Capítulo 7.

CAPÍTULO VII. THE PAIN OF YOUR HEART BEATS IN MINE

~*~

El vampiro morocho endureció la mirada ante la supuesta confesión del teriántropo. De pronto se sintió molesto y casi iracundo.

— ¿Estás intentando tomar ventaja de mí? — Siseó, con los ojos cruzados por esa línea azul índigo que demostraba su naturaleza nocturna.

— No. Jamás haría algo como eso. Por esa razón te estoy preguntando si está bien que esté alrededor, ChangMin.

— No te confundas, Hayami. La única razón por la que acepto que te quedes cerca es por mi hija. Chiasa es, junto a mis otros 4 hijos, lo más importante que tengo en este mundo. Por ellos haría lo que fuera, incluso tolerar tu presencia y la idea de que los poderes de Kenryu sean tuyos ahora. — Dijo, con tono duro, amargo.

Mokomichi no le apartó la mirada, ni se tomó como una revancha sus palabras. Está seguro de que, por alguna razón, puede entender su posición. Quizá si hubiese perdido al amor de su vida sin haber podido acompañarle en sus últimos días, también reaccionaría así. Quizá si hubiera tenido familia con el ser amado, también estaría dispuesto a todo por ellos.

— Me quedaré cerca entonces, no aquí, pero cerca, ChangMin. — Concluyó, dando media vuelta y saliendo del salón. Del Palacio del Este. De la cercanía inmediata del vampiro morocho.

Cuando el japonés abandonó los terrenos del Palacio, el vampiro respiró con algo parecido al alivio. Una parte de él odia a Mokomichi. La otra, no sabe cómo nombrar a lo que siente. Se niega a pensar en algo parecido a la atracción. Porque la herida por la pérdida de Kenryu es demasiado fresca todavía, porque él no es quien se toma a la ligera los sentimientos. Porque él mejor que nadie conoce el sentimiento del rechazo, del abandono y la culpa. Y se odia otro tanto a sí mismo por haberse permitido ser vulnerable, débil, por haber bajado tanto la guardia que casi pierde a su hija.

El vampiro tragó hondo, cerró los ojos unos segundos y trató de serenarse, de mandar al olvido esos pensamientos y seguir adelante. Se recargó en el muro y apretó los párpados, unas lágrimas corrieron por las prietas mejillas, y él se deshizo de nuevo en dolor y remordimientos. Su espalda resbaló y terminó en cuclillas, sollozando en silencio y tratando de encontrar un verdadero alivio a sus sentimientos.

— Kenryu. — Sollozó pensando en su hombre. En la falta que le hace, en lo bien que estaría todo si él continuara ahí.

A varias calles del Palacio del Este, Mokomichi sentía el dolor del vampiro y se llenaba también con culpa y remordimientos. Mira al cielo y respira el aire citadino, el olor de ChangMin todavía se siente cerca, lo tiene impregnado en su sentido y es fácil percibirlo aún a esa distancia. Sonríe con un dejo de melancolía y se sienta en una parada de autobús aunque no fuese a necesitar ninguno. Se siente sólo, fuera de sitio, inseguro de su futuro pero todavía decidido a proteger a la familia Ogazawara.

— Simplemente, qué tanto de la conciencia de Kenryu quedó dentro de mí. — Musitó, mirándose las manos con aire pensativo.

Esas manos que antes habían sido poderosas e imponentes, como cada parte de su cuerpo transformado en una bestia indefinida entre las criaturas nocturnas. Nunca había sentido tal poder, ni tal miedo. La idea de perder de vista a Chiasa, de ver el dolor de ChangMin, habían sido su fuente de poder, lo que había activado la naturaleza que le viene de la sangre del híbrido Ogazawara.

En el Palacio, el vampiro morocho ha sido sorprendido por su hijo Tenshi, quien al verle sollozar de cuclillas en un rincón del pasillo sintió un pinchazo de dolor por su progenitor.

— Omma…

— Ah, Tenshi… — El vampiro se apresura en limpiar sus lágrimas, incorporándose y forzando una sonrisa en su rostro… — Qué pasa.

— Chiasa se quedó dormida después de llorar también.

— Lo siento, iré de inmediato con ella.

— No es necesario, como dije, ella ya se quedó dormida. Tranquilamente, me aseguré de eso.

El vampiro miró a su hijo. ¿Cuándo había crecido tanto? ¿Cuándo sus facciones adolescentes habían mutado por unas más maduras?

— Perdón, Tenshi. He dejado de nuevo carga sobre tus hombros.

— No me importa cuidar de Chiasa, es mi hermanita después de todo. Y le encanta cuando le leo. — Musita, de pronto un poquito avergonzado.

Su progenitor sonrió con un poco más de honestidad, le revolvió el cabello y besó su frente con cariño.

— Eres un buen hermano para Chiasa, Tenshi. Estoy orgulloso de cuánto has crecido también.

— ¿Lo estás, omma?

— Por supuesto.

— Y, ¿también estás orgulloso de Min Jee, Mi Young y Kenji?

— Sí.

— Entonces, ¿sabes siquiera cómo se sienten ellos ahora? ¿O qué están haciendo?

El vampiro morocho jadeó inconscientemente, sintiendo el dejo de recriminación que destilaba la voz de su hijo.

— Lo siento, yo no quise decir…

— Está bien, Tenshi. Porque tienes razón. He sido demasiado egocéntrico estos días y no les he prestado la atención que necesitan.

— No es Chiasa la única que necesita de ti, omma. Min Jee y Mi Young confían más en tío Jaejoong que en ti, ¿no es eso duro para ti? Y Kenji, se ha perdido a sí mismo en este tiempo, ¿por qué no estás con él? ¿Por qué, no has estado conmigo también? — El menor tragó hondo, tratando de no llorar por sus propios reclamos infantiles, de no presionar contra la herida de su madre. — No eres el único que está sufriendo por el adiós de papá.

El vampiro morocho abrazó a su hijo con fuerza, escuchándolo sollozar contra su pecho al instante mientras se aferra a sus ropas.

— Lo siento tanto, Tenshi. Que tengas que venir y recordarme todo esto, sigo dejando demasiadas responsabilidades en ti cuando eres el menor de tus hermanos. Lo siento, por dejar que veas a tu familia así.

— Solo quiero que nos mires, omma. A todos nosotros.

— Lo haré, cariño. Te lo prometo. Voy a mirarlos apropiadamente a todos a partir de ahora.

…

— ¿Mami? — Chiasa le llama, apareciendo de pronto en sus aposentos, ahí donde se había refugiado solo unos minutos tras hablar con el menor de sus varones. Preparándose para buscar a sus trillizos y tener una charla con ellos también.

— Chiasa, ven aquí. — Le invita, extendiendo sus brazos y abrazándole cuando su pequeña corre hacia él. — Te amo, Chiasa. — Murmura besándole la frente, meciéndole quedito en sus brazos. De pronto se sentía tan frágil la pequeña entre sus brazos, como si fuese un recuerdo que podía desvanecerse si aflojaba tan solo un poco.

— Chiasa también ama a mami. Lo siento por hacer que mami sufra y se preocupe~. — La niña dijo, rodeando con sus pequeñas manos el cuello de su progenitor con algunas lágrimas cristalizándose en sus infantiles ojos.

— Chiasa, mami está bien. No debes estar más asustada, ¿sí? Voy a cuidarte aún mejor que antes. A ti y a tus hermanos.

— Pero mami no puede cuidarme solo, necesita a Moko-chan.

— Hayami te cuida también, Chiasa.

— Pero mami no está feliz cuando Moko-chan está cerca. Y Chiasa quiere que mami sea feliz más que nada. Chiasa entiende que mami extraña a papi Kenryu, pero Chiasa no lo conoció así que no puede extrañarlo igual y eso hace que mami también se sienta mal. Chiasa no quiere ser niña mala, así que no te enojes porque llama a Moko-chan papi cuando lo ve o está asustada.

— Chiasa, cariño. Mírame. No es tu culpa no haber conocido a tu papá, y no eres mala niña por eso. Estoy seguro de que habrías amado a Kenryu si hubieras podido conocerlo, fue un gran padre para tus hermanos, y lo habría sido contigo también. Y nada de esto tiene que ver con Hayami. Él, solo se cruzó en nuestros caminos por casualidad.

La pequeña no dijo nada más, pese a que quería decir en realidad un montón de cosas. Pero guardó silencio porque el pensamiento de los adultos era muy complicado y ella no podía entenderlo aunque lo intentaba. Porque para ella no existe un referente significativo de su papá Kenryu como lo tiene de su madre y sus hermanos. Porque sabe que así como no conoció a su papá Kenryu, no conocía a Moko-chan pero todavía sentía un vínculo más fuerte con él por sus visiones y esa sensación de felicidad que tenía cuando veía un futuro lleno de amor y buenos momentos entre su mami y Moko-chan, su papi.

— Chiasa quiere conocer a papá Kenryu también. — Pensó, apretando su abrazo, quedándose dormida de nuevo poco a poco, por el suave mecer, por el cálido abrazo y el dulce olor.

…

Quebec, Canadá

Cuando Junsu les ha dejado a solas en la mansión, el menor Park estaba pensando seriamente en cómo escapar del regaño de su padre, porque está seguro de que no habrá poder humano o inmortal que evite que su progenitor insista en saber la verdad.

Park decidió servirse un vaso de vino antes de comenzar a hablar, seguro de que iba a necesitar algo de licor en su sangre, aunque no hiciera el efecto en él como en cualquier simple mortal. De todas formas iba a ser mejor. Se sentó en la estancia frente a su hijo y esperó pacientemente a que el muchacho comenzara a hablar, pero transcurridos treinta minutos, comenzaba a sospechar que no lo haría, por lo que era necesario ayudarle un poco.

— Así que, ChulSoo, qué está pasando. — Preguntó, e intentó sonar tranquilo, pero tarde se ha dado cuenta de que su voz salió un poco más grave de lo que debía.

Está nervioso, como padre no puede evitarlo, y es su temperamento demasiado recio como para hablar con su hijo de la forma dulce y serena en que seguramente lo hizo su amante.

El muchacho se crispó de inmediato, rehuyendo la mirada negruzca y firme de su padre. Se estrujó las manos y quiso evadir la pregunta.

— ChulSoo, eres un lycan, no actúes como un gatito asustado crispándote sin siquiera intentar explicarme.

— Te vas a enojar, papá.

— ¿Sí? ¿Es tan grave lo que pasa? Junsu también pensó que actuaría fuera de mis cabales al enterarme.

— Porque sé que Kenji sigue provocándote el instinto celoso y sobreprotector.

— ¿Kenji te hizo algo?

— ¡No! No es que él me haya hecho propiamente algo malo, así que no pienses eso.

— Entonces cuál es el problema. Porque no estoy entendiendo mucho, ChulSoo.

El muchacho largó un suspiro, tronó los dedos de sus manos y se masajeó el cuello. Está estresado, y de momento su repentina preocupación es si esto podría hacerle daño a su bebé.

— ¿Es siquiera malo en verdad, ChulSoo?

Su padre dice de pronto, deteniendo su tren de pensamientos. El menor Park volteó a mirarle, notando la severa expresión. No, se detiene y mira detenidamente. No es severa, es madura, varonil, imponente, pero cálida.

— Appa, ¿omma y tú se han guardado secretos que podrían dañar su relación?

— Sí, lo hicimos.

— ¿Y cómo se perdonaron?

Park le miró detenidamente por unos segundos, tratando de entender en sus ojos juveniles la razón de sus dudas.

— El perdón no se da, ChulSoo. Podrías decir que simplemente seguimos adelante porque nos amamos. Yo no puedo imaginar la vida sin tu madre, y sé que Junsu no puede seguir la suya sin mí. Es algo como eso, necesitarnos mutuamente, estar ahí para el otro. Cuando nos hemos guardado secretos no ha sido por mala intención, es porque hemos creído que así protegemos al otro. A veces de nuestros propios miedos. ¿Por qué guardas secretos tú, ChulSoo?

El menor Park bajó la mirada. Y su padre le dio tiempo, espacio. Puede entender que no es un momento fácil para él. Bebe un trago y deja el vaso vacío en la mesa de centro. El silencio es extraño, pero no incómodo. El menor Park ya no tiene miedo de la reacción de su padre, siente que puede confiar en él.

— Perdón, papá, por no habértelo dicho antes.

— Está bien, pensaste que era mejor así.

— Omma también lo pensó.

— A Junsu lo castigaré después.

— ¿Eh?

— Sabe que odio los secretos en la familia.

El muchacho tragó hondo, de pronto pensando que no, que todavía daba demasiado miedo la reacción de su padre. El azabache sonrió de lado.

— Eres un cachorro en muchas formas todavía, ChulSoo. Pero eres mi cachorro, mi sangre corre en tus venas, y te amo por ser mi hijo. Aunque sea difícil, quiero que confíes un poco más en mí, soy más que solo instinto, celos y sobreprotección.

— Estoy embarazado. — Dijo. Así sin más. Casi como si deseara de pronto terminar con esto lo más rápido posible.

La faz de su padre oscureció brevemente. Y él daría lo que fuera por saber qué está pensando en esos precisos momentos.

— ¿Y no eres feliz, ChulSoo? — Preguntó.

Y el menor Park pensó que esto era de la misma forma en que SooYun cuestionó, de la forma en que su madre no lo hizo pero pudo verlo en sus ojos.

— Yo no, no es que no sea feliz. Es solo que, no concebimos este bebé con amor.

— ¿Kenji ya no te ama? — Dijo, casi bramando como el lobo iracundo que podía ser.

— ¡No me refiero a eso! Kenji me ama, lo sé. Y yo lo amo a él.

— Entonces no lo entiendo, ChulSoo.

— Kenji y yo solo teníamos sexo. No hicimos el amor desde que se despidió de tío Kenryu. Era un sexo sin más sentimiento que su dolor y mi culpa por no saber qué hacer para apoyarlo en ese momento.

— ChulSoo… — El azabache suspiró, y echó el cuerpo hacia el frente, mirándole más fijamente, dispuesto como padre a ser un apoyo para su hijo, y tal vez, expandir un poco más su visión de esta situación. — ¿Odiaste esa intimidad con Kenji?

— No realmente. Solo, fue doloroso, aquí… — Dijo, señalando su propio corazón. — Incluso ahora no sé cómo estar cerca de él o aliviar su pena.

— Es difícil aliviar la muerte de un ser amado, ChulSoo. Es más, no hay manera, es solo algo con lo que se aprende a lidiar.

— ¿Cómo lo sabes? Es decir, no sé cómo puede sentirse perder a alguien tan importante como un padre, sé cómo duele perder a alguien importante porque quería a tío Kenryu, pero es diferente.

— Estoy seguro de que en tal caso Junsu podría explicártelo mejor, él perdió a sus padres siendo un niño, y aprendió a vivir con ese dolor. Al principio se convirtió en centinela con el afán de vengar la muerte de sus padres, pero con el tiempo terminamos descubriéndonos mutuamente, y amándonos. ChulSoo, no necesitas aliviar el dolor de Kenji, solo estar con él. Y amarlo con ese dolor, deben lidiar con esto juntos, no por separado.

El muchacho desvió la mirada. Casi parecía fácil al escucharlo, pero incluso si había intentado, falló en algún punto y tras enterarse de su estado de gestación simplemente había escapado de todo. Y escondido su propio corazón de todo.

— ChulSoo… — Le llamó con tono suave, sentándose finalmente a su lado, pasándole un brazo por los hombros, dejando que se apoye en él mientras llora en silencio… — Está bien tener miedo, pero huir de ese sentimiento no te llevará a la solución. Tienes que enfrentarlo. Y hablar con Kenji. Ambos deben decidir el futuro del ser que ya crece en tu vientre.

— Tengo miedo, appa. Ya le he hecho daño con estos pensamientos. — Gimoteó, enterrando el rostro contra el pecho de su padre… — Estaba asustado y dije que podía no quererlo. ¡Pero sí lo quiero!

— Entonces está bien, ChulSoo. Tu bebé lo sabe si lo haces tú también. Y sentirá tu amor.

— ¿De verdad? Realmente dije cosas feas. — Sollozó una vez más.

— De verdad. Eres su madre ahora, si realmente le quieres, él lo sabrá.

— ¿No estás enojado?

— No lo estuve desde el principio. — Confortó, acariciándole cariñosamente la espalda.

— Pero tu cara hace unos momentos…

— Bien. Estaba un poco molesto. No puedo evitarlo, eres mi hijo, por ti y por SooYun perdería el control sin importar nada, siempre que piense que alguien o algo puede hacerles daño, yo montaré en cólera.

— Estaba asustado de tu enojo.

— ¿Por qué iba a enojarme por tu embarazo? Estoy feliz de ser abuelo, aunque soy joven todavía, incluso como inmortal y con siglos de edad, soy joven para ser abuelo.

El menor Park finalmente sonrió un poco.

— Además, no estoy justificando la actitud de Kenji, pero puedo entender lo difícil que ha sido todo para él también. Perdió a su padre, y ChangMin no ha estado con él o sus hermanos. Ha sido un momento muy duro para los Ogazawara, es nuestro deber moral apoyarles. No voy a regañarle por su actitud ahora, pero tal vez lo haga después.

— Así que de todas formas vas a meterte con Kenji, appa.

— Su dolor te hizo sufrir, y plantearte una tontería tal como renunciar al bebé de ambos. Le haré entrar en razón a mi manera cuando él esté lo suficientemente tranquilo. Digamos que tendremos una apropiada charla de suegro a yerno.

— Ng.

…

Seúl, Palacio del Este

Mientras Chiasa dormía, ChangMin ha salido en búsqueda de sus trillizos. Las chicas estaban con su hermano y Jung revisando nueva información. Él no ha querido interrumpirles pero ha preguntado por Kenji.

— Kenji salió desde hace un par de horas, estaba fuera de sí tras enterarse de que habían intentado secuestrar a Chiasa. Ya envié a un grupo a buscarle y traerle de regreso. No es conveniente que le deje andar por la ciudad en ese estado.

— Es mi hijo, deja que me encargue, Yunho.

— ¿Estás seguro, ChangMin?

— Ya dependí demasiado de ustedes. Es momento de que comience a retomar mi labor como su madre. La muerte de Kenryu nos dolió a todos, a mis hijos y a mí más, pero no es justificación para llevar al Clan por un sendero de obstáculos innecesarios. Estoy agradecido, pero tomaré mi responsabilidad a partir de ahora.

Jung le miró fijamente, luego a su amante. El actual líder del Clan Kim asintió, y se acercó a su hermano.

— Ve con cuidado, Kenji está buscando a Luken, y no estamos seguros de cómo, pero parece que sigue una pista muy fresca y acertada hacia él. Será mejor que te des prisa y lo encuentres, ChangMin ah.

El vampiro morocho asintió, y tras indicarle a sus hijas que esperasen ahí, salió a toda prisa del Palacio.

…

Asuán, Egipto

Luken no había sentido ni pizca de culpa, remordimiento o vergüenza tras acabar con la vida de su padre. Gahiji descansaba inerte sobre el piso de piedra en uno de sus salones, la sangre que manchaba sus finas ropas había salido de su cuello cuando Luken le mordiera, tratando de averiguar sus secretos. Pese a que Luken no era un vampiro, y que solo se le atribuía a dicha criatura nocturna la habilidad de “ver” en la sangre retazos de información, el científico había conseguido a través de sus muchas investigaciones y experimentos, sintetizar un suero que le daba esta habilidad por un período de tiempo no superior a los cinco minutos. Tiempo que era sin embargo más que suficiente.

Tras limpiarse la barbilla y sin mirar atrás, Luken salió del hogar de su padre con un destino fijo. El Museo de Nubia. Ahí donde, sabe ahora, está escondida la ampolleta con la última sangre de la poderosa Bruja de Jade, Enyd. Su madre. Y la más poderosa criatura inmortal después de Génesis, la madre de las criaturas nocturnas.

…

Canadá

Sobrevolando los cielos del país norteamericano, Junsu y SooYun han emprendido el viaje de regreso a Seúl. La muchacha había estado en silencio desde que su madre la encontrase a punto de abordar el avión, sentía un poco de vergüenza pero sobre todo, presentía que la reñiría.

— Entonces, ¿no vas a hablarme, SooYun?

— Yo, estoy preocupada de que me riñas, omma.

— ¿Por qué iba a hacerlo? No hiciste nada malo, cariño.

— Pelee con ChulSoo.

— Ustedes son hermanos, eso es normal.

— Le dije cosas muy duras. Y quizá no era mi deber.

— Como dije, son hermanos. Hiciste lo que creíste necesario, lo que consideraste tu responsabilidad. No estoy molesto por lo que hayas dicho, por el contrario, estoy agradecido.

— ¿Eh?

— Como madre de ustedes, mi visión de sus experiencias de vida es diferente. Es subjetiva, y siempre querré protegerlos, probablemente de ustedes mismos, de sus miedos e inseguridades. Pero tú, como su hermana gemela, viste un poco más objetiva la situación. Estoy seguro de que lo que le dijiste a ChulSoo le hizo reaccionar un poco más. Él necesitaba un confrontamiento así.

— Omma, dime la verdad, ¿tuvimos este viaje porque querías alejar a ChulSoo de Kenji? ¿O esperabas que yo perdiera los estribos y peleara con él?

— Mh, me pregunto si puedo ser así de perspicaz. — El castaño sonrió.

Su hija comprendió que sí. Que era muy probable que las cosas hayan salido justo como su progenitor esperaba.

— Eso significa que también esperabas que appa se quedara a solas con ChulSoo, ¿verdad? — Su madre sonrió de nuevo.

— Vamos, descansa un poco durante el vuelo. Cuando lleguemos al Palacio del Este las cosas no van a estar mejor que cuando nos fuimos, SooYun. O, y mientras tanto, piensa si vas a contarme finalmente por qué tu olor ha cambiado recientemente.

— ¿Qué?

— Conociste a tu media naranja, ¿no es así?

— ¡Eh! ¡No es así!

— ¿Eh~? Juraría que sí por tu aroma~.

— ¡Omma!

…

Seúl

Kenji ha irrumpido en aquel edificio en uno de los distritos más populares de la capital, y de inmediato le han cerrado el paso un puñado de guardias, él puede saberlo por sus ojos, que son vampiros y licántropos, ni un solo mortal.

— Luken debe estar aquí ahora. — Dijo para sí, sonriendo con malicia, con sed de sangre y muerte.

El trillizo adoptó así su apariencia híbrida, las poderosas garras, la endurecida piel, los ojos cubiertos de un color negruzco moteado de azul záfiro, los colmillos filosos, la presencia imponente. Rugió con más fuerza que un licántropo y su sonido hizo eco en todo el edificio, cimbrando su estructura desde los cimientos.

— ¡Todos, usen sus cartuchos especiales!

Los enemigos tenían armas con municiones capaces de herir a un híbrido, aunque no de provocarles suficiente daño como para matarles, podía ser suficiente para capturarles. Y Kenji sabe que esa es probablemente la única intención del loco científico.

— Como si fuera a dejárselo fácil. — Siseó, comenzando a moverse en cuanto las armas comenzaron sus ráfagas.

Vampiros y licántropos intentaron igualar su velocidad y fuerza, pero ninguno lo estaba consiguiendo, e incluso si intentaban herirles con sus uñas o garras, no conseguían atravesar la gruesa piel del joven híbrido.

Sabiendo que no tendría tiempo para esperar por el ascensor, Kenji usó las escaleras de emergencia para subir piso a piso por todo el edificio. Sus enemigos le han herido un par de veces, y él puede sentir un ligero ardor ahí donde las balas se han alojado, una en el costado del estómago, otra en el hombro. Pero mientras sus piernas no fueran alcanzadas por ninguna de ellas, su velocidad no sería aletargada ni un poco. Así que siguió adelante.

Cuando el vampiro morocho llegó al edificio, fue encontrándose con la estela de cuerpos inertes y cenizas malolientes. Licántropos y vampiros estaban cayendo bajo la ira de su hijo. Pero todavía estaba preocupado, no duda de su poder, pero tampoco de la maldad de Luken.

— ¡Kenji! — Grita su nombre cuando sabe que su hijo debe ir un par de pisos más arriba. Escucha los disparos, los gritos y los rugidos innecesarios de licántropos transformados en bestias. — ¡Kenji! — Intenta de nuevo.

Y sube aún más aprisa por las escaleras, dándole finalmente alcance cuando las garras del joven híbrido extirpan la columna vertebral de un licántropo de un tirón, sangre salpicando por todas partes. Kenji vuelve el cuerpo, sus ojos ven a su madre pero no se detiene, respira agitado preso de ira, y retoma su camino.

— ¡Detente, Kenji! — Insiste, pero su hijo no le escucha.

Así que él no tiene más remedio que adelantarle el paso y cerrárselo antes de que abra la puerta de este nivel.

— Omma, por qué me detienes. Luken está aquí, lo sé.

— No vas a enfrentarle tú solo. Ese tipo está loco, estoy seguro de que tiene buenas cartas bajo la manga, y tú has venido aquí sin ningún plan.

— No voy a perder.

— Lo sé. Pero no vas a enfrentarle solo. Yo te acompañaré, y después tendremos una apropiada charla, Kenji.

El joven híbrido gruñó, pero asintió por toda respuesta. Cuando el morocho vampiro abrió la puerta y salieron al siguiente nivel, una horda de bestias les esperaba. Bestias con una particularidad que hizo palpitar la venita en la sien de ambos.

— Supongo que entonces Luken ya emprendió la retirada. — El vampiro morocho dijo, y es que el conteo en las bombas alrededor de los cuellos de las bestias marcaba cinco minutos y descontando.

— Tsk, he llegado tarde. — El híbrido bufó molesto.

Y luego comenzó la cacería. El objetivo ahora no era Luken, pero sí sus oficinas, ambos están seguros de que algún rastro podría continuar en sus computadores.

…

Palacio del Este

Tras regresar con Kenji, ChangMin entregó a Jung un drive con la información que había conseguido obtener.

— No es mucho, pero algo puede decirnos. Luken escapó antes de que Kenji llegara hasta sus oficinas.

— Está bien, lo revisaré. Tú habla con tu hijo.

El vampiro morocho asintió, dio media vuelta y fue directo a las habitaciones de su hijo. Kenji acababa de tomar un baño y solo vestía pantalones pero llevaba el torso desnudo. No había cicatrices en su piel, y los músculos estaban perfectamente trabajados. Su cabello castaño cenizo estaba algo más crecido y ondulado, y sus ojos no eran más los de un niño.

— ¿Te sientes mejor, Kenji?

— Sí.

— ¿Matar a esos vampiros y licántropos te da alivio?

El trillizo miró a su progenitor, sabe por dónde va su cuestionamiento. Y no duda en responderle con sinceridad.

— No. Pero saco mucha de la furia que siento, omma.

— ¿Con quién estás tan enojado, Kenji? — El vampiro cuestionó. Su progenie desvió la mirada, sentándose en el lecho, suspirando. — Hijo.

— Con papá. Estoy enojado con él. Está mal, ¿verdad?

— ¿Estás enojado porque murió?

— Estoy enojado porque decidió morir solo. Porque solo dejó esos mensajes en la sangre de un perfecto extraño que ahora parece sentirse con derecho a irrumpir en nuestra familia. Y no es que no agradezca lo que hizo esta tarde al salvar a Chiasa y a ti, omma.

— Kenji, tu padre hizo lo que creyó mejor.

— ¿Morir solo era mejor? ¿Para quién? Para él solamente. No fue mejor para mí, no lo fue para mis hermanos y definitivamente no lo fue para ti. — Siseó con voz ronca, tensando la toalla que todavía llevaba, estrujando la tela hasta rasgarla.

El vampiro suspiró. Pero se sentó junto a su hijo.

— También estuve molesto, Kenji. Porque hubiera querido pasar hasta el último segundo junto a Kenryu. Habría querido ser su apoyo en cada momento de crisis, cuando el dolor era tal que su naturaleza inmortal quedaba indefensa ante él. También hubiera querido que a pesar de todo, conociera a Chiasa, y que hubiera podido despedirse de ella. Entiendo tu enojo y tu dolor, Kenji, y no te echaré en cara la forma en que tratas de sobrellevarlo, pero no puedes aislarte también. Kenryu lo hizo porque sufría y presentía su final. Tú lo haces porque piensas que debes cargar en tus hombros el destino de nuestra familia.

— Papá me lo pidió, que cuidara de todos.

— Pero no tienes que hacerlo así, Kenji. Necesitamos estar unidos. Lo entiendo ahora, porque hasta esta tarde yo también estaba perdido. Triste y enojado por todo, unido únicamente a Chiasa, demasiado alejado de ustedes. Tenshi tuvo que abrirme los ojos, y ahora es mi responsabilidad abrir los tuyos, cariño.

El joven híbrido miró a su madre, tentado de negar cualquier argumento en su contra. Pero entonces la mano de su progenitor acunó su mejilla y le besó dulcemente la frente.

— No estás solo, Kenji. Yo estoy contigo, el clan también. Compartamos nuestro dolor y sigamos adelante, ¿sí?

— Ng… sí, omma.

— Y, reconcíliate con ChulSoo. Ustedes dos se aman demasiado como para dejar que decisiones apresuradas y un juicio ciego los separe.

— ChulSoo se fue sin decirme nada.

— ¿Y era necesario que te dijera algo? Cariño, le conoces tanto como él a ti, no siempre se necesitan palabras, las acciones pueden decir mucho también. Mi comportamiento no ha sido adecuado desde que pude escuchar las últimas palabras de tu padre gracias a Hayami, ¿cómo crees que ha sido el tuyo? ¿Pudiste herir sin intención a tu novio?

El trillizo bajó la mirada, tragó hondo y asintió. La mano de su progenitor acarició su espalda, confortándole un poco.

— Lo hablarán cuando regrese. Ahora, dímelo todo, Kenji. Cada cosa que te enoja y entristece de tu padre. Seré sus oídos y su conciencia. Después de todo, le conocía mejor que nadie.

…

Cuando HyunShik recibió aquel texto, sonrió ampliamente y apresuró sus pasos a la entrada del Palacio.

— ¡Byung Hyun! — Exclamando a voz en cuello el nombre de su amante, arrojándose a sus brazos con emoción. — Estás aquí~. — Dijo, feliz de verle. Encontrándole más sexy de lo que recordaba, sobre todo con esa moto negra respaldando su presencia varonil.

— Sí, por fin regresé, HyunShik.

— ¿Vas a quedarte ya?

— Parece que sí. Yunho ha dicho que no necesitaba que estuviera fuera del país, sino aquí con ustedes.

— ¿Y por qué no has entrado al Palacio entonces? Me pediste salir.

— Porque ahora vamos a ir a mi departamento.

— ¿Eh?

— ¿Soy el único que desea tanto hacer el amor?

El gemelo Jung negó efusivamente, colocándose un casco y montando en la parte trasera de la moto al instante. El ninja vampiro sonrió y montó también, encendiendo el motor y arrancando a toda velocidad.

Cuando arribaron a su departamento, los besos y las prisas por desnudarse fueron obvias. Cayeron sobre la cama sin ropas, besándose y mordiéndose, jadeando y gimiendo, con el pulso alterado y el cuerpo febril.

HyunShik miró hacia abajo, relamiéndose los labios al ver la excitación de su amante, y llevó allí una de sus manos, rodeando el tronco caliente y endurecido, masajeándolo de arriba abajo con una tortuosa y placentera lentitud mientras sube sus piernas hasta los hombros de su amante y siente los dientes de Byung Hyun cerrarse sobre una de sus tetillas.

— Ngh~ Byung Hyun~.

— Estás temblando como si fuera la primera vez, HyunShik. — Dijo con una sonrisa ladina, lamiendo su pezón, chupándolo.

— Ngh, es porque no me has tocado en tanto tiempo~. — Gimoteó, apretando la punta fálica de su amante.

— ¡Mgh! Si tu padre no fuera tan celoso, te tocaría todos los días. — Apartando la mano de su joven novio de su hombría, el ninja vampiro se instaló mejor entre sus piernas, las sujetó por los tobillos y besó sus pantorrillas mientras le rozaba entre las nalgas. — ¿Crees que pueda entrar así?

— Sí~ date prisa~ ngh~.

— ¿Sí? ¿Entonces te estuviste tocando en mi ausencia?

— Era porque necesitaba liberar el estrés, y no estabas cerca. Sabes que el Palacio está sumido en tensión particularmente desde hace algunos meses.

— Sí, lo sé. — Dijo, no queriendo seguir esa conversación de momento. — Muéstrame cómo te tocabas, HyunShik.

— ¡No! Quiero sentirte a ti cuanto antes, métela ya~.

El ninja vampiro sonrió en tanto la lujuria le crepitaba en los rasgados y oscuros ojos. Escupió en la palma de su diestra y luego frotó su pene.

— Si vas a hacer eso, entonces déjamelo a mí, Byung Hyun. — Con seductora mirada, el joven vampiro se levantó y apostó sobre sus rodillas delante de la pelvis de su amante.

Sujetó la base del tronco fálico con la siniestra y luego lo metió en su boca, lamiendo a lo largo mientras descendía, dejando que le tocase la garganta y sentir esas arcadas que le obligarían a producir más saliva y llenarle así de su caliente humedad. Al mismo tiempo la postura les era provechosa para que el ninja le preparara (pese a que el gemelo Jung había querido saltarse ese paso), tras chupar sus propios dedos, ha llevado la mano hasta el trasero de su joven amante, y perforado con ellos su cavidad anal, comprobando que se sentía casi tan blando como la última vez que tuvo sexo con él.

…

El regreso a la ciudad había sido más pacífico de lo que se hubieran esperado. SooYun y Junsu arribaron primero, a las pocas horas lo hicieron ChulSoo y Yoochun. Era de madrugada, pero era una noche tierna y justa para las charlas necesarias y los encuentros íntimos.

Bien, era casi pacífico, porque el Diurno estaba con los nervios crispados puesto que su hijo HyunShik no ha regresado desde la noche anterior al Palacio. Sabe bien que se debe a que la ha pasado pegado a Byung Hyun.

— Sabías que iba a pasar, así que no estés tan enojado, Yunho ah~.

— Estoy seguro de que ese idiota solo ha estado haciéndole cosas pervertidas a nuestro hijo, Jaejoong ah.

— Es porque están enamorados. Y no es como si pudiera ser más pervertido que tú, Yunho ah, dudo que Byung Hyun tenga siquiera idea de cuán placentero es el sexo en un templo budista. Tú por otro lado lo disfrutaste bastante aquella vez, y luego has querido repetirlo en varias ocasiones. Cada vez más pervertido que la anterior. — El vampiro pelioscuro dijo con una traviesa y sexy sonrisa bailando en sus labios.

Jung aclaró la garganta.

— La diferencia es el tiempo, y este no es momento para que ese idiota de Byung Hyun se esté tomando unas vacaciones con HyunShik, todavía estamos en alerta con Luken.

— Confío en Byung Hyun, y también en nuestro hijo. Ellos no van a arriesgarse.

…

Mokomichi no ha puesto un pie en el Palacio desde que salió de ahí hace cuatro días. Pero había montado su propia vigilancia y estaba al tanto de los movimientos dentro. Sabe también que ChangMin no ha salido con Chiasa desde entonces, y que cada noche está saliendo de caza con sus cuatro hijos. Solo ellos, como la familia que son.

— Sin embargo, algo todavía no parece en su sitio con el trillizo, Kenji tiene una mirada demasiado fría aún. Mientras que sus hermanos tienen un matiz más centrado, él parece un poco perdido. No puedo evitar tener curiosidad por él, y querer acercarme. Aunque creo que no me recibirá con agrado.

Pensaba en ello mientras miraba en las pantallas que se dispersan por toda la habitación de ese departamento rentado en un edificio cercano al Palacio del Este, cuando tuvo una sensación que corrió por su espina dorsal como un hilo de agua helada erizándole el vello. Sintió también la urgencia por transformarse una vez más en la bestia de hace días.

Park fue el primero en pararse frente a los portones del Palacio del Este, su apariencia de Lycan Louxsna imponente y maravillosa. Le siguió Jung, el Diurno no necesitaba una transformación más eficaz que su apariencia vampira, imponía respeto donde se paraba. Pero, cerrando la impresionante defensa, Mokomichi se plantó en medio de los dos, transformado en ese nuevo híbrido que imponía no solo respeto, sino miedo. Estaban ahí para defender lo que más amaban sobre la faz de la tierra, sus familias. Mokomichi rugió primero, le siguió Park y aunque Jung no tenía un rugido, su aura nocturna era más que suficiente para mandar el mensaje actual.

Nadie podía pasar más allá de las puertas del Palacio del Este.

Aunque fuese un ejército el que flanqueaba todas sus fronteras.

Dentro del Palacio, los chicos siguen indicaciones de sus madres. ChangMin ha pedido a sus cuatro hijos que custodien el este, Hyun Ki junto a Jaejoong protegen al sur, Junsu y sus gemelos el oeste. El vampiro pelioscuro ha contactado a Byung Hyun de inmediato, y advertido que se mantengan en perfil bajo, probablemente el enemigo no sabe de la ausencia de HyunShik en el Palacio. ChangMin ha ido por Chiasa, pero cuando ha entrado en sus habitaciones estas se encuentran vacías.

— No puede ser, Chiasa. — Con el miedo haciendo estragos en sus entrañas, el vampiro morocho mandó buscar a su hija a los guardias que quedaban en el Palacio.

…

Chiasa estaba confundida, estaba segura de que eso era como uno de esos sueños que vienen a ella como visiones del futuro. Pero no se sentía como si esto perteneciera a algo que no ha sucedido todavía.

— Hola.

— ¿Tú quién…? ¿Papi Kenryu?

— Eres increíble, Chiasa. Tu poder es infinito, y has sido capaz de conectar los tiempos. Pero soy feliz, pensaba en ti cada día desde que tuve que dejarte con tu mami y tus hermanos.

— ¿Por qué puedo verte? ¿Cómo sabes quién soy si no me conociste? Mami siempre ha dicho que te fuiste antes de que naciera.

— ¿Tienes miedo de mí, Chiasa?

— No en realidad. Porque eres mi papi. Chiasa no tiene miedo de su familia.

— Chiasa, ¿sabes por qué estás aquí?

— Chiasa no lo sabe.

— ¡Chiasa! ¡Chiasa!

— Es mami, debes ir con él.

— Pero vas a quedarte solo de nuevo, papi Kenryu.

— No te preocupes por mí, Chiasa. Tu familia te necesita más que yo.

— Pero también eres familia. Porque eres mi papi.

— Soy tu padre, Chiasa. Pero no soy quien te criará. Tu mami te necesita. Y Hayami también. Él solo podrá proteger a nuestra familia si estás ahí. Ve, hija mía. Despierta su verdadero poder.

Continuará.

P R O X I M A M E N T E

CAPÍTULO VIII. I SHELTER YOUR PAIN WITH MY LOVE