lunes, 29 de julio de 2019

Bonus 4.


BONUS
CLAN OGAZAWARA-MOKOMICHI

Para ChangMin despedirse de todos sus hijos era extraño, pero era parte del ciclo de vida. Quizá lo que le extrañaba era que se sentía pronta la despedida, considerando que él junto a su hermano Jaejoong y su fallecida hermana Chae Yun habían vivido durante décadas en el Palacio del Este bajo el cobijo y mandato de WonDae, anterior Adalid del Clan Kim, y un padre estricto en la mayoría de los recuerdos del morocho. Claro que esos tiempos y los de ahora eran diferentes, y probablemente el hecho de que sus hijos sean tan independientes sea motivo.

— Estás pensativo, ChangMin.

— Sí, lo sé. Es porque no me acostumbro a que ninguno de mis hijos esté más en casa. Tengo que confesar que esperé que Chiasa se quedara más tiempo con nosotros, pero mírala, quizo ir y vivir por su cuenta.

— Lo hará bien. Además, es la mujer más poderosa del mundo entero, si algo fuera mal sería la primera en defenderse y avisarnos.

Los amantes estaban en el jardín creado por el teriántropo en su nueva casa, que es un piso exclusivo en uno de los edificios que pertenecen al Clan Kim y en el que solo hay algunas oficinas administrativas de la organización en los pisos inferiores, que para esa hora de la noche de todas formas estaban vacías. Ellos ocupan el último piso, y tienen parte del mismo destinado al jardín, una pequeña terraza y una alberca de adecuado tamaño. Solían salir ahí particularmente en noches como esa, cuando alguno de ellos sentía que necesitaba relajarse y respirar el aire nocturno.

— No estoy precisamente preocupado por su bienestar. Es, algo diferente.

— ¿Te sientes solo?

El vampiro morocho selló los labios. De pronto se daba cuenta de que si admitía así como así que se sentía solo sin sus hijos, su amante podría sentirse menospreciado. O que probablemente pensaría que ya que son los hijos que concibió con Kenryu, su ausencia enfatizaba la de su fallecido amante también.

— ChangMin ah, no te lies solito. Entiendo que te sientas solo sin tus hijos. No me molesta para nada, es muy diferente estar con tu amante a hacerlo con tus hijos.

— No quiero decir nada que puedas malinterpretar, Hayami.

— Ya no malinterpreto nada, ChangMin. Porque por fin tus sentimientos y los míos están en el mismo lugar del sendero. Tu destino y el mío se armonizaron. Así que siéntete libre de confiar en mí, si quieres hablar sobre cómo tus hijos han dejado la cueva, te prestaré mis oídos para ello.

— ¿Incluso si me quejo de ellos?

— Si es lo que mi amante quiere hacer.

El vampiro morocho sonrió, luego fue y actúo mimado con su amante, refugiándose en su abrazo por unos instantes, antes de comenzar a soltar algunas quejas de sus hijos.

— Quien más me tomó por sorpresa fue Chiasa. Realmente pensé que ella querría quedarse a vivir con nosotros al menos unos años más. Que Min Jee y Lotus estén viviendo juntas me tiene impactado también, esas chicas son tan aguerridas en dupla que las admiro. Young Mi en cambio había propuesto compartir piso con su hermana, pero Chiasa se negó desde el principio.

— Solo quiere independencia. Quizá tuvo demasiada atención de niña.

— Bueno, todos la consentíamos demasiado. Sobre todo Tenshi.

— Al menos no quiso ir y vivir con su hermano favorito entonces.

— Hubiera sido muy extraño ¿no? Ya que Tenshi vive con su familia.

— Si lo piensas detenidamente no hubiera resultado tan extraño, tu familia estaba acostumbrada a compartir techo. Me refiero a tu hermano Jaejoong y tú, con sus respectivos hijos vivían juntos en el Palacio del Este, ¿no? Cuando llegué con ustedes, incluso Yoochun y su familia estaban ahí.

— Por circunstancias atenuantes. Bueno, sí, también porque la relación familiar era un magneto entonces. No significa que ahora hayamos dejado de ser igual de unidos que antes, claro.

— Ni siquiera lo pensé. Pero creo que está bien para todos continuar vidas por separado. Se aprende mucho más de esa manera, ChangMin.

— Sí.

Luego de pronto hubo silencio. El vampiro estaba muy cómodo en el abrazo de su amante, mirando la vista nocturna de la ciudad desde su nueva casa. Le gusta también el jardín que el teriántropo ha diseñado y acomodado con sus propias manos, le gusta cómo puede mirar las estrellas y contemplar en silencio la luna llena. Todo se sentía tan bien, que casi parecía un sueño.

Uno del que nunca querría despertar.

— ChangMin ah.

— ¿Sí?

— Tus cinco hijos son maravillosos. Kenryu y tú criaron seres hermosos, de buenos sentimientos, con un gran respeto por los mortales. E incluso si él no estuvo ahí para ayudarte con Chiasa, ella le tenía presente. Kenryu te dio una familia hermosa.

— Tú eres parte de esta familia, Hayami. Los chicos te respetan, y bueno, ya sabes que para Chiasa eres su papá.

— Lo sé.

Sonriendo con cariño, Mokomichi quiso transmitirle que no era como si no se sintiera parte de ella. O que no se sentía cómodo con el trato que le ofrece la menor Ogazawara.

— Estoy agradecido por el amor que Kenryu te dio. Aunque una parte de mí siempre será egoísta y envidiará el momento que pasó contigo, mi agradecimiento es superior. Porque él te dio lo que yo no puedo, ChangMin.

El vampiro enfrentó el rostro de su amante, y sin poder conciliar esa realidad de sus vidas, solo pudo besarle con finita ternura, con ese amor lánguido y dulce que sacude todas sus emociones.

— Gracias, Hayami, por ser el hombre que eres, por amarme tanto, por aceptar mi pasado, estar en mi presente y conciliar mi futuro. Quisiera poder darte un hijo también, uno que lleve tu sangre y la mía, y puedas sentir el inmenso amor que el vínculo biológico ofrece.

— Si estás a mi lado, puedo vivir la eternidad sin conocer ese amor, ChangMin.

El vampiro le besó de nuevo, dejándose hacer cuando las manos del teriántropo trazaron camino bajo sus ropas, tibiándole la piel lentamente hasta encenderle el corazón. Esa noche hicieron el amor con parsimonia, casi como si estuvieran descubriéndose de nuevo, se acariciaron hasta el último recoveco, besando y amando cada centímetro de piel. Se amaron como si ese momento fuera efímero pero al mismo tiempo eterno.

Se amaron con la certeza de que, para ellos, esta era la segunda oportunidad que el destino había diseñado para ellos.
La que han construido juntos.

No sabían, que esa noche lo que ambos deseaban, sucedió.
Que esa noche, las embestidas pacientes y profundas, los románticos gemidos, las cómplices miradas y los apasionados besos, eran más que el contacto íntimo para comunicar sus sentimientos, fue el puente decisivo en la concepción de un milagro.

Por eso, cuando el vampiro morocho sintió esos conocidos cambios en su cuerpo, no lo pensó, se hizo un examen de sangre. El primer resultado lo inquietó, era claramente un positivo pero no pudo sacarse de la cabeza la seriedad con que Mokomichi siempre aseguró que para él era imposible tener hijos, así que lo hizo una segunda y hasta una tercera vez.

— Esto es, increíble. — El vampiro morocho sonrió, todavía incrédulo pero emocionado.

Feliz.
Si estaba 100% correcto, él podría darle a su amante lo que tanto deseaba.
No solo su amante, sino él mismo.

Luego tuvo un ligero sentimiento de culpa, efímero como un sueño que se pierde en los recuerdos. Él no duda, Kenryu no le culparía por seguir adelante. Por amar a otro hombre, porque Hayami era como él en una sola cosa: amándole. Así que estaba bien, era justo, merecido por ambos, tener un hijo propio, sangre de ambos.

— Gracias. Gracias. — Dijo.

No sabe exactamente a quién agradece, al recuerdo de su primer amor, al destino, a su segunda oportunidad de amar. A todo. El vampiro llora en ese momento, de un sinfín de emociones y sentimientos, se permite esos minutos para sí mismo, para tocarse el vientre y sentirse feliz.

Después toma una ducha, prepara la cena, se viste como si fuera una ocasión especial y espera. Espera la llegada de su amante, que sucede cuando el crepúsculo cubre la ciudad. El teriántropo se sorprende por el camino de velas encendidas desde la entrada hasta la salida a la terraza, le sorprende la mesa para dos puesta en el jardín, los platillos preparados como bocadillos, el vino espumeante y su apuesto amante esperándole ahí, con ese aire seductor que le invita a acercarse en silencio, besarle con calma, abrazarle y sujetar firme su cintura, su nuca. Besarle hasta que sus deseos salgan a flote y el vampiro termine sentado en la mesa, sirviendo como plato para los alimentos que el teriántropo degusta con parsimonia.

— Hayami~.

— Qué.

— Hayami, es positivo.

— ¿Qué?

— Estoy embarazado.

Mokomichi levantó la mirada, buscando los ojos de su amante. El vampiro sonreía como nunca le había visto hacer, y ni siquiera podía describirlo, pero era hermoso.

— ¿Qué dijiste, ChangMin?

— Que estoy esperando un hijo. Tuyo, Hayami.

— ¿Cómo? Eso no. ¿En serio?

— Sí. Sí, sí. Vamos a ser papás, Hayami.

El teriántropo sonrió feliz, y mientras se inclinaba besándole de nuevo, compartieron un beso salado, un beso con sabor a lágrimas de alegría y dicha. Y de esa misma manera hicieron el amor esa noche, entre lágrimas de felicidad y placer.


Cuando ChangMin reunió a sus hijos para celebrar la buena nueva de su embarazo, todos los clanes se reunieron en casa. No, en realidad se han reunido en el comando central visto que a esas alturas en casa de ninguno podían reunirse todos.

La sorpresa no fue solamente el embarazo del vampiro morocho, sino también la forma en que todas las familias se han relacionado entre sí. Y cierta tensión en uno de sus hijos y nieto en particular. Por supuesto, se trata de Tenshi y Kentaro, el menor Ogazawara se pregunta si el mayor Park se olvidará en algún momento del atrevimiento de su hijo al enamorarse y tener sexo con el cachorro Park.

— Omma, ¿por qué appa sigue molesto con Kentaro?

— Ignóralo Chung-Hee. Tu padre es un alfa que difícilmente se saca el instinto de encima.

— Sí pero, no entiendo cuál es el problema. En el sexo no es solo una persona la que disfruta ¿cierto? Incluso si ambos somos hombres, es normal que ambos tomemos el rol dominante y pasivo, ¿verdad?

El castaño suspiró. Claro que era normal pero, ¿cómo decirle? Que para él siempre ha existido únicamente el rol receptor.

— Solo déjale ser, cariño. Ya se le pasará.

El menor Park asintió, pero de todas formas no estaba conforme. Así que en la primera oportunidad que tuvo fue y buscó otro consejo. Con su hermano ChulSoo quien, a falta de ganas para explicarle con detalles, le respondió franco y sin rodeos.

— Omma siempre ha sido el pasivo con appa. Para papá es un tema delicado por no entiendo exactamente qué razón. Si alguna vez omma ha sido dominante, nunca nos dimos cuenta y obviamente no lo contaría. Si me preguntas a mí, es normal que Kentaro y tú exploren su sexualidad como quieran, a papá se le pasará en algún momento.

— Omma dijo lo mismo, que lo dejara ser. Pero ChulSoo hyung, ¿qué hay de ti?

— ¿Eh?

— Con Kenji hyung ¿también has sido quien se lo hace?

— ¡Eso no te importa~!

— ¿Por qué te sonrojas?

— ¿Por qué piensas que es sumamente normal de estos temas? Y estamos celebrando el embarazo de tío ChangMin~.

El menor Park volvió a sentirse un poco inconforme con las respuestas recibidas. Tardaría algún tiempo darse cuenta de que en el mundo todavía existía algo conocido como pudor, y otras cosillas como la prudencia, oportunidad, tiempo y más detalles que tendría que aprender a respetar para tener una mejor comunicación con la gente, su familia incluída.


Cuando el vampiro morocho estuvo cerca del parto, el teriántropo comenzó a quedarse en casa con él, tomándose unos días de descanso en el trabajo para eso. Todos los días le visitaba alguno de sus cinco hijos, Chiasa iba todos los días.

— ¿Ya eligieron el nombre?

— Sí.

— ¿Puedo saberlo?

— Koharu. Será Mokomichi Koharu.

Chiasa sonrió, conforme con la decisión de sus padres. Se sentó junto a su progenitor y acarició el abultado vientre, una patadita le saludó por encima de la tripa, y ella se sintió repentinamente más emocionada. Era así desde que su hermanito había comenzado a moverse en el vientre de su madre.

— Cuando nazcas, voy a cuidar de ti Koharu. — Le platicó con tono cariñoso. — Seré una hermana ejemplar~.

ChangMin sonrió ante la actitud de su hija, mientras que en la cocina su amante preparaba la cena para todos. Eran días tranquilos, mucho. Pero había noches en que el vampiro morocho despertaba sudoroso, más pálido que de costumbre y con ojos ansiosos. Quizá porque, cuando tuvo a Chiasa, por esa época Kenryu desapareció. Cuando estas pesadillas lo asaltaban, Mokomichi le abrazaba, acunaba su vientre y le llenaba de besos, no hacía promesas ni vanos juramentos. Solo sabía que sí, que estaría ahí con él para siempre.


El día del nacimiento del primer bebé concebido por un teriántropo, toda la familia se ha vuelto a reunir, ya que el vampiro había decidido tenerle en casa, la asistencia de Reid para el nacimiento fue bienvenida. El pequeño expresó su primer llanto con fuerza, pero en cuanto estuvo en el pecho de su madre se tranquilizó. Mokomichi también estuvo ahí, y no pudo evitar las lágrimas que le resbalaron por las mejillas cuando les vio. Su amado, su hijo.

— Hola Koharu, bienvenido al mundo. — ChangMin le dijo con voz suave, besando la pequeña frente y mirándole con finita ternura. — Mira, papá está aquí. ¿Quieres ir con él? — Dijo, invitando con la mirada a su amante para que le cargase.

Mokomichi no lo dudó, le cargó con sumo cuidado, sonriente y encantado.

— Hola bebé, bienvenido a casa, Koharu. — Besándole dulcemente la frente, el teriántropo se sentó en la cama junto a su amante, dejándose envolver en esa burbuja unos instantes.

Después, poco a poco el bebé fue presentado ante el resto de la familia, de los tres principales clanes de criaturas nocturnas. En tanto, Reid ha hecho lo que ChangMin le pidiera, tomó una prueba de sangre y la analizó, quieren conocer la naturaleza del pequeño.

Cuando Reid obtuvo los resultados se los llevó a la primera oportunidad a ChangMin para que viese con sus propios ojos los mismos. Y más tarde el vampiro lo dio a conocer a su amante.

— Esto puede considerarse un híbrido también, ¿no?

— Bueno, es el primer teriántropo-vampiro con genomas del primer híbrido, supongo que es natural ya que la sangre de Kenryu se unificó a la tuya cuando te dejó su legado. Así que sí, Koharu es un híbrido también. Pero de una generación única, el primero en su especie.

— Koharu estará bien, ¿verdad, ChangMin?

— Claro que lo estará. Nos tiene a ambos para acompañarlo durante su crecimiento. Vamos a descubrir juntos sus habilidades, y ayudarle a aprender, Hayami.

— Sí, tienes razón. — El teriántropo le abrazó, ambos en la habitación de su bebé, que dormía plácidamente. — Te amo, ChangMin.

— También te amo, Hayami.


Con los años, Hotaru habría sido el primero de los integrantes de la nueva generación de criaturas nocturnas. Porque las chicas Ogazawara conocerían la maternidad en algún momento, y lo haría también la menor Jung tras varios años de matrimonio con DongSun. Y la gemela Park con Nima conocerían tal dicha, siendo entonces su hija la segunda bebé concebida con un teriántropo. Y nacerían más como ellos, porque HyunShik tendría un tercer hijo con Byung Hyun; y las gemelas Moore-Gubler concebirían al mismo tiempo también con sus respectivas parejas, siendo DaeHyun y Keitaro los afortunados padres.

EunMi y Takeshi, los Ogazawara-Park, encontrarían el amor con mortales, y tendrían hijos con ellos, escribiendo su propia historia en las interminables páginas de las criaturas de la noche.

Sobre Chung-Hee y Kentaro; bueno, después de años de relación, todavía estaban considerando la paternidad, ya que tras los estudios que se realizaron se descubrió que ambos podían, de hecho, embarazarse.

— ¿Quieres ser madre de nuestros hijos?

— ¿En serio me estás preguntando, Chung-Hee?

— ¿A quién más le iba a preguntar? Idiota.

— Pues, mis recuerdos son bastante claros, y en nuestra primera vez ¡no preguntaste nada!

Oh sí, el menor Park también lo recordaba con claridad.
Porque en aquel entonces él solo tenía prisa por sentirse todo un adulto, y además era sumamente curioso. Así que después de descubrir los juguetes sexuales de sus padres, y tras días de mucho drenarse el cerebro, la joven pareja había terminado en un hotel, usando la mejor habitación disponible.

Kentaro estaba emocionado, como un niño que conoce por primera vez el interior de una suite. Lo que, no era mentira. Era la primera vez que entraba en una.

— Casi parece un departamento.

— Supongo. ¿Vas a dejar de mirar todo para que hagamos lo que vinimos a hacer?

— No eres nada romántico, Chung-Hee~.

— En el fondo así te gusto.

El joven híbrido gruñó, pero no refutó porque era cierto. Y ni era tan en el fondo, el lobo le gusta y punto. Así que se dejó hacer cuando el lobo comenzó a besarle y desnudarle, sin mucho juego previo y sí algo ansioso y hasta torpe. Al menos hasta que le empujó sobre la cama y se instaló cómodamente entre sus piernas.

— ¿Mh? ¿Voy a ir abajo?

— Sí. Me lo haces después, ¿no quieres?

— Sí, quiero. Pero ¿por qué parece que estás a punto de meterlo ya?

Chung-Hee enarcó una ceja cuando su novio retrocedió, casi escapando de sus garras. Pero lejos de escapar, simplemente le extendió una botella de lubricante y preservativos.

— ¿No te parece innecesaria tanta preparación?

— Pues no. Oye, está bien que la tienes un poco menos grande que yo pero…

— ¿Qué dijiste? — Chung-Hee preguntó, apretado la base del pene de su novio.

— ¡Ng! ¡Mierda, eso duele!

— Repite lo que dijiste, Kentaro.

— ¡No te pongas sensible! Además, no es mentira. Y dije menos grande ¡ya sé que tu pene es grande!

El agarre del lobo aflojó, y su mano comenzó a moverse arriba y abajo, masturbándole lentamente, excitándole otra vez.

— De todas formas, Kentaro, somos criaturas nocturnas, sanamos rápidamente.

— Ng~ ¿quieres entrar sin prepararme?

— Sí. — Dijo, mientras rozaba su erecto falo contra el orificio entre las nalgas del híbrido.

Kentaro jadeó expectante, honestamente curioso también.

— De acuerdo, puedas entrar sin dilatarme primero, pero al menos pon lubricante ahí.

— ¿Quieres hacerlo por mí? — Sugirió, con una mirada lasciva que el híbrido jamás le había visto.

— ¿Te salió de pronto vena pervertida?

— Ya sabes quienes son mis padres, así que.

El híbrido le pateó ligeramente el costado ante tal respuesta, luego fue él quien derramó lubricante sobre el falo de su novio, frotándolo para esparcirlo a lo largo y ancho, después respiró profundo.

— ¡Ng! ¡Mierda! ¡Más despacio, despacio Chung-Hee~!

— Lo estoy haciendo despacio, Kentaro.

— ¿Ya está todo dentro?

— No voy ni a la mitad.

— ¡Ng! ¡Mejor prepárame!

— Sopórtalo un poco más.

— ¡Nada, nada de romanticismo, Chung-Hee!

— No es tan pequeño ahora, eh.

— ¡No dije que era pequeño! ¡Menos grande que la mía, menos!

El menor Park sonrió perverso, se relamió los labios, masturbó el pene de su novio y cuando le escuchó jadear excitado, empujó su pelvis entrando por completo.

— ¡Mierda! ¡Avísame, idiota!

— Si te decía te ibas a tensar más.

El híbrido respiró laboriosamente, colocando inconscientemente las palmas de sus manos contra los pectorales de su novio. Aunque más parecía que le estaba pidiendo esperar antes de moverse. Pero claro, su novio no estaba haciendo nada de lo que esperaba, así que cuando él comenzó a moverse, fue y le clavó las uñas en el pecho, arañándole hasta hacerle sangrar, aunque rápidamente las superficiales cortadas desaparecieran y la sangre apenas le manchara de carmín la piel.

— Ng, esto se siente muy bien, Kentaro.

— N-no, creas que tanto, ng.

— ¿No te gusta? — Dijo, balanceando un poco más fuerte su pelvis.

— ¡Ng~! Fuiste muy bruto, Chung-Hee.

— Puedes ser bruto conmigo después también.

El lobo se inclinó para besarle, los labios del híbrido estaban calientes, el interior de su boca igual. Y no le soltaron durante todo el acto sexual. Besándole, lamiéndole, mordiéndole. Las quejas pasaron a segundo plano y prevalecieron los gemidos. Esos que pronuncian el nombre del otro y los que piden por más hasta que el éxtasis los alcanza y derraman sus semillas.

— Te olvidaste del condón, tonto.

— Pero me corrí fuera, así que no te quejes.

— Mi turno.

— Deja que me reponga un poco.

— ¿No eres un lobo alfa, Chung-Hee? — Dijo con tono sórdido, provocándole a propósito.

Luego le empujó bajo su cuerpo, sonriendo con repentina alegría. El menor Park evitó responderle con palabras, pero ya que estaban en ello, le demostraría que era un alfa digno de su casta.

— ¿Qué demonios estás haciendo, Kentaro?

— ¿Cómo qué? Voy a prepararte, amorcito~.

— ¡Demonios, no necesitas!

El híbrido le palmeó las nalgas, luego lucharon un poco y al final el lobo terminó de pecho a la cama, con la lengua de su novio moviéndose en su cavidad anal, provocándole sensaciones raras pero excitantes. Luego la lengua fue suplantada por dedos y lubricante, cuando entraban y acariciaban su interior, los labios del híbrido recorrían su espina dorsal, le lamía la sudada piel y mordisqueaba aquí y allá.

— Tu interior está palpitando, Chung-Hee. Y aprietas mis dedos cuando te froto aquí.

— Cállate, apúrate y entra ya.

— ¿Por qué tan impaciente?

El lobo gruñó. Pero luego volvió la mirada hacia un lado, donde el rostro de su novio aprovechó para besarle largo, húmedo, caliente.

— No es suficiente con tus dedos. Me hormiguea todo el cuerpo, quiero más Kentaro.

Cuando el híbrido le escuchó sintió una oleada de placer correrle de pies a cabeza. Apartó sus dedos con un húmedo chapoteo, y así, sin permitirle darse la vuelta o incorporarse, se colocó sobre su trasero, con las rodillas a los lados.

— ¿Qué diablos intentas, Kentaro?

Follarte como lo pediste, Chung-Hee~.

Acostado y apresado por las manos del híbrido sobre sus hombros, el lobo decidió dejarle hacerlo como quisiera, después de todo antes él también lo hizo como quiso. Sin embargo, cuando sintió el tronco duro entre sus nalgas, inconscientemente tragó hondo. Luego respiró profundo y gimió áspero conforme sintió que le penetraba. Demasiado consciente de cada trozo de carne dura y caliente entrando en él. De la forma en que su propia carne palpitó alrededor del mojado falo.

— Prepárate, Chung-Hee, apenas estoy comenzando.

Le susurró al oído, mordiendo su oreja cuando alejó la pelvis para luego dejarla caer con ímpetu.

— ¡Ng! — Gimieron ambos.

Gemido que se repitió una y otra vez conforme las embestidas del híbrido continuaron marcando la apretada cavidad del lobo. El chocar de la pelvis contra las nalgas, el chapoteo húmedo, el calor, el placer. Todo se arremolinaba en el ambiente provocándoles más deseo y lujuria.

En algún momento no fue suficiente, y Park terminó de costado, con una pierna elevada mientras a su espalda el Jung-Ogazawara azotaba su trasero embistiendo fervientemente, al tiempo en que le masturbaba y le mordía el cuello, chupando de su sangre y sintiendo el orgasmo cerca.

— Ng, Kentaro, ¡más!

— Estoy por llegar, Chung-Hee.

— ¡No te atrevas a correrte antes que yo!

— ¡Ngh!

Recuerdos. De esos que con el pasar del tiempo no pierden frescura en el pensamiento.

— Te corriste antes que yo, Kentaro.

— Pero tú te corriste en mi boca cuando te lo hice oral, Chung-Hee~.

— Cállate, imbécil. De todas formas, ¿qué te parece si tengo nuestro primer hijo? Luego tú traes al segundo al mundo.

— Bueno, me parece. Pero espera, ¿tu papá no va a arrancarme la yugular si te embarazas primero? — Dijo, temblando y todo.

— ¿Le tienes miedo a mi papá? — Se mofó el menor Park.

— Es precaución, precaución Chung-Hee~.

— Entonces ven, voy a follarte hasta que puedas tener a nuestros cachorros.

— ¡Espera! ¿¡No iba a embarazarte primero!? ¡Chung-Hee~!

Algunas parejas nacían simplemente para complementarse.
Incluso en las sombras.
Esas sombras del destino que eran más confusas a medida que las criaturas de la noche evolucionaban.



En la residencia Park-Kim, el azabache saboreaba la piel de su amante con parsimonia, sin saber que las probabilidades para ampliar su clan de lobos de la luz aumentaban a medida que amaba y era amado. Por su pareja, por sus hijos, por sus nietos.

Y sucedía igual para el Clan Jung-Kim, cuyo liderazgo en el Concilio de Sangre era notorio. Y celebraban sus victorias haciendo el amor como a ellos tanto les gustaba, algo salvajes y en lugares insólitos.

En tanto, ChangMin ni siquiera pensaba en cuán bendecido había sido por el destino, habiendo dado a luz a seis hijos, cinco de los cuales ya le han dado nietos. Y uno de ellos quien, entrando a la adolescencia, apenas comenzaba a mostrar su verdadera naturaleza, transformándose a voluntad, con una velocidad superior a la de cualquier otra criatura nocturna, y un profundo respeto por la naturaleza.

— ¿Qué haces ahí, Hayami?

— Vigilo a Koharu.

— Déjalo en paz, no es como si fuera a hacer algo inapropiado con esa linda jovencita.

— No, pero es que.

— Ven, aliméntame.

Y mientras Mokomichi dejaba que su amante mordiera su cuello y se alimentara de su sangre, él no dudaba en cargarle en vilo, gemir ronco y apretarle el trasero. Estaba dispuesto a hacerle el amor.

E intentar, una vez más, concebir otro hijo.





FIN


¡La saga ha concluido! 

Muchísimas gracias por haberme acompañado en otra travesía, tuvo muchos altibajos, y tomó más tiempo del esperado terminarlo, pero debo decir que estoy satisfecha con el resultado. 
Incluso si hay cosas que no fueron descritas, aspectos sin detallar, espero que hayan disfrutado de estos bonus, de esta historia. 

Ya Ne!  

5 comentarios:

  1. Ash no pyedo oonitor monitos aki pero fue algo asi ajcdjfgjelhgsnfbhflek fkeljcgkelshdbkek djvgkslffkwlshvf inserte rsnita kermit lokita *------*
    Lo ame asibmucho mucho ese final con tdos felices es un señor final ����������

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  2. Us no su pusieron as caritas ewe
    ♪ヽ(*´∀`)ノ👏( 'ω' )👏( 'ω' )
    ♡♡♡♡♡♡♡♡♡

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  3. Simplemente digno y perfecto final!!! Que pasó con el alternativo?? Jajajaja gracias por dejarnos saber detalles de Chung-Hee y Kentaro, me encantó esa pareja, el HayaMin con bebé, simplemente todo felicidad!! Mi serie favorita, está trilogía, es muy buena!! Gracias por tu trabajo esfuerzo y amor al YooSu y a todas las parejas, esperaré por más historias, eres la mejor!! 👏👏👏

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  4. Muchas gracias por fantástica serie!!! Fue por demás fantásticas cada una de las historias de principio a fin, creo que todos reímos, lloramos, nos angustiamos, nos emocionamos, pasamos por las emociones habidas y por haber muchas gracias!!!

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  5. se les cumplio el deseo son una familia compleja pero funcionan a la perfeccion... me alegro por hayami me encanta la forma en que controla las cosas y ve a la unidad... pero como todo buen seme y padre le sale los celos jejeje...
    gracias por el vistazo a la vida de todos... las nuevas familias... voy ha extranar esta historia pero adoro las conclusiones que son inicios.... besos y abrazos a la distancia... ea hora de dormir (^^♪...
    matta ne~... <3

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