Capítulo 9.

CAPÍTULO IX. THE PAIN OF A PUZZLE

Sentados alrededor de una mesa redonda daba la impresión de estar en una reunión de corte medieval, el grabado sobre la mesa de piedra realzaba la sensación, y la seriedad en las expresiones de los mayores aún más.

La tensión entre Mokomichi y Kanesaki era obvia. Y el propio recelo de Park tensaba todavía más el ambiente que se estaba viviendo en el salón. El Adalid Kim y su amante Jung tenían sin embargo un solo interés, conocer las intenciones de Kanesaki al buscar una alianza con ellos. El príncipe menor y el centinela estaban dispuestos a escuchar como todos, pero era el vampiro morocho el que mostraba más interés en la relación que pudiera existir entre Mokomichi y Kanesaki. Así como entender más sobre el Clan que ha mencionado.

Nima miró a Mokomichi, consciente de la desconfianza que cualquiera que no fuese parte del Clan Kim o el Clan Park, generaba en el teriántropo. Tenía mucho para decirle, pero tenía la impresión de que muchas de sus palabras caerían en oídos sordos.

— Enfoquémonos en lo más importante ahora, ¿cómo acabar con Luken? Sus clones comienzan a ser un auténtico fastidio. — El vampiro pelioscuro dijo, y fue así como la atención se enfocó de nuevo en aquello.

— Extermina al original, y caerán sus clones.

— ¿Y dónde está el Luken original? — El centinela cuestionó.

— Eso no lo sé. Pero puedo averiguarlo.

— ¿Cómo? — Fue turno de Jung de preguntar. Y por la expresión en sus ojos marrones, no estaba dispuesto a recibir una respuesta ambigua.

— Existe una característica que Luken no ha podido clonar de sí mismo. Su esencia lycan, lo que tanto odia. Esa esencia tiene un aroma en particular, soy un teriántropo con una habilidad muy especial también.

— ¿Qué? ¿Puedes olfatearlo en cualquier parte alrededor del mundo? — Park dijo con tono sórdido.

— No. Pero puedo hacerlo con ayuda. Hay un ritual mágico que permite seguir el rastro de olor alrededor del mundo. Conozco su aroma, si podemos hacer ese ritual, será cuestión de tiempo encontrarlo.

— Hubo un tiempo en que nuestros hijos podían convocar hechizos mágicos, pero perdieron esa habilidad cuando tuvimos la guerra contra Katoh. No hay mucha magia entre nosotros, solo los dones que obtenemos como criaturas nocturnas. Junsu y Yoochun son, de alguna forma, los más acercados a esa magia. — El vampiro morocho dijo de corrido.

— Nuestra esencia mágica es sin embargo limitada. — Park añadió.

— Sé bien la realidad de cada uno de ustedes, incluso de los muchachos. Pero, la niña puede.

— ¿Chiasa? — El vampiro pelioscuro preguntó, casi con tono hosco.

— Mi hija es especial, pero no sabe nada sobre magia. — El vampiro morocho siseó.

— ¿Seguro? Porque la huelo muy bien en la pequeña. Y dudo que desconozca algo como eso, Príncipe ChangMin.

— Chiasa no será participe de nada hasta que aclaremos algunas cosas respecto a ti, Nima. Por ahora puedes quedarte, pero tendremos un ojo puesto en ti, así que mejor ten cuidado con cada movimiento que hagas. — El Diurno dijo, finiquitando el tema y dando paso a otros en la reunión.

Temas en los que, de todos modos, ni Mokomichi ni Kanesaki fueron invitados. Razón por la cual los teriántropos tuvieron que abandonar el salón y salir de ahí.

Mokomichi exploró alrededor de la villa. Kanesaki se alejó montaña adentro, preferentemente lo más lejos posible de la gemela Park.

…

Entrada la madrugada todos tomaron unos momentos para descansar. Yunho y Jaejoong dispusieron las habitaciones en las tres plantas disponibles de esta casa tipo occidental, bellamente enclavada en una pequeña y antigua villa ubicada en un escondido terreno menos escarpado en la zona montañosa de Ulsan.

El sistema de seguridad estaba activado y funcional desde que llegaron, pero aun así estaban tomando turnos para montar vigilancia en los puntos que consideran menos seguros. De modo que esa noche, Jung, Park y Lee estaban apostados en los altos ramajes al norte y sur de la villa.

Las habitaciones de los mayores estaban en la tercera y última planta. Junsu, sin embargo, dormía inquieto, falto del calor de su amante. Igual que Jaejoong, aunque en parte era debido a que el líder del Clan Kim había mandado a su amante a vigilar ya que había vuelto a separar al ninja de su hijo ByunShik. Todos los adolescentes estaban en la segunda planta. Min Jee, Mi Young y SooYun decidieron compartir la misma alcoba. El resto se distribuyó con su respectiva pareja, aunque esa noche HyunShik estuviera solo en la amplia habitación (obviamente ha renegado por eso a su padre, pero el Diurno ni se había inmutado por su hijo, pero claro que ha resentido el desdén de su amante). HyunShik intentó colarse al punto de vigilancia con su amante, pero el ninja vampiro se había negado.

— Si te quedas solo conseguirás molestar más a tu padre, pero sobre todo me distraeré, no estoy satisfecho aun del tiempo que pasamos juntos, HyunShik.

La forma en que Byung Hyun le miró, generó un jadeo de excitación en el gemelo Jung. Y entendiendo que la lujuria todavía estaba latente en ambos, el muchacho no tuvo más remedio que desistir. Y así, conciliaría el sueño abrazando una almohada aunque fuese el musculoso cuerpo del ninja vampiro el que deseara entre sus brazos.

— Papá es cruel, me pregunto si el abuelo habrá sido así de malvado cuando salía con omma. Ah, es verdad, papá y el abuelo fueron enemigos al principio. Supongo que después de eso fue más permisivo.

Mientras Byung Hyun provocaba aquellas reflexiones en el joven Jung, su gemelo acompañaba a Tenshi en otra de las habitaciones, pero incluso si tenía ganas de hacer algunas cosas indecentes con su novio, se estaba aguantando. Y lo hacía feliz de la vida honestamente. Todo porque Chiasa había querido jugar con su hermano luego de que despertara hace 3 o 4 horas. Tras cansarse de corretear y explorar por toda la casa, había tomado chocolate caliente con tarta de manzana y luego querido una de esas entretenidas lecturas de su hermano Tenshi. Que el menor Ogazawara le leyera en su habitación había sido coincidencia, y que su hermanita se durmiera en pocos minutos, inevitable. A Hyun Ki no le importaba en realidad, por el contrario, le resultaba bastante tierna la forma en que su novio cuidaba de su pequeña hermana.

— Cuanto tengamos nuestros propios hijos vas a ser un buen omma, muy cariñoso y atento, Tenshi.

— ¿Q-qué cosas estás balbuceando sobre tener hijos? — Repentinamente tímido y nervioso por la seriedad con que su novio ha dicho tal cosa, el menor Ogazawara comenzó a buscar una muda de ropa más cómoda para dormir.

Aunque fueran a dormir apenas un par de horas, quería hacerlo cómodo. Encontró un pijama en uno de los cajones, las ropas eran nuevas y le iban a quedar un poco grandes pero no le importaba. Intuye que su familia suele tener ropas en las distintas casas de seguridad de tallas aproximadas, pero obviamente no exactas. Además, suelen elegir habitaciones al azar, por lo que con mayor razón…

— Tenshi.

— Q-qué.

— En qué piensas.

— Ropa. — Responde. El gemelo Jung eleva una ceja, aunque su novio ni siquiera lo estuviese mirando. — Tonterías mías, no es importante.

— ¿Es tabú hablar de formar familia, Tenshi?

— Ya somos familia, Hyun Ki ah. Te amo y eres lo más importante para mí. Todos somos familia aquí.

— Aunque has dicho algo hermoso, sabes bien a qué me refiero, Tenshi.

El menor Ogazawara suspiró. Volvió la mirada y encaró a su novio.

— Si quiero tener hijos contigo, Hyun Ki ah. En algunos años más. — Dijo, y vio una sonrisa ensancharse en la expresión de su novio. Él también sonrió. — Antes, solo me tomaste desprevenido y me dio vergüenza. Yo no creo que vaya a ser tan buen omma como dices. Mi omma, tío Jaejoong y tío Junsu, ellos han sido ejemplares, jamás podría estar a la altura de ellos.

— No te subestimes, Tenshi. Serás diferente, seré distinto yo también. Pero creo que cuando llegue el momento seremos buenos padres.

— Sí. Lo seremos porque tú estarás conmigo, Hyun Ki.

Envueltos por la atmósfera sobre ellos, bañada de ternura, romanticismo e inocentes sueños para el futuro, la joven pareja se besó dulce y lentamente. Sin buscar más contacto pues bastante conscientes eran de la presencia de Chiasa.

— Te amo, Tenshi.

— Gracias, Hyun Ki.

…

Park le ha avisado a Jung que se retirará unos momentos antes de comenzar su vigía. Ha vuelto a la villa y llamado al trillizo afuera, a unos metros de la villa, donde un terreno que suele ser usado para la siembra sería su salón de charla.

— Señor. — Kenji le saludó cortésmente. A sabiendas de que el llamado de su suegro no era precisamente para hablar tranquilamente.

— Será mejor que te transformes muchacho, porque no voy a ser muy complaciente. — Apenas dijo el azabache cuando ya había adquirido la forma del Louxsna.

El híbrido no titubeó tampoco, se transformó en esa criatura entre vampiro y licántropo que caracterizaba a su sangre y lo hizo justo a tiempo para recibir el embate del Louxsna. La lucha comenzó fiera, y continuó de la misma manera por minutos. Abrieron grietas en la tierra y levantaron polvareda, sus gruñidos eran fieros pero contenidos para evitar hacer eco en la oscuridad. Las garras de ambos licántropos hirieron el cuerpo del otro, pero los movimientos del Louxsna parecieron brevemente más lentos que los del híbrido. En su pensamiento, Kenji se sintió superior por esos instantes, y cuando se dio cuenta de su error, era tarde, el Loxusna lo derribó contra el suelo, empotrándolo ahí con sus poderosas extremidades. El híbrido no podía zafarse. Y entonces lo hizo, quizá como acto de desesperación para liberarse, tal vez como gesto de inferioridad y deseo por superar a su oponente. Clavó sus colmillos en el cuello del lobo.

El Louxsna gruñó al sentir los poderosos colmillos del muchacho atravesar su pelaje, piel y músculo, alcanzando sus venas y succionando su sangre.

Fue entonces cuando el híbrido lo vio, destellos del pasado de Park. La mujer que quiso siglos atrás. Cuando conoció a Junsu siendo un niño, la forma en que permaneció a su lado. Su dolor cuando casi le pierde durante el enfrentamiento contra Yiang. La locura y la cordura debatiéndose en su mente, el aullido desgarrador, los miedos y temores, el deseo de aniquilarlo todo. La esperanza, la familia, el amor y la madurez.

El muchacho apartó sus colmillos repentinamente, jadeando y con un pesar en su corazón que lo hizo sentir pequeño y abochornado.

El Louxsna se desvaneció entonces, dejando al hombre en quien las heridas se cerraron rápidamente.

— Lo sabes ahora, Kenji. No eres el único que ha tenido que sufrir y seguir adelante. Aférrate a las cosas buenas, y a partir de ahora, piensa antes de actuar. Si vuelves a lastimar a mi hijo, de la forma que sea, no serán tus colmillos los que muerdan.

— Sí, Señor. — El trillizo dijo apenas con voz, inclinándose formalmente hacia el azabache, levantándose luego y sintiendo esos pinchazos de dolor por todo su cuerpo.

Creía que no había sido herido por el Louxsna, pero se había equivocado, varias heridas estaban cerrándose y sanando en las piernas, la espalda y el costado izquierdo. Park comenzó a alejarse entonces, y vio a su hijo aproximarse.

— ¡Papá! — Exclamó, pero cuando estuvo frente a su progenitor, lejos de reclamarle el enfrentamiento con su novio, le abrazó fuertemente… — Gracias, papá. — Musitó, depositando un beso en su mejilla y andando luego con más calma hacia el híbrido.

Park volvió la mirada, suspiró cuando los vio reunirse y sonrió. Todo comenzaría a ir por el cauce correcto, está seguro.

— ¿Estás bien?

— Lo estoy, ChulSoo.

— Vamos.

Kenji y ChulSoo volvieron al interior de la casa, y aunque parecía que tenían mil cosas de qué hablar todavía, la sensación de haberse reconciliado y saber que ambos desean el nacimiento de su bebé, los tenía más tranquilos.

— Sanaron todas las heridas, ¿verdad?

— Por supuesto, tu padre no iba a atacarme a matar. Pero estoy seguro de que si soy un idiota otra vez, seguramente será así.

Los muchachos se miraron un momento, el gemelo asintió y anunció que tomaría una ducha. El trillizo mientras tanto preparó la cama, y cuando su novio regresó fue su turno de tomar lugar en el baño dentro de la habitación. Se dijo mentalmente que si hubiera actuado diferente, en esos momentos ellos habrían tomado la ducha juntos, pero ahora parecía que no se tenían suficiente confianza para la intimidad. Al volver, ChulSoo ya estaba metido en la cama, vistiendo solo la parte inferior de su pijama pues la parte superior la había notado demasiado pequeña para él. Kenji se unió a su lado, bajó los doseles de la cama y se permitió el regocijo de su compañía bajo la poca luz que se colaba a través de las delgadas telas.

— Me hubiera gustado presentirlo. Papá supo cuando omma esperaba a Chiasa incluso antes que omma mismo.

— La conexión de tío Kenryu con todos ustedes siempre pareció especial. Quizá era parte de sus dones.

— Tal vez.

— ¿Todavía estás enojado con él? — El gemelo Park preguntó con suavidad, como tanteando el terreno.

En esos momentos ellos ya se habían buscado bajo las mantas. Abrazados y sin mucho sueño pero cómodos con este momento privado, Kenji acariciaba la espalda de su novio, trazando figuras al azar en su piel desnuda (con una barrera que les hacía tímidos al contacto físico), ChulSoo descansaba sobre el pecho desnudo de su amante, escuchando los tranquilos latidos de su corazón y dejándose mimar por las tiernas y honestas caricias.

La pregunta no le importa ni le genera incomodidad al trillizo. Sabe que su comportamiento no ha sido bueno, que ha merecido la paliza que el mayor Park le acaba de dar en cuestión de minutos, que ha actuado frío y distante bajo una burda creencia de ser maduro, demasiado sumido en su dolor. Suspira y piensa, busca por primera vez las palabras correctas para expresarse.

— No estoy enojado ya, aunque sí lo estaba, y mucho. Pero he ido entendiendo su posición. Y lo difícil que fue para mi padre alejarse de nosotros, tomar esa decisión. Morir solo, sin su familia.

— ¿Crees que haya tenido miedo?

— Estoy seguro de que sí.

— Si estuvieras en su lugar, ¿harías lo mismo?

El gemelo Park sabe que es un cuestionamiento en cierta forma cruel e innecesario. Pero no puede evitarlo, una parte de él tiene miedo también. De todo. De haber sido tan malo pensando en deshacerse de su bebé, de haberle hecho daño y no poder perdonarse nunca. Tiene miedo del futuro, de un adiós prematuro o de un mañana en donde no puedan vencer. Tiene miedo de sí mismo, de sus inseguridades, de no estar a la altura. Del legado que le fue dado por sus padres y de lo fácil que él cae en debilidad.

— ChulSoo, la condición de mi padre era especial. Él ya estaba muriendo, era inevitable.

— Lo sé, pero…

— ChulSoo… — Sujetarle el rostro y obligarle a mirarle… — No estoy muriendo. No voy a dejarte solo. Incluso si estuviera muriendo, todavía querré pasar mis últimos días contigo. Con los hijos que vamos a tener. Y voy a hacer hasta lo imposible porque ese momento sea cuanto estemos ancianos y el legado de nuestra sangre nos dé bisnietos o más.

— ¿Lo prometes? — Gimoteó, aguantándose las ganas de llorar porque sabe que no es el momento, que no quiere más lágrimas ni miedos ni dolor. Que lo que su novio espera del futuro es mucho más alentador que lo que él todavía no puede imaginarse.

— Te amo, ChulSoo. Confía en mí, te lo ruego. — El híbrido dijo, honestamente reacio a las promesas.

Y el lobo le entiende. No necesita más que esas palabras. Asiente y sonríe, inclinándose por ese beso que sabe más dulce y hermoso que ninguno, aun el primero o la primera vez que hicieron el amor.

La barrera invisible de antes casi parece desvanecerse, cede un poco y es como el velo que cae lánguido sobre el piso y es tan delgado y transparente que parece desvanecerse pero todavía está ahí.

— Soy feliz, ChulSoo. Aunque estemos en guerra, soy feliz con el hijo que vamos a tener. Voy a luchar a la altura.

— No vas a hacerlo solo, Kenji. Voy a luchar contigo.

— ¡No puedes! Te expones demasiado…

— Si te atreves a dejarme de lado, no voy a quedarme contigo… — El gemelo Park dijo severo. Sosteniendo fijamente la mirada de su amante. — Todavía puede pelear, voy a tener cuidado.

— ChulSoo…

— No me dejes de lado, Kenji. Esta también es mi guerra.

— Voy a estar preocupado…

— Voy a estar bien atento…

— Antes te hirieron.

— Porque no estaba bien. Porque no sabía cómo ibas a reaccionar cuando supieras. Me distraían un montón de cosas todavía.

El híbrido suspiró de nuevo, lo abrazó fuerte y llevó una mano entre sus cuerpos tocando el vientre del lobo.

— Está bien, pero no vayas nunca al frente, mantente en las filas traseras.

— De acuerdo.

— ¿Cuándo va anotarse?

— ¿Eh?

— El vientre, ¿cuándo va a crecer? Tienes que subir de peso también, ¿verdad? Tienes que comer mucho más, y entrenar menos… — Dijo de corrido, concentrado en el vientre plano (y honestamente todavía marcado) del gemelo.

El lobo elevó una ceja, entre divertido y molesto por el repentino entusiasmo de su novio.

— Va anotarse en unos meses más, ganaré peso naturalmente, no hay por qué pensar en comer más o entrenar menos. Los cambios se irán dando a su ritmo.

— ¿Mi omma sabe?

— No realmente. El estudio me lo hizo tío Reid, y solo mis padres y SooYun sabían. Supongo que ahora lo saben todos.

— Omma ha estado distraído, creo que no es consciente todavía. Pero se lo diremos mañana.

El gemelo Park sonrió un poco, finalmente relajado.

— Kenji, hablemos con honestidad siempre. Papá estará tranquilo cuando note que nosotros nos apoyamos de verdad. Aun en momentos tan difíciles como lo que aun pesa sobre tu corazón.

— ChulSoo, no volveré a equivocarme. No volveré a permitir que pienses que solo te busco por sexo. Voy a hacerte el amor mucho, mucho. Y demostrarte que soy digno de tu confianza, de tu amor. Que también puedo cobijar tus miedos e inseguridades, como tú los míos. Que no habrá nunca refugio más seguro y comprensivo que nosotros mismos.

— Me gustan más los hechos que las palabras, Kenji.

— Entonces, ¿puedo besarte mucho ahora?

El gemelo Park asintió, sonriendo tímidamente seductor. El híbrido le devuelve la sonrisa y le empuja suavemente sobre el lecho, mirándole fijamente con esos ojos que el lobo había extrañado. Intensos, devotos y amorosos.

— Te amo, ChulSoo.

Sonreírse más amplio, coquetear, besarse dulcemente, devorarse lentamente los labios, buscar conectar de nuevo sus almas.

…

El vampiro morocho buscó a Chiasa con la intención de dormir junto a su hija, pero conmovió su corazón encontrarle durmiendo en medio de Tenshi y Hyun Ki. La reunión se había extendido más de lo querido, y era natural que tras la batalla y el inmediato viaje a Ulsan los más jóvenes estuviesen agotados. Física, mental y emocionalmente. El mayor se acercó para cubrir mejor a los durmientes con las mantas, Chiasa se removió entre sueños y terminó recostándose sobre su hermano mayor. Tenshi gruñó entre sueños, quizá por el peso repentino sobre su pecho, pero no despertó. Hyun Ki se movió también, como si le faltara el calor de su novio y sobrina, pasando una mano por encima de ellos, rodeándoles.

— He estado tan sumido en mi dolor, que casi olvido que hoy es tu cumpleaños, Tenshi. Hoy cumples la mayoría de edad. Y a partir de este momento tu crecimiento será diferente, lentamente los años vendrán a ti, y pasarán muchos de ellos antes de que veas un cambio real en tu cara, pero tu mente ya ha comenzado a madurar de cualquier forma. Todavía recuerdo cuán complicado fue tu nacimiento, o el crecimiento anormal que tuviste hasta cumplir los 13, tengo memorias de todo, mi amado hijo. Pero sé ahora que cada uno de ustedes es especial. Los genes de Kenryu guardaban más secretos de los que nunca esperé.

Con la mente ocupada con aquellos pensamientos, el vampiro morocho finalmente dio media vuelta y salió de la habitación, bajando a la estancia, donde tomó unos vasos de vino y se acomodó en un sillón contemplando el fogón de la chimenea, perdido todavía en sus pensamientos. De un momento a otro mordió su muñeca, y vio en su propia sangre uno de los tantos recuerdos hermosos que tenía de su amado. Sollozó y bebió de golpe el resto de la botella de vino, venciéndose minutos después al sueño.

Mokomichi había estado en las montañas hasta esa hora. Tratando sinceramente de no pensar en nada, aunque de hecho tuviera mucho para pensar. Cuando volvió al interior, el olor de ChangMin lo atrajo de inmediato. Caminó hasta la estancia, donde los restos de madera crepitan al rojo vivo pero no hay más llamas exhalando de ella.

El teriántropo miró al vampiro, su parsimoniosa respiración y el olor a licor. Vio la botella vacía y un vaso con restos de hielo en el fondo. Suspiró y pensó que tal vez el cansancio emocional finalmente había buscado un escape bastante humano.

— Debe ser incómodo dormir así.

Murmuró y se acercó con la intención de despertarle para mandarle a dormir a su habitación. Pero cuando dio un paso más cerca, vio al vampiro moverse entre sueños y sollozar.

— Kenryu.

Nombrando al hombre que obviamente todavía estaba en su corazón. Mokomichi sintió de nuevo un pinchazo de culpa. Y su propio corazón experimentó la congoja cuando algunas lágrimas rodaron por las mejillas morochas. Se inclinó sobre él apenas lo suficiente para limpiar con sus dedos las gotas saladas.

— Lo siento, por no poder aliviar tu dolor, ChangMin.

Dijo, y luego le cargó en brazos para llevarle a su habitación. Cuando le cargó, el vampiro morocho se acurrucó contra su cuello, respirando contra su piel. Provocándole inocentemente algunos estremecimientos.

Subió escaleras arriba hasta la tercera planta, siguió el pasillo a la izquierda y se detuvo en la tercera puerta, ahí donde sabe son los aposentos del vampiro. Entró con cuidado, casi maldiciendo el crujir de las puertas pues no quería que el vampiro se despertara. No cuando tal vez en sueños está junto al híbrido, y aunque llora, probablemente tiene instantes de felicidad.

Lo dejó sobre el lecho pero cuando iba a alejarse, las manos del vampiro se aferraron a su ropa.

— Kenryu. — Sollozó de nuevo. Gimoteando como si temiera quedarse solo.

— Lo siento, no soy él. — Dijo, esperanzado de que inconscientemente le escuchara.

— Kenryu. — Suplicó entre sollozos.

Sus lágrimas conmovieron al teriántropo. Y él se decidió a recostarse a su lado, dejándole abrazarse y acurrucarse en su pecho aunque no fuese el hombre que el vampiro extrañara.

Limpió otra vez sus lágrimas y le acarició la espalda, intentando consolarle de esa manera. Transcurridos unos minutos la respiración del vampiro se normalizó, pararon sus lágrimas y no hubo más sollozos. Su sueño pareció aligerarse junto con el gesto de su cara, y el agarre que había mantenido a sus ropas también aflojó.

Suavemente se apartó, le cubrió con las mantas y lo vio detenidamente unos instantes. Su rostro lucía relajado, todo rastro de tristeza parecía haber desaparecido, al menos momentáneamente.

— Lo siento, ChangMin, por no poder consolar tu corazón herido. Continúa ahí, en ese sueño donde Kenryu te da un poco de la paz que no encuentras en ningún otro sitio.

Le dijo sinceramente, desde su propio corazón. Y casi por la inercia de sus emociones, le besó la frente. El tibio contacto de los secos labios del teriántropo despertó algo en el vampiro, quien aun dormido llevó sus brazos al cuello de Mokomichi buscando entonces la misma tibieza que sintiera en su frente.

Quería un beso.

Contacto que Mokomichi negó sutilmente, poniendo sus dedos contra la boca del vampiro, sintiendo el inocente beso contra ellos. El ceño del príncipe vampiro se frunció ligeramente, y sus brazos estrecharon el agarre.

— ChangMin, no soy quien quieres. Déjame ir, te lo pido.

El ceño del vampiro se suavizó con su voz, y los brazos soltaron el agarre, acostándose en el lecho, rodando a un lado y abrazando uno de los almohadones.

Mokomichi suspiró aliviado al verle tranquilo. Si al menos el beso que buscara el vampiro fuese de él, con gusto lo habría cedido aun en sueños. Pero aquello no era así. ChangMin extrañaba a Kenryu. Él solo es un continuo recordatorio de su dolorosa realidad. Con aquella culpa que todavía pesaba en su corazón, el teriántropo finalmente abandonó la habitación del vampiro morocho, yendo a la que le han ofrecido en una de las casas estilo oriental al lado de la casa.

Ahí, Mokomichi saca el sobre que le entregara Kanesaki tiempo atrás. Lo dejó sobre la mesa dispuesta en un espacio de la habitación, respiró profundamente y decidió finalmente abrirlo. Después de todo Chiasa se lo había dicho en aquella visión, que debía confiar en Nima. Renuente, pero confiado sí de Chiasa, el teriántropo rompió el sello y sacó el contenido de su interior. Un microchip, y una simple nota.

— Robledal. Ritual celta. Bruja de Jade.

Mokomichi leyó, pero honestamente aquellas palabras no tenían un significado particular para él. Recuerda sí que Chiasa mencionó que era por él que tenía el poder de la Bruja de Jade, pero él no tenía más memorias que pudieran aclarar su pensamiento.

Inquieto en el encierro de estas paredes, el teriántropo salió a correr de vuelta a las montañas, con el aire en la cara, frío y húmedo por la brisa nocturna de esa noche invernal, aspirando los muchos aromas que las montañas le regalaba. Escuchó sus sonidos, los de los animales que cazan en la oscuridad, los de aquellos que duermen en sus guaridas. Todo parecía tan calmado que casi parecía irreal. Como si una guerra no estuviera latente en el mundo.

Detectó también el aroma de Kanesaki, y de pronto necesitado de conocer su pasado, llevó sus pasos hacia él. Saltó una pequeña colina y llegó a un terreno menos escarpado cubierto de nieve. Kanesaki estaba sentado en la orilla, en forma de lobo blanco, mirando más allá en la cadena montañosa.

— Quiero hablar contigo, Nima. — Mokomichi dijo con tono autoritario. Y su congénere recuperó de inmediato su forma humana, vistiéndose de inmediato con las ropas que descansaban a un lado.

— Qué es lo que quieres, Hayami.

— El video que me mostraste antes, ¿quién iba a casarse?

— Mi hermana.

— ¿Con quién?

Kanesaki notó el titubeo en los ojos de Mokomichi.

— No contigo, pero sí con alguien cercano a nosotros. Descuida, ellos viven felices ahora en el Clan.

— ¿Dónde se encuentra el Clan?

— Lo sabes, pero aunque no lo recuerdes, todavía es tu clan también Hayami, pero no voy a decirte su ubicación. Perteneces a ese lugar, incluso si dices que no recuerdas nada, seguiré esperando a que lo hagas. O puedo llevarte cuando quieras.

Mokomichi descartó la oferta.

— El sobre que me diste, ¿de verdad no sabes nada de eso?

— Como te dije cuando te lo di. Respeté tu secreto, no querías que nadie más que tú mismo viera su contenido. Y así fue. Así que no, no sé nada, Hayami.

Mokomichi chasqueó la lengua.

— Por cierto, qué pasa entre la chica Park y tú.

— Oh, lo notaste.

— Su padre tuvo que contenerse y no irse sobre tu yugular.

— Creo que somos predestinados.

— Menudo lío.

— Bastante complicado.

— ¿Sales con alguien?

— No es por eso.

— Yo, ¿salía con alguien?

— No. Ni nunca supe que te enamoraras de alguien. No te preocupes, incluso si te enamoraste del príncipe vampiro, no le eres infiel a nadie.

Mokomichi gruñó.

— Entonces, la chica Park y tú…

— No hay manera. Tengo casi medio siglo, ella solo 19 años.

— Pero es inmortal.

— Aún así, es imposible.

— ¿Puedes evitar algo predestinado?

Kanesaki guardó silencio.

…

Cuando el vampiro morocho despertó se sentía más ligero, pero se preguntaba cómo había llegado hasta su habitación, estaba seguro de que se había quedado dormido en la estancia bebiendo. Se levantó del lecho y casi de inmediato percibió un olor diferente en su ropa. Ese olor le es conocido.

— Hayami. — Dijo en voz baja. Resopló con frustración y trató de recordar algo.

Pero todo lo que tenía en su mente era el recuerdo onírico de una tarde de invierno al fuego de la chimenea junto a su amante. Kenryu le había amado mucho aquella tarde. Cuando ya estaba esperando a Chiasa, era uno de sus recuerdos más recientes y amorosos. Y había accedido a él después de morderse a sí mismo y ojear en su sangre.

Pero una vez más, Mokomichi se hacía presente en su vida.

El príncipe Kim desechó el pensamiento. Se metió a la ducha y tras cambiarse salió de su habitación rumbo a la de su hijo Tenshi, buscando a Chiasa y para felicitar a su hijo por su cumpleaños 18. Más cuando llegó a la alcoba, estaba vacía. Por el pasillo escuchó las risas de sus hijas y anduvo entonces hasta la habitación del fondo, la más grande de todas, ahí donde las adolescentes se habían quedado. Chiasa estaba en la ducha con sus hermanas, chapoteando en la tina entre risas. Mi Young y Min Jee metidas con ella.

— ¿Se divierten, niñas?

— ¡Mami~!

— Omma.

— Buenos días, queridas. — El vampiro morocho se internó en la habitación, tomó una toalla grande y luego cargó a Chiasa en cuanto la pequeña entendió que era momento de salir.

— Mami se ve más bonito hoy.

— ¿Bonito? ¿No guapo?

— No, mami se ve bonito~.

— De acuerdo, gracias. Pero Chiasa es la más hermosa. Min Jee y Mi Younh también, por supuesto.

— Oh, omma, sabemos que Chiasa es la más bella. — Mi Young dijo con una sonrisa. Saliendo de la tina y colocándose una bata. Su hermana haciendo lo mismo, ambos sonriendo.

— Chiasa es bonita porque es una niña. Pero Chiasa quiere ser hermosa como sus hermanas cuando sea grande. — Dijo entusiasmada la pequeña. — Porque Chiasa no puede ser bonito como su mami porque mami es hombre y Chiasa es una niña.

— Una niña muy inteligente, sin duda. Pero Chiasa está bien siendo niña y seguro será una mujer hermosa.

El príncipe vampiro continuó el camino fuera de la habitación de sus hijas tras haberles dado un beso en la mejilla a modo de saludo matutino y recordarles que hoy debían festejarle de alguna manera a su hermano menor. Cuando subió a su alcoba para vestir y peinar a su hija, la pequeña todavía tenía cosas para decir.

— Mami.

— Sí, Chiasa.

— ¿Lloraste?

— ¿Eh? ¿Por qué preguntas, cariño?

— Porque los ojos de mami están rojos e hinchados. ¿Extrañas a papi Kenryu?

— Sí, cariño. Extraño a tu papi, pero estoy bien.

— Chiasa quiere ver de nuevo a papi Kenryu, y que mami lo vea también.

— Chiasa, antes cuando viste a papi Kenryu en el Palacio, ¿sabes cómo lo hiciste?

— Chiasa no sabe. Chiasa siguió un camino de luz que hacían unas mariposas muy bonitas.

— ¿Dónde comenzaste a seguir esas mariposas, Chiasa?

— En la habitación de Chiasa, mami. Cuando Chiasa despertó las mariposas de luz estaban volando sobre Chiasa. Chiasa solo supo que tenía que seguirlas, y lo hizo. ¡Y entonces Chiasa encontró a papi Kenryu!

— Cariño, antes de que encontraras a papi Kenryu, ¿recuerdas si viste o escuchaste algo más?

— Chiasa escuchaba gotas de agua mientras caminaba. Pero Chiasa no tuvo miedo. Chiasa solo sabía que algo bueno iba a pasar.

— Gracias Chiasa, por contarme.

El morocho quería saber más, pero al mismo tiempo pensó que era mejor no hacerle más preguntas a su hija. Cuando estuvieran en Virginia, pediría a Reid que le ayudara a analizar la sangre de su pequeña, y tal vez comprender mejor todo lo que pasaba. Sus poderes y la razón por la que Kanesaki aseguraba que ella podía usar magia.

Más tarde, mientras la vigilancia cambiaba y tomaban lugar Junsu, SooYun y HyunShik (sí, mandato del Diurno, mientras menos contacto entre el ninja y su hijo, mejor para él), el vampiro pelioscuro demandaba alimento de su amante. En realidad, ambos se han alimentado mutuamente, mordiendo y succionando en un acto por demás erótico.

— Deja de molestar a HyunShik con esos celos de padre tuyos, Yunho.

— Sí, sí. Es solo estrategia Jaejoong, no es intencional.

— ¿Realmente esperas que me crea eso?

El Diurno encogió los hombros. Su amante revoleó los ojos y sonrió.

— Mejor vamos a prepararnos para salir, es mejor hacerlo al mediodía y tomar la ruta que Reid y Derek nos indicaron.

…

Antes de que el vampiro morocho pudiera reunirse con sus otros hijos, su pequeña ya lo habría arrastrado a otra de las casas en la Villa, sus puertas corredizas de papel de arroz, el suelo de madera y antiguos refranes colgando de sus techos o columnas recordaban bastante a los hogares de las épocas antiguas de su país.

— Chiasa, por qué aquí. ¿sucede algo?

— Chiasa solo sabe que debe ser aquí. Chiasa quiere que mami también vea a papi Kenryu.

— ¿Qué?

Incluso si quiso preguntar algo más, el vampiro morocho no tuvo tiempo, ni pensamiento razonable ni corazón. El sonido de gotas caer sobre un espejo de agua y mariposas de luz flotando de pronto en medio del vacío salón, hizo latir un poco más rápido el corazón del vampiro. Y un mar de emociones desatándose dentro de él cuando reconoció aquella figura.

— ¿ChangMin?

Y la sorpresa no era menos para el híbrido Ogazawara.

--//--

Virginia, Estados Unidos

Después de un montón de cosas sucedidas antes de salir de la Villa en Ulsan, se han reunido con sus amigos en esta ciudad. Entre las muchas cosas en las que ponerse al corriente, los amigos han recibido a Nínive. Y una postulante para ser parte de los aliados fuertes de los clanes ha llegado con ella.

— Ella es Lotus, es mi sobrina.

— No sabía que tenías hermanos, Nínive.

— Mis hermanos y yo no habíamos estado de acuerdo sobre a quién apoyar. Pero recientemente se han dado cuenta de que es mejor estar del lado de la vida y la prosperidad, no del caos o la ambición. En fin, Lotus no está aquí por mandato de su padre, ha elegido venir por su propia voluntad. Es una ferviente creyente de tu clan, Yunho.

Lotus es una chica de estatura promedio, piel morena y grandes ojos almendrados. Cabello bruno y la silueta propia de una guerrera. Tenía el cabello peinado en decenas de trenzas con hilos de colores entrelazados a sus mechones, maquillaje muy propio de las grandes diosas egipcias y un tatuaje en el antebrazo del Ojo de Horus. Su vestimenta dejaba al descubierto las largas piernas y el vientre, usaba un calzado bastante peculiar que cubría del todo hasta el tobillo, pero hacia arriba y hasta las rodillas eran solo cordones que se entrecruzaban hasta el amarre final bajo la rodilla. En los muslos portaba fundas con dagas, y en la cintura una pistola de cañón corto a la derecha y un sable egipcio a la izquierda.

— ¿Quién la entrenó?

— Ha tenido diversos entrenamientos. Con sus padres, conmigo, ha aprendido en batalla y también por medio de la observación. Lotus es tenaz, es una guerrera y buena estratega, será útil para nuestra causa, pero si me permites extender una petición, quiero que se quede contigo, Yunho.

— No pretendemos tomar la responsabilidad de nadie más, Nínive. Perdimos a todos en el Palacio del Este, no puedo asegurarte que Lotus vuelva de una batalla contra Luken.

— Como dije, Lotus está aquí por voluntad propia. Es ella quien quiere unirse a ti, a mí me ha pedido que interceda en su nombre. No voy a echarte la culpa de su futuro, y tiene potencial.

La guerrera egipcia estaba impasible, escuchando pero sin emitir palabra alguna a menos que se le pidiera. Se le veía como una mujer severa, fuerte y leal. Junto a Nínive y el Diurno, una de las trillizas Ogazawara ha sido llamada para evaluar a la postulante.

— ¿Qué opinas, Mi Young?

— Ella es buena. Definitivamente deberías aceptar que se quede, tío Yunho.

— ¿Segura? ¿La has probado ya?

— Lo hice, calentamos un poco mientras tenías reunión con los demás. Así que estoy segura, tío.

— Bien, ya escuchaste Nínive, Lotus tú también. Bienvenida al Clan.

— Gracias, señor.

— Llámame Yunho, no seas tan formal. Nínive, ¿puedo hablarte en privado?

— Claro.

Cuando los mayores se retiraron, Lotus y Mi Young se miraron unos segundos, se habían calibrado las fuerzas antes pero ambas sentían que no ha sido suficiente.

— ¿Otro duelo, Lotus?

— Encantada, Mi Young.

— Oh, pero esta vez, qué tal con mi hermana. Min Jee,¿lista?

— Nací lista, hermana.

…

Desde que dejaron Ulsan, ChangMin apenas miraba a Mokomichi. Y esa indiferencia comenzaba a calar el corazón del teriántropo.

— ChangMin ah.

— ¿Qué necesitas, Hayami?

— Si Chiasa pudiera, ¿te gustaría que el pasado cambiara y Kenryu viviera?

Continuará. 

¡Hola! ¿Qué tal? ¿Sigue siendo satisfactorio volver por cada actu? Espero que sí~ Esta semana incluso tuvimos doble capítulo, pero fue especial xD tuve un poco más de tiempo para escribir. 

Al momento de redactar este capítulo me di cuenta de que la idea que pretendía dejar no pudo quedar xD por lo que tuve que cambiar el nombre del capítulo y mantener el anterior para el siguiente. 

Así que, P R O X I M A M E N T E (again xD) 

CAPÍTULO X. THE DECLINE OF WHITCHES