Capítulo 5.

CAPÍTULO V. THE ORIGIN OF BLOOD

~*~

El calor en Asuán era sorprendente, sobre todo para las criaturas de la noche, ni Jung ni Park querían estar demasiado tiempo en tierras árabes, deseaban volver cuanto antes a su ciudad, y avanzar con seguridad hacia una estrategia que los libre de Luken. Sin embargo, Gahiji no parecía tener grandes intenciones de hablar con ellos de lo que les interesaba.

Cuando Park ha dicho que no tenían tiempo para charlas triviales, el viejo licántropo se movió parsimoniosamente dentro de su mansión, hasta otro salón en el bonito lugar. Los altos techos, las fuertes columnas y los tallados en algunos de sus muros, daban la impresión de estar dentro de una pirámide. La construcción era exquisita.

Nínive, Park y Jung siguieron a Gahiji sin palabras de por medio, observando todo alrededor, alertas de cualquier jugada en contra que pudiera venir del viejo licántropo. La casta Zubari había tenido su época de gloria en el siglo XI, como licántropos habían dominado la ciudad y convertido su territorio en cuna de lobos, los más fuertes y temerarios licántropos debían tener sangre árabe para ser considerados imponentes en tierras africanas y asiáticas, donde el comercio era una de sus principales fuentes de ingreso económico e intercambio político. Se dice que en el clan Zubari se “producían” sementales con el fin de mejorar la raza, pero con el tiempo, aquella imagen había ido quedando en el olvido. Gahiji, uno de los sementales por excelencia, abandonó todo en Asuán para seguir a una mujer celta. Su ausencia había marcado el declive de su clan.

— Tomen asiento, les ofreceré un poco de buen vino.

— Sería mejor para nosotros si en lugar de vino nos dieras información, Gahiji. Dudamos que tengas siquiera alguna relación salvable con tu hijo, así que hablarnos de él no va a afectarte.

El anciano sonrió con sorna, se sirvió un vaso de vino y luego tomó sitio en su silla. Un montón de cómodos cojines de vivos colores y bordados en oro y plata, perfectamente distribuidos sobre una cama de sienita. Nínive tomó sitio al frente, más familiarizada con este tipo de lujos, después de todo era parte del legado en su sangre egipcia.

— Tampoco es que me interese, Diurno.

— Suficiente de retos, Gahiji. Queremos saber acerca de su madre. ¿Por qué tu relación con Luken está tan deteriorada? Tuve dificultades para descubrir que eres su padre, él prácticamente rompió todo vínculo contigo, incluso el apellido. — Nínive dijo con seriedad.

La misma expresión en el rostro de Park y Jung. El viejo bebió un trago de vino, se acomodó sobre los cojines en una postura mucho más relajada y largó un suspiro.

— Es momento para fumar. — Murmuró para sí, hurgando entre sus ropajes de seda un cigarrillo, encendiéndolo al poco tiempo. Dio una calada y finalmente parecía dispuesto a hablar. — Conocí a su madre por azar, durante un viaje a China. En aquella época nuestro comercio con China era impresionante, pero era bastante común encontrarte con lycans de otros clanes. Ella fue una completa sorpresa. Estaba de pie en medio de un salón en la Ciudad Prohibida, rodeada por al menos un centenar de licántropos y guardias imperiales. Se le conocía como la Bruja de Jade, tenía el cabello rubio y los ojos rojos, piel blanca y mejillas pecosas. Era hermosa. La deseé en el momento en que la vi. Mi sangre hervía mientras la observaba eliminar a bestias y hombres por igual, sin apenas moverse de su lugar. El fuego en las velas que iluminaban el salón apenas si se agitó, ella murmuraba palabras que no había escuchado nunca, y su mirada viajaba de un lugar al otro en el salón. Licántropos y guardias cayeron por igual, la Bruja de Jade fue la única en pie, sus ojos eran serenos, pero cuando se encontraron con los míos, supe que teníamos una conexión. Brillaron como auténticas brasas de fuego. El resto, bueno, fue una historia más o menos romántica, la relataría con gusto, pero de pronto me siento demasiado anciano y perezoso, eso sucedió hace siglos.

Gahiji casi parecía disfrutar esto, la mirada ofuscada de sus invitados, la ansiedad que tan claramente se les matizaba en las pupilas. Él conoce esa sensación, esa necesidad de obtener algo que está, de alguna forma, prohibido, oculto o ausente. Jung cerró el puño mientras las venas en el cuello se exaltaban, claramente estaba conteniéndose a sí mismo, y a esa habilidad que poseía para lograr que cualquiera confesara hasta el más íntimo secreto. Park no estaba menos ofuscado que su amigo vampiro, las venas le saltaban incluso en los brazos y la sien, las fosas nasales expandiéndose mientras respiraba profundo y se obligaba a mantenerse sereno.

— ¿Por qué Luken detesta tu legado? — Nínive tomó la palabra, sabiendo de antemano cuán complicado era para sus amigos estar tranquilos.

— Porque no hay herencia alguna de la cual sentir orgullo. Luken fue especial desde que comenzó a entender el mundo. Al principio se supo fascinado por la casta lycan, todo en lo que pensaba era en entender la magnificencia de las pirámides y sus faraones, de los dioses egipcios. Cuando creció un poco más, Luken me dijo: “es solo sangre de bestia, no hay nada magnífico en ser un Zubari. Es un don incompleto, inservible, desechable. Igual que tú, papá”. Y esa fue la última vez que me llamó “padre” o que nos vimos. Luken era un cachorro cuando abandonó nuestro hogar. Y mi amada mujer había fallecido poco antes de eso. No tuvo el coraje ni la energía para detener a Luken. Salí de su vida, como él salió de la mía. Y volví a Asuán. Fin de la historia.

— No para Luken. Su historia comenzó ahí, lo sabes. ¿Qué es exactamente lo que él está buscando?

— ¿No es obvio, Diurno? Quiere perfección, completarse a sí mismo. Su madre nunca quiso enseñarle las artes de su magia. Nunca quiso heredarle su legado. Ahora, Luken intenta crear el propio. ¿Qué mejor manera que obteniendo el máximo poder? Sé que el híbrido llamado Kenryu desapareció hace tiempo, hoy en día se rumora que murió. ¿Qué creen que buscará Luken ahora? Él irá tras el legado del híbrido. Sus cachorros. E irá tras los tuyos… — Añadió, mirando a Jung… — Y los tuyos también… — Concluyendo con Park.

— ¿Por qué tu mujer no quiso enseñarle? — Nínive preguntó, de nuevo.

— Enyd poseía un gran poder, pero supo desde que Luken comenzó a obsesionarse con su legado egipcio, que heredárselo no sería bueno para la humanidad. Enyd le hizo honor a su nombre, y respetó por encima de su deseo de heredar sobre la tierra su legado, la vida a la que tanto amaba. Ella por sí misma tenía una vitalidad impresionante. Cuando murió, fue voluntad propia. Si quieres que lo diga, Nínive, mi amada Enyd no murió en batalla, ni por enfermedad. Se quitó la vida, esperando así que Luken jamás obtuviera de ella el mínimo conocimiento de la magia celta. Se aseguró de marcharse de este mundo sin dejar rastro alguno. Todo lo que queda de su sangre, de sus genes, circula en las venas de Luken, y ahí, mi tonto hijo, jamás ha podido descubrir nada. Enyd dio su vida por la humanidad, pero no previó cuán ambicioso nuestro hijo podría ser, ni que el destino pusiera en su camino a un híbrido, o más de ellos. ¿Qué más quieren de mí? Realmente no tengo nada importante para ofrecerles. No sé dónde está Luken, ni cuáles son sus movimientos. En realidad creo que perdieron su tiempo viniendo aquí. — Concluyó, dando una calada a su cigarrillo, tomando otro trago de vino.

Mirando por el amplio ventanal en el salón, el cielo cubrirse de los bellos tonos nacarados del atardecer, hacía viento y calor, pero en cuanto la noche llegase, el frío cubriría la ciudad. Y sería dominio de las criaturas nocturnas.

Jung y Park se levantaron primero, concordando con el viejo licántropo. Ha sido una pérdida de tiempo. Nínive permaneció ahí, observando al viejo. La tristeza matizada en sus ojos, la edad marcada en las arrugas de su rostro, de su pelo cano y torpes anhelos.

— No fue tu error del todo, Gahiji. Tampoco de tu amada. Es simplemente que a veces nacen criaturas como él. La maldad les corroe las entrañas. — Ella dijo, poniéndose finalmente de pie aunque sus amigos ya estuvieran fuera esperándole.

Gahiji volvió la mirada, sonrió con melancolía y tras levantar su vaso de vino, cual si brindase en su honor, agregó.

— Larga vida, Nínive. Eres por mucho, mejor de lo que fue tu padre. Es probable que no volvamos a vernos. Cuando se enfrenten a mi hijo, dale recuerdos de mi parte, ¿quieres?

— Lo tendré en mente, Gahiji.

Cuando Nínive le dio la espalda, ella comprendió que este anciano licántropo tenía en mente un final especial. Probablemente algo que dejaría huella en la historia. O tal vez no. Pero así como Enyd, estaba listo para dejar ese mundo, sin más legado para la humanidad que el hijo que engendraron, y que tantos problemas estaba por desatar.

…

Seúl, Distrito Jongno-gu.

Después de haber hablado con su pequeña Chiasa, el príncipe vampiro abandonó la seguridad del Palacio del Este. Al principio había tenido la intención de buscar a Mokomichi, pero cuanto más se alejó del Palacio, conduciendo a toda velocidad por las transitadas calles de la ciudad, menos idea tenía de qué hacer o decir.

— No, mami. Chiasa no ha soñado con Moko-chan desde que se fue.

— Chiasa, dime la verdad. ¿Has visto con sus ojos?

— Mami se enojará con Chiasa si le digo la verdad. Chiasa no quiere que mami se enoje.

— No me enojaré, Chiasa. Solo dímelo, ¿lo haces? ¿has visto cosas que no están a tu alrededor? Como si vieras con los ojos de alguien más.

La pequeña Chiasa había asentido, desviado su mirada y jugando con un piano para niños que le había regalado su tío Jaejoong durante esos días se negó a decirle más a su progenitor. ChangMin guardó silencio por minutos, su pequeña no sabía que estaba mal dejar que Moko-chan mirase con sus ojos, porque ella sabía que el hombre lo hacía con buenas intenciones, porque por el extraño vínculo que tenía con el teriántropo, Chiasa podía entender su preocupación por el vampiro. Pero su omma no lo veía de esa manera, y ella no sabía cómo explicarle.

— ¿Estás enojado, mami?

— No lo estoy contigo, Chiasa.

— Moko-chan tampoco tiene la culpa. No te enojes con él otra vez, mami.

El vampiro morocho quiso responderle con seguridad que no lo haría. Y realmente no estaba enojado. No del todo. Era más como, sentirse traicionado. ¿No han separado ya sus caminos?

— Chiasa, quédate con tus hermanas.

— ¿Por qué?

— Hazlo sin preguntar, Chiasa.

El vampiro morocho había dejado a su pequeña con sus hijas, y salido del Palacio con prisa. Sin responder a su hermano, ignorando los problemas de sus varones. Demasiado enganchado con sus propios dilemas.

Aún así, tras conducir por horas, el príncipe vampiro ha terminado por volver al Palacio, se disculpó con sus hijas mayores y arropó a la pequeña Chiasa a medianoche.

— Chiasa lloró mucho, omma.

— Lo siento, Min Jee, ha sido culpa mía. Perdí la compostura por unos instantes. Pero no pasará de nuevo.

— Omma, Min Jee y yo lo hablamos, después de escuchar a Chiasa. Nosotras creemos que será bueno para el Clan que Hayami-san se una a nosotros. Queríamos decírtelo a ti antes que a los tíos, porque creemos que la última palabra debe venir de ti.

El morocho miró a sus hijas alternadamente, en sus ojos estaba la determinación que en muchas ocasiones vislumbró en las pupilas de su amante.

…

Hyun Ki suspiró cuando Tenshi salió del salón. El entrenamiento ha terminado, y ellos no tienen más para decirse. Aunque de hecho tengan mucho de qué hablar. La herida en sus corazones se agranda. La última vez que charlaron nada fue como el gemelo Jung hubiera querido, Tenshi le había escuchado, pero apartado la mirada y murmurado un “lo siento, no puedo aún” que le ha dejado con sabor a nada y un enorme deseo de abrazarle y demostrarle que, a pesar de todo, él le ama.

— Hermano, vamos.

— Oh, sí.

HyunShik sentía pena por su hermano, por el pesar que le acongojaba el corazón. Y era una sensación extraña que los hacía sentir vulnerables e indecisos. Él no entiende del todo el dolor que atraviesa Hyun Ki, porque a pesar de las diferencias, su relación con Byung Hyun es mucho más estable de lo que es ahora la de su gemelo con el menor de los híbridos, omitiendo a Chiasa. Y se siente insensato por no ser capaz de confortar a su hermano de forma alguna, porque presiente que sus palabras ahora no serían suficientes, y que sus acciones poco o nada harán por mejorar su estado de ánimo.

Y es así como todos los jóvenes en el Palacio terminan descargando sus frustraciones, iras y penas durante las noches de caza. Salen con los mayores con un solo objetivo en mente, deshacerse de esas emociones que pesan sobre sus corazones.

No es, sin embargo, una respuesta a sus problemas internos. Y sí, un punto a favor de Luken. Si le dan la mínima oportunidad, si les atrapa con la guardia así de baja y débil, él seguramente logrará su cometido.

Así que no pueden. Ellos lo saben, son jóvenes e inexpertos, pero tienen un fuerte instinto de supervivencia y lo comprenden, que no pueden continuar así. E intentan a sus maneras, sobrellevar sus problemas y mejorar.

Las chicas lo tienen menos complicado, se preparan en combate y comparten sus pensamientos con los mayores, generan estrategia y actúan. SooYun, quien puede considerarse la más inestable, ha hecho un buen trabajo relegando en su mente el pensamiento que insiste en colarse hasta su corazón y agitarle la memoria del hombre llamado Kanesaki.

Kenji y ChulSoo son otro asunto. Su realidad es parecida a la de Tenshi y Hyun Ki, la distancia, de alguna manera, se ha abierto entre los dos. HyunShik piensa que debe hacer algo, y decide hacer al menos un movimiento por su hermano, buscando al menor Ogazawara.

— ¿Qué sucede, HyunShik? Es raro que me busques, saldremos en un par de horas de caza. — Dice, pero le evita la mirada.

Y el gemelo Jung advierte que es debido a que, a pesar de las diferencias físicas con su hermano, todavía prevalece el aura de parentesco que seguramente pone nervioso al híbrido.

— Quiero hacerte una pregunta honesta, y espero que puedas contestarme de la misma forma, Tenshi.

— ¿Qué es?

— ¿Amas a mi hermano?

Tenshi se tensa, deja de enrollar la venda en su mano y traga hondo. No es la primera vez que escucha esta pregunta. Hyun Ki se la hizo unos días atrás. Y se había tensado de la misma manera.

— Que nuestra relación esté estancada no significa que mis sentimientos por Hyun Ki hayan cambiado. — Responde. Y su voz destila un tono amargo, casi ofendido al hacerlo.

HyunShik lo nota. Y casi le da gusto, pero también algo de rabia.

— Quizá no soy quién para decirlo, pero incluso en una relación estancada donde se asegura que los sentimientos no cambian, éstos pueden enfriarse. Y morir.

Tenshi le escucha, y se siente iracundo por la obvia insinuación. Vuelve el cuerpo y sus pupilas rabiosas enfrentan la serena expresión de HyunShik.

— ¿Quién eres tú para decir que mi amor por Hyun Ki está condenado a desaparecer? ¿Acaso no tengo derecho a vivir el duelo por la muerte de mi padre a mi manera? — Brama, dando un paso más cerca del gemelo Jung. Casi dispuesto a una pelea.

— ¿Y no tengo derecho a sentir la pena de mi hermano gemelo? Nosotros no podemos entender tu sufrimiento, pero hacemos lo posible por acompañarte a ti y a tus hermanos en su dolor, ¿pero es razón suficiente para apartarnos? ¿para apartar al chico que amas? Él, quien hizo un pacto contigo prometiendo amarte hasta el final sin importar qué. Tú puedes bramar como el chico herido que eres todo cuanto quieras, pero no esperes que mi hermano o yo demos media vuelta y te dejemos en paz. La felicidad de mi hermano es tan importante como la tuya, si quieres vivir tu dolor hazlo, pero no tienes por qué hacerlo en soledad. ¿De verdad crees que esto quiere tío ChangMin? ¿O que esto habría querido tío Kenryu?

— ¡Qué puedes tú saber de mi familia! — Espeta, lanzando inconscientemente un puñetazo.

HyunShik se había movido con la intención de frenarle. Pero el golpe ni siquiera llegó. En cambio, el sonido del puñetazo que escuchó había encontrado como objetivo la mejilla de su hermano. Hyun Ki había llegado repentinamente, y puesto en el medio de su gemelo y su novio. Porque lo es todavía, a pesar de todo.

— ¡Hyun Ki ah! — El gemelo exclama al ver su espalda y el rostro ladeado por el golpe.

Mientras que el híbrido retrocede con una expresión de sorpresa y culpa que se clava dolorosamente en Hyun Ki, porque lo que menos desea es causarle más pena y dolor.

— ¿Puedes dejarnos a solas, hermano?

— S-sí. — HyunShik titubea un segundo. Teme haber complicado todavía más las cosas. Pero da media vuelta y les deja. Con la esperanza de que puedan conciliarse de verdad.

— ¿Por qué…?

— HyunShik solo hizo lo que creyó correcto. No te enfades con él, por favor, Tenshi.

— ¿Duele? — Pregunta con tono afligido, retrocediendo cuando su mano buscara la mejilla del gemelo. Muerde su labio inferior y desvía la mirada. Le ha golpeado con fuerza. Lo ha hecho porque estaba enojado con su hermano. Con la realidad que tan dolorosamente le ha soltado de frente. — Lo siento.

— Fue solo un golpe, ya ha sanado. — Dice, e intenta sonreír mientras busca la mirada de su novio. Tenshi solloza pero se deja hacer cuando los dedos del gemelo sujetan su barbilla. — No es nuestra intención hacerte más daño, Tenshi ah.

— Lo sé. Y lo siento, por ser tan débil.

— No eres débil. Pero Tenshi ah, HyunShik tiene razón, no necesitas enfrentar esto solo.

— ¡Es solo que no puedo! ¡Tengo tanto miedo de aferrarme a ti ahora! ¡Tengo miedo de que un día no estés más! — Gimotea con lágrimas rodando por sus mejillas.

Y es sin embargo su cuerpo quien más le contradice. Porque aún cuando su mente se niega a aferrarse, sus manos se afianzan a la ropa del gemelo Jung, buscando refugio en su pecho, llorando apretado contra él.

— Tenshi ah, quiero estar contigo y cobijar tus miedos. — Susurra, besándole el pelo y acariciando su espalda. — No me apartes con tus palabras, aférrate a mí con tu corazón. — Dice, y siente un alivio inmenso cuando su novio levanta el rostro lleno de lágrimas.

El joven híbrido no encuentra palabras, pero asiente y sus manos se enredan en el cuello del gemelo Jung en tanto sus bocas se buscan con desespero, besándose con el cúmulo de emociones a flor de piel.

Mientras la pareja buscaba el concilio de sus deseos, fuera de este salón HyunShik suspiraba aliviado. No ha querido espiar con malicia, solo ha necesitado asegurarse de que su actuar no complicó las cosas. Y se alegra al ver que no fue así. Que quizá no fue de gran ayuda pero que todavía parece que la distancia entre su gemelo y el híbrido se ha reducido.

— HyunShik.

— ¡Omma! — Exclama, cubriéndose la boca y mirando apenas de reojo el interior del salón, donde la pareja al parecer sigue en su propio mundo, abrazados.

El pelioscuro sonrió, revolvió el cabello de su hijo y con un movimiento de cabeza le indicó seguirle.

— Has hecho bien, hijo.

— Temí que no fuera así.

— Está bien, tenías buenas intenciones de todas formas. Y cada vez te pareces más a mí~. Estoy orgulloso de ti, HyunShik.

— Omma, es tan vergonzoso. — Farfulla con las mejillas ligeramente tinturadas.

Jaejoong ríe por la expresión de su hijo, y le invita a prepararse para la caza junto a él. esa noche saldrán sin Jung y Park, ya que ellos continúan en su propia misión junto a Nínive.

…

India

Byung Hyun estaba cansado de correr por todo el mundo siguiendo pistas que no le llevaban a ningún lado. Apenas hace un par de horas había aterrizado su vuelo desde Alemania, y ahora se encontraba montado en una motocicleta mientras conduce a toda velocidad por la abarrotada autopista en un país que, honestamente, no le motiva para nada. Pero tiene que hacerlo, seguir una pista nueva hasta que de un resultado. Ya sea que se enfríe como todas las anteriores, o que finalmente llegue a ser lo suficientemente caliente como para acercarle a Luken.

El científico en cuestión era, sin embargo, bastante bueno para moverse de un lado a otro con impresionante habilidad. Lo último que Jung le había dicho es que habían encontrado información respecto a que Luken podría estar clonándose, y dichos clones estar actuando simultáneamente en distintos puntos estratégicos alrededor del globo. Razón por la cual le resultaba “fácil” aparecer y desaparecer a su antojo.

— Un jodido dolor en el trasero. — Musitó de malhumor el ninja, acelerando otro poco y ladeando tanto la moto que su rodilla rozó el asfalto.

De todas formas estaba molesto, estaba ahí, dirigiéndose a una dirección en la que se ubica un laboratorio de Luken, casi seguro de que a su arribo no encontrará más que instalaciones vacías y cero rastro para seguir. La misma historia desde que salió de Seúl por encargo de Jung hace más de cinco meses.

— Ése idiota, con tal de tenerme lejos de su hijo. Cuándo va a asimilar que HyunShik ya ni siquiera es un crío, ha cruzado la edad adulta de un vampiro y todavía no quiere aceptarlo.

…

Seúl, Distrito Guro Gu

Mokomichi se ha alejado del distrito Jongno-gu con la esperanza de matar el deseo insistente de saber todo sobre el vampiro morocho y su familia. También ha luchado contra su deseo de mirar a través de los ojos de Chiasa, pero había momentos en que sus ojos escocían como si demandasen ser usados con aquella habilidad. Era una sensación incluso dolorosa, pues parecía que estaban envueltos por el calor ardiente del sol. Cerrarlos y tratar de apartar su pensamiento de todo lo relacionado con la familia Ogazawara no ayudaba del todo, pero pasados un par de minutos, la sensación se iba.

— Tengo que averiguar más sobre esta habilidad, debe haber alguna forma de deshacerme de ella.

El japonés resopló con aire frustrado, tomó una chaqueta y decidió salir de esta habitación de hotel en la que ha estado “viviendo” por una semana. Sabe que es momento, de hecho, de buscar otro lugar para quedarse. Después de todo está siendo buscado. Se había dado cuenta desde la tarde en que el vampiro morocho le visitó, que en realidad había alguien buscándole. Él sabe que se trata de Luken, y que de alguna manera ha descubierto que tiene algún vínculo con el clan Kim. Está seguro, también, de que a pesar de eso, Luken desconoce lo más importante, que la sangre de Kenryu Ogazawara circula también por sus venas. Y espera que siga así el más tiempo posible.

Tomó una línea de tren hasta un conocido barrio del distrito, entró en una cafetería y mientras tomaba un café, estuvo investigando desde una tableta varias cosas que tenían su atención. Lo que más le sorprendió es su propia habilidad para infiltrarse en sitios de organizaciones internacionales, tanto civiles como políticas y policíacas.

— Es una de esas cosas que simplemente sé gracias a mi yo del pasado.

— Siempre fuiste hábil en eso, Hayami.

El hombre que ha dicho eso se sentó justo frente a él, con una expresión amigable que de todas formas no hizo bajar la guardia del japonés.

— Te has estado escondiendo bien, me tomó mucho encontrarte.

— ¿Quién eres tú?

— ¿En serio no me recuerdas? — El hombre suspiró, mirando alrededor con aire aprehensivo. — Los rumores deben ser ciertos entonces, la razón por la que desapareciste debía ser algo como esto. Perdiste la memoria. Sin embargo, llevaste tu vida con cierta normalidad hasta hace un mes, y luego te involucraste con el Clan Kim. Pero, no logro entender tus movimientos.

— Todavía no me dices quién eres.

— Nima Kanesaki, éramos como hermanos, pertenecemos al mismo clan.

— ¿Es así? Entonces, hermano, supiste de mis movimientos hasta hace un mes, ¿por qué no me buscaste antes? ¿por qué mencionas al Clan Kim? ¿qué interés tienes que has decidido buscarme?

— Somos teriántropos, pero no has estado usando tus dones como uno desde hace un par de años. Mantuve un ojo en ti con la esperanza de entender lo que te había pasado. Pero una vez que te involucraste con el Clan Kim todo fue menos entendible para mí. Dime, ¿no hay un solo recuerdo de mí en tu mente?

— No. Y es por eso que no voy a confiar en ti.

— Está bien. Hazlo así si lo quieres. Pero, de alguna forma, siempre supiste que llegarías a estar en una situación así. Solías decirme que tu verdadero destino todavía no te alcanzaba, pero que cuando lo hiciera no iba a ser fácil. También dijiste que si en algún momento dudabas de mí, te dejara ser. Y dejaste esto en mi poder para entregártelo… — El teriántropo deslizó sobre la mesa un sobre negro, sellado con cera y un símbolo desconocido para Mokomichi.

Mokomichi miró el sobre, y luego al hombre. Kanezaki era serio, demasiado quizá.

— Voy a mostrarte algo, por favor considéralo una prueba de nuestra amistad. — El teriántropo sacó del bolsillo de su chaqueta su teléfono móvil, y tras dejarlo sobre la mesa puso un video en marcha.

En el video estaban ambos, riendo y hablando como el par de camaradas que Kanesaki dijera son. Bebían cerveza y brindaban por algo. Mokomichi alcanzó a entender algo sobre una boda. Pero no consiguió saber de quién hablaban.

— Eso es todo. Me marcho. Y Hayami, sigue escondiéndote, tarde o temprano Luken vendrá por ti.

…

Palacio del Este

Cuando Jung y Park regresaron de su misión, el centinela demandó de inmediato una reunión con su amante. Park estaba confuso por la urgencia del castaño en salir del Palacio.

— Te lo estoy pidiendo, Yoochun ah. Solo necesitamos unos días.

— Junsu ah, estamos en medio de una guerra. ¿Por qué quieres que nos marchemos sin explicarme la razón? Nuestros amigos nos necesitan, debemos estar unidos ahora.

— Es por el bien de tus hijos. Solo necesitamos unos días. No hay pistas qué seguir ahora, ¿no es así? Yunho y tú no lo acaban de decir, cualquier pista sobre Luken se enfrío por completo. Ahora vamos a esperar alguno de sus movimientos.

— Es así. Y podría suceder en cualquier momento.

— Jaejoong y Yunho pueden encargarse, nos uniremos a ellos si es necesario. Pero te lo pido, tenemos que irnos unos días.

El azabache suspiró. No entendía la apuración de su amante por irse, pero parecía que no iba a dejarle en paz hasta que lo convenciera.

— De acuerdo, hablaré con Yunho. Hay una casa de seguridad en Canadá, no ha sido usada en siglos, iremos ahí.

— Gracias, Yoochun ah.

…

— Lo siento, Yunho. Por dejarte otra vez con el peso sobre los hombros.

— Está bien, Junsu debe tener una buena razón para pedírtelo. No somos débiles, podemos encargarnos de lo que sea aunque ustedes no estén. Te mantendré informado.

— No pretendo irme y dejarte toda la carga sobre la vigilancia e investigación. Deja que me encargue junto con Derek de la rama americana.

— ¿Estás seguro? Si Junsu se entera de que sigues trabajando…

— Él tendrá que entender. Estamos en una guerra, ninguno de nosotros puede bajar la guardia del todo.

— De acuerdo, hazlo así. Estaremos en coordinación con Derek.

…

Quebec, Canadá

La familia Park ha llegado a la ciudad con intenciones claras, descanso. Así lo ha pedido el centinela como favor especial a su amante, sabiendo que en medio de la batalla contra Luken tomarse un descanso podía ser contraproducente. Sin embargo, lo encontró altamente necesario. Sobre todo por ChulSoo, cuya relación con Kenji ha ido “empeorando” en los últimos días, su cachorro se ha distanciado por completo desde que supo de su embarazo, y el trillizo no ha hecho nada por intentar averiguar siquiera el estado de ánimo de su amante, ya que nada le ha dicho de su condición.

Por supuesto, el cabecilla de la familia tampoco sabe nada. Pero intuye que algo importante sucede ya que su amante le ha pedido alejarse de Seúl, y porque su instinto no ha podido tranquilizarse para nada. Y el aroma de su hijo es extraño desde hace algunos días.

— Junsu ah. — Le llama mientras sus manos le rodean la cintura, habiéndole tomado por sorpresa desde su espalda.

— Ah, Chun. Lo siento, ¿me dijiste algo? — Murmura, suspirando con aire cansado al tiempo en que reposa la nuca contra el hombro de su amante.

— No. Pero, estoy preocupado, estás distraído e inquieto. De una forma extrañamente inquietante. ¿Vas a decirme qué pasa?

— Todavía no, Yoochun ah. Perdóname, pero no puedo decirte aún.

— Haces que me preocupe, Junsu ah.

— Lo sé. Y lo siento por eso, Yoochun ah. Pero, por favor, espera un poco más, ¿sí?

— No me dejas opciones, Junsu ah.

— Perdóname. Es solo que, ni siquiera es mi deber decirlo. Solo, sopórtalo un poco más.

— Es sobre ChulSoo, ¿verdad?

— ¿Co-cómo lo sabes?

— Bueno, no tengo tu intuición pero sí instinto, y todavía soy su padre. Además, hace un par de días que llegamos y no ha hecho más que estar encerrado en casa. Si estuviera bien ya habría salido a explorar las montañas. Y SooYun está seria, pero parece enojada de algo reciente.

— SooYun está enojada conmigo, porque decidí tomar este viaje cuando estamos en medio de una batalla. Yoochun ah, ¿he hecho diferencias entre ella y ChulSoo?

— No que yo lo crea.

— Pero SooYun lo piensa, lo siente. Había tanto rencor en su mirada cuando le pedí que empacara lo necesario.

— Solo está enojada. Y lo siento, eso debe ser mi culpa.

— ¿Eh?

— Esa forma de enojarse, la heredó de mí. Dale tiempo, se le pasará. O habla con ella, SooYun y tú casi nunca conversan de padre a hija.

— Tienes razón, haré eso.

— En cuanto a ChulSoo, ¿Kenji le hizo algo?

— ¿Por qué piensas que Kenji le hizo algo?

— Bueno, en mi experiencia, solo la persona a la que amas puede hacer que uno pierda de esa manera el control. Y creo que ustedes dos me lo ocultan porque creen que me iré sobre el muchacho si lo sé.

— Es verdad, en parte. Pero, no es culpa de Kenji. Sin embargo, ChulSoo está en medio de tomar una decisión que le marcará para la eternidad. Así que pensé que le vendría bien pensar lejos de Kenji.

— Está bien, solo por esta vez lo dejaré pasar. Y esperaré pacientemente hasta que decidan que soy confiable y no tan bestia.

— Yoochun ah~.

— Y porque haré eso, exijo una recompensa.

— Yoochun, ¿por qué estas desnudándome?

— Porque, obviamente, tomaré mi recompensa justo ahora. Hace demasiado tiempo no hacemos el amor, Junsu baby.

…

Asuán, Egipto.

— Hola, padre, hace demasiado tiempo que no nos reuníamos, ¿verdad? Había olvidado incluso tu cara.

— Luken, ¿qué haces aquí?

— Bueno, después de tanto esperar, finalmente lo hiciste, ¿no? Tomaste la decisión final y piensas renunciar a la inmortalidad. Creí que sería justo despedirnos.

El viejo licántropo caminó cautelosamente en el salón, su hijo estaba sentado en el sitio que él ocupara hace unos días al reunirse con Nínive, Jung y Park. Tomaba vino y le observaba detenidamente. Sabe que ha venido a buscar algo.

— No hay legado aquí para ti, Luken.

— No estoy seguro de eso, padre. Ya que madre siempre se negó a entregarme su legado, y prefirió morir antes que permitir que yo lo tomara por la fuerza, estoy seguro de que algo te dejó a cambio de una prematura despedida entre amantes. La amabas más que a nada, y ella sentía lo mismo por ti. Alguna vez se preguntaron, padre, si sentía algún dolor ante el rechazo de ambos.

— Siempre tuviste malas intenciones, Luken. El dolor que nos provocaste fue mayor a cualquier reclamo que puedas hacerme ahora. Enyd hizo lo correcto al negarte su legado.

El joven licántropo chasqueó la lengua, y tras levantarse de su sitio redujo la distancia entre él y su padre con pasos firmes y mirada fiera.

— Hizo más que negarme su legado, se negó a verme como su hijo. Nunca sintió afecto por mí.

— Ella te amaba, Luken. Pero la forma en que tú querías ser amado no era la que ella quería darte.

— ¡Merecía ese legado! ¡Su sangre corre por mis venas igual que la tuya! ¡Era su hijo!

— Un hijo lleno de maldad.

— ¡Ustedes jamás tuvieron visión de grandeza!

— Y fuimos felices a pesar de eso.

Luken se lanzó sobre su padre, estrellándole sin miramiento contra el muro, presionándole la garganta.

— Me importa un carajo su felicidad, ahora dime, ¿dónde escondes su última gota de sangre?

— No, sé… de qué hablas.

— Claro que lo sabes. Ella te amaba, ¿no? Estoy seguro de que no se fue sin dejarte algo con lo que recordarle hasta que tuvieras el valor de seguirle al otro mundo, padre.

— Enyd no dejó, nada, Luken.

— ¡Lo hizo! ¡Yo la vi! ¡La vi, maldita sea! Escucha, padre, la última noche que ella pasó en este mundo, extrajo una ampolleta de sangre de su muñeca. Escribió una carta para ti, y lo dejó como último vestigio de su existencia. Leíste esa carta miles de veces, cada noche desde su muerte. Sé que todavía la conservas en el buró de tus habitaciones. Pero no pude encontrar esa ampolleta de sangre. Dime, dónde está.

— No te lo diré.

— Entonces, lo sabré a la fuerza.

…

Seúl, Distrito Jongno-gu

— ¿Estás contenta, Chiasa?

— ¡Sí~! Salir de paseo con mami es muy divertido.

— Eso me hace feliz, Chiasa.

El vampiro morocho había salido esa mañana con su pequeña a un parque infantil. Hacía tiempo que no pasaba tiempo con su hija fuera del Palacio del Este.

— Chiasa también es feliz. — Exclamó con una enorme sonrisa.

Montada en los hombros del morocho podía ver muchas más cosas mientras comía algodón de azúcar. El vampiro estaba contento también, porque sentía que redimía su comportamiento de hace un par de días, cuando había hecho llorar a Chiasa por su vínculo con Mokomichi.

— Me pregunto si Hayami todavía ve a través de los ojos de Chiasa. — Pensó, en tanto su pequeña bajaba de sus hombros y le pedía subir a un juego.

A una prudente distancia, varios pares de ojos seguían los movimientos del vampiro, pero tenían por objetivo capturar a su hija.

— Lo sabía, solo era cuestión de tiempo, tarde o temprano el magnífico clan Kim bajaría la guardia. Bien, es momento. Quiero a esa niña.

Las últimas palabras del hombre han sido la orden para el puñado de hombres y mujeres que se movieron de inmediato. El caos se desató en el parque infantil cuando armas de fuego fueron disparadas. ChangMin abrazó a su hija y analizó la situación al instante. No fue necesario pensar mucho para saber que estaban tras de él. Así que se apresuró fuera del parque para evitar que inocentes fueran lastimados. Subió a su auto y ordenó a Chiasa a refugiarse en el asiento trasero.

— No te levantes en ningún momento, Chiasa.

— Sí, mami.

El morocho condujo a toda velocidad, saliendo a la calle y esquivando otros autos emprendió la huida. Intentó comunicarse con su hermano pero el servicio de la red estaba caído.

— ¡Maldición! — Bramó, comprendiendo que ha caído en una trampa.

— ¿Mami?

— Tranquila, Chiasa, mami se encargará de todo.

— Tengo miedo.

— Está bien cariño, tener miedo no es malo.

La pequeña escondió el rostro contra sus rodillas, y tuvo una visión en ese momento. No era bueno para ella, ni para su madre.

Varias camionetas comenzaron a darle alcance, y a cerrarle el paso cada que intentaba tomar el camino al Palacio. De esa manera eran ellos quienes lo estaban conduciendo a donde querían. El morocho comenzó a preocuparse, por lo que sabe, en esos momentos no solo vampiros o licántropos estarían siguiéndole, también mortales. Aunque los vampiros no pueden salir a la luz del sol, usan trajes especiales que les permiten salir de día. Su fuerza y habilidad se ve afectada, pero todavía estaba seguro de que el puñado de licántropos era superior en número, y que todos ellos debían tener municiones desarrolladas especialmente para herirles.

Uno, dos, varios golpes más, recibió el auto del vampiro morocho, no solo por las camionetas que le cerraban el paso, sino también por los autos que él alcanzaba a rozar en las calles. De pronto fue impactado por tres camionetas, desde atrás y a los lados. El golpe le obligó a frenar para evitar dar de lleno contra el muro de un edificio.

Esos segundos de distracción en lo que su auto frenaba y miraba por el retrovisor, fueron suficientes para que un puñado de licántropos se le fueran encima. Las garras de las bestias desgarraron el metal del techo, rompieron las ventanas y le obligaron a salir. El vampiro ha adoptado su naturaleza nocturna y acabado con dos de ellos en segundos. Sin embargo, han tomado a su pequeña.

— ¡Chiasa!

La desesperación se apodera de él, pero cuando intenta tomar un paso delante, otro tanto de hombres le cierra el paso, lo atacan y le nublan la visión.

— ¡Mami, mami!

— ¡Chiasa!

Suben a la pequeña en un auto y este arranca a toda velocidad. Pero a un par de calles el paso les es cerrado por alguien más.

— ¿El híbrido?

Continuará.

Próximamente

CAPÍTULO VI. THE LIGHT IN YOUR EYES

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