aquí. Hasta parece irreal.

— Debe tener qué ver con el encanto propio del Clan, Jaejoong.

— Tal vez. — El Adalid se dejó hacer cuando el Diurno le obligó a sentarse a su lado y reposar el rostro en su hombro. Así, podía ver claramente cómo su hijo mimaba a Tenshi y jugaba con Chiasa. Una sonrisa cristalina se dibujó en sus rojos labios. — Hyun Ki está feliz, a pesar de ser todavía demasiado inexperto en muchas formas, está completamente enamorado del estado de Tenshi.

— Fue sorpresivo pero, entiendo su felicidad. — El Diurno admitió, permitiéndose relajarse ahí. — También me enamoré de tu embarazo cuando lo estuviste.

— Fue un momento hermoso, Yunho.

— Jaejoong… — El moreno buscó la mirada de su amante. Estaba ahí, la nostalgia del pasado. Ese anhelo que, ambos saben, les ha perseguido durante años. — Ojalá supiera cómo darnos de nuevo tal felicidad.

— Lo sé, Yunho. Lo sé.

Y besarse. Con los anhelos reprimidos y las lágrimas sin derramar. Por una dicha que solo pudieron vivir cuando tuvieron a sus gemelos.

A distancia, prudente como suele ser, el ninja estaba mirando el improvisado campamento desde lo alto de un árbol. Sentado sobre una gruesa rama mientras mordía una fruta que su joven novio le ha dado. Aunque hacía días que le apetecía más la sangre de su amante.

— Mis padres están melancólicos.

— Puedo verlo, HyunShik.

— También lo estoy. ¿Te diste cuenta, Byung Hyun?

— Lo hice, HyunShik. Sé que has estado pensando si también podrás embarazarte, sé que envidias a Tenshi y ChulSoo. Que has imaginado cómo te sentirías si una vida creciera dentro de ti. Pero, ambos sabemos que es impredecible. Si tenemos la dicha, voy a ser feliz contigo. Si no es así, todavía voy a seguir enamorado de ti, pequeño mocoso. Y tendremos familia, de alguna forma. Incluso si son solo hijos adoptados o algo.

El gemelo Jung se rio quedito. Su ninja novio no era muy romántico, y era seco o impositivo a su manera, pero era su novio. E incluso si no podían procrear, todavía estarían juntos por la eternidad.

…

Cuando el vampiro morocho vio el océano, y una isla más allá, supo que habían llegado a su destino. Sin embargo, él todavía no podía continuar.

— Hayami.

— ¿Qué sucede? ¿Estás cansado? ¿Necesitas alimentarte?

El vampiro se permitió una sonrisita. Pese a la discrepancia de antes, el teriántropo todavía lo ponía por delante en todo momento.

— No estoy cansado. Aunque tal vez si necesite alimentarme.

— Está bien. Hazlo. — Dijo, acercándose y exponiendo su cuello.

ChangMin se acercó, mostró los colmillos y se inclinó. Clavando los colmillos y succionando, bebiendo de la sangre del teriántropo.

Había comenzado por alimentarse, pero el deseo de antes había regresado. Y esa vez, ChangMin no pensaba detenerlo. Quería volverse uno con él.

— Hayami~.

— Suficiente, ChangMin. Si vas a detenerme de nuevo.

— No. No lo haré. Por favor, hazme el amor.

Tras mirarse a los ojos el deseo contenido finalmente se derramó. Se besaron con desesperación durante minutos. Cayeron sobre la arena y alcanzaron a escuchar el suave oleaje de la playa. Las ropas comenzaron a estorbar, los besos a ser insuficientes y el calor a sobrepasar sus límites.

— Ngh~ Hayami~. — Su hombría a ser presa del tacto impúdico del teriántropo. — No te detengas~ hasta que te impregnes dentro de mí.

Continuará.

P R O X I M A M E N T E

CAPÍTULO XVIII

SECOND CHANCE TO LOVE